Trabajé con una "lesbiana radical", con una pareja seria de al menos dos años, en una empresa de logística y transporte, quien echaba pestes de los hombres por norma general y aprovechaba su condición de mujer para escaquearse de los tareas más físicas. Os hablo de una mujer de 1`80 fuerte, quien iba al gimnasio a menudo.
Yo fui su encargado directo y me cansé de sus gilipolleces diarias, la puse en su sitio y empezó a mover peso, como los otros hombres que tenía a mi cargo. Al final no la renovaron, tras cuatro meses, y yo estuve al final casi un año, hasta que la empresa también decidió no prorrogar mi contrato. La perdí la pista, una de las mayores alegrías que he tenido en un trabajo.
Habían pasado diez años y ayer me crucé con ella, cuando estaba con mis sobrinos en el parque donde solemos ir. Allí estaba la tipa chunga (igual de fuerte) con un niño mulato de corta edad, a ojo un par de años, y de repente llegó un maromo muy negro, como un armario ropero de grande (me sacaba media cabeza y yo no soy precisamente pequeño), que la comió la boca allí mismo. ¿No era una "lesbiana radical"?
No sé, no termino de entender a muchas mujeres de este país de bombo y pandereta.