No es mala, es decentilla, está bien... auqnue demasiado larga.
Es una película de grupo en la que no hay grupo. Uno se pasa el film incosnciente y hundido en flashbacks, el otro realmente no es el persoanje que conociamos y solo sale para antagonizar a otro. Este ultimo tiene dos roles, y ya está. Y los otros dos personajes son el gordo y el flaco en una película que no necesitaba dos cómicos dedicados porque todos lo son. Lo único parecido a un personaje es Nebula, aunque la pobre tiene poco que hacer más allá de ser la mamaa en medio de un grupo de chiquillos. La historia es una serie de niveles para alcanzar un objetivo... y ya. No hay mucho drama, y el poco que pretende haber no deja de tocarse de puntillas, como intentando colarnoslo.
Lo de Saldaña y Pratt no tiene tensión porque ya te ofrece la conclusión desde el principio y nunca muestra indicios de que vaya a cambiar. El conflicto es inexistente. Lo mejor es el villano y esos flashbacks... aunque también eso es imperfecto. Tiene los mejores momentos de la película pero los amiguitos son tan empalagosamente Disney que a mi me salía nada mas verlos la vena sádica de los Happy Tree Friends y sonreía más que lloraba cuando esto último era lo buscado... sobre todo, ya que no es solo porque yo sea un mosntruo, porque tanta brocha gorda no da para hilar demasiado fino. Se acaba antes, sí, pero queda más feo.
Con sus imperfecciones y sus virtudes, las dos primeras tenían personajes, desarrollo, trama, y una meta. Aquí parece que quiso rodar unicamente esos flashbacks y a ese villano y utilizó lo que pudo de una serie ya establecida para intentar sostener toda la cosntrucción a base de chistes y chistes, uno detrás de otro, de musica, musica y más música... que hasta esa hay que saber ponerla y aqui resulta cada vez más obvia y torpe.
Y como es el fin de una trilogia, Gunn se saca de la punta del ano una serie de finales falsos abiertos para unos personajes que, aunque medianamente creibles, no desarrolló ni un mínimo. Porque hoy día parece que como somos incapaces de despedirnos los espectaodres de los personajes, pues nos falta madurez para tanto, son los personajes los que nos tienen que cerrar la puerta en las narices de una puñetera vez, a ver si nos largamos a casa.
No sé si los reyes son los padres, pero la ficción si que lo está resultando ser.
Al final la peli brilla porque está rodeada de oscuridad. Marvel tuvo un breve instante en el que pareció que le iba a dar un poder considerable, no absoluto, pero bastante importante, a sus directores... para acabar quitándoselo poco a poco hasta convertir su producción en algo que hace que la cinta de montaje de McDonalds parezca haute cuisine en comparacion. Una pena. Una vez se le han ido los personajes y los actores sobre los que aquellos pocos creadores montaron una base sólida, Marvel ha tenido que volver a empezar sola... y no sabe. Al menos queda ya demostrado de una vez por todas que si algo fue Marvel durante un latido del multiverso, no es por culpa del manta del adorado Feige, sino por un puñado de tios que habían crecido con los comics y nos engañaron al hacernos creer que se habían hecho con las llaves del castillo. Pero ese ratón del infierno tiene de inocente lo que yo de Don Juan. Los nerds se hicieron con el mando, sí... solo para recordarnos que son los nerds los que se tragan la misma mierda cada mes y que son capaces de mandar a los leones al Kirby de turno si con eso nadie les quita su chute mensual (si aquí sueno demasiado como Alan Moore, disculpenme, es que tengo el corazón en Northampton).
Así que visto el percal... pues esto no está tan mal. Gunn al menos tiene algo de personalidad. Mejor o peor, sí que confieso que en más de un instante noté que lo que estaba contando le importaba, y eso no es poco.