Visto el primer capítulo, es un Álex de la Iglesia totalmente desatado, para lo bueno y para lo malo. Quizá en exceso, porque no hay casi un momento de respiro, y deja un poco en incógnita si, empezando una serie de manera tan climática, va a ser capaz de mantener el interés en posteriores capítulos, máxime cuando ya se pueden entrever ciertas costuras de guión, mal endémico del director y su co-guionista Guerricaechevarria. Algunos que ya la han visto entera dicen que con los capítulos la cosa se va a ir relajando y ganando en tenebrosidad sin tanta sátira cañí. Esperemos que el amigo Álex no se marque un Penny Dreadful.
El nivel técnico es todo lo bueno que cabía esperar, aunque los momentos de FX siguen teniendo muchas limitaciones, o quizá es que el bilbaíno ha querido sacar provecho de dicha limitación y ha pedido acentuar cierto aroma a stop-motion para homenajear a sus clásicos predilectos del género fantástico.
En definitiva, como era de esperar desde que salió el tráiler, seguimos en racha con la ficción televisiva hispana, con un puñado de producciones de mucho más interés que muchas otras insípidas series estadounidenses o internacionales que se han estrenado este año en las plataformas de pago.
Un saludete.