Harkness_666
Son cuatro
Un nombre que sonó bastante la década pasada con la moda del cine asiático, creo que algunos de aquí le tenéis en consideración. Especialista en cine de acción “made in Hong Kong” con reminiscencias a John Woo, aplaudido por gente como Tarantino (cómo no), aunque su muy amplia trayectoria abarca más de un género. A ver si alguien puede recomendar cosas suyas.
He visto Fulltime killer y me he encontrado con un potente ejercicio de estilo, aunque un tanto atropellada la trama. La historia juega con los clichés de los asesinos a sueldo y la dualidad de los dos protagonistas/antagonistas; un “samurái” meticuloso y paciente, un histrión que va liándola por ahí, rivales hasta la muerte… y entre medias, una joven confundida, debatiéndose entre ambos, y un policía que intenta darles caza. Cuatro narradores, y estos dos últimos, representantes (en cierto modo) del espectador, sus ansias por formar parte de una fantasía de acción y huir de la realidad, o bien su intención de buscar un sentido que complete lo que está viendo. El tratamiento de los “killers”, por cierto, nada maniqueo, como queriendo mostrar las luces y sombras de ambos “estilos” y el habitual pasado traumático que les atormenta.
To (sin olvidar al que co-dirige) parece un cineasta “puro”, amante acérrimo del cine, juguetón, retorciendo los géneros a placer, introduciendo cierto voyeurismo hitchcockiano sin que desentone, invadiendo su película de citas cinéfilas (Le llaman Bodhi, El mariachi, Leon…). Todo muy trasnochado, es verdad, y muy de su época (los incipientes 2000); poses molonas, músicas y estética cayendo sin reparos en la horterada, realismo nulo (bien asumido ésto)… con unas digitaladas de lo más horrendas y envejecidas (la que abre y cierra, sin comentarios). Con todo, una diferencia notable frente a otros subproductos del estilo. El final (doble) culmina ese afán referencial siendo puro metacine, uniendo verdad y ficción, al servicio de la mítica de ellos dos.
Lo mejor, la parte visual. Un estilo apabullante, heredado del Woo, con ralentís, encuadres grandilocuentes, un montaje milimétrico… y no se ciñe únicamente a las set-pieces de acción pura (difícil quedarse con una sola), sino que intenta mantenerlo de continuo. A destacar, si acaso, las que van acompañadas de música clásica (la presentación con la máscara, lo del final), con una imaginación considerable, metiendo petardos, una manguera…
He visto Fulltime killer y me he encontrado con un potente ejercicio de estilo, aunque un tanto atropellada la trama. La historia juega con los clichés de los asesinos a sueldo y la dualidad de los dos protagonistas/antagonistas; un “samurái” meticuloso y paciente, un histrión que va liándola por ahí, rivales hasta la muerte… y entre medias, una joven confundida, debatiéndose entre ambos, y un policía que intenta darles caza. Cuatro narradores, y estos dos últimos, representantes (en cierto modo) del espectador, sus ansias por formar parte de una fantasía de acción y huir de la realidad, o bien su intención de buscar un sentido que complete lo que está viendo. El tratamiento de los “killers”, por cierto, nada maniqueo, como queriendo mostrar las luces y sombras de ambos “estilos” y el habitual pasado traumático que les atormenta.
To (sin olvidar al que co-dirige) parece un cineasta “puro”, amante acérrimo del cine, juguetón, retorciendo los géneros a placer, introduciendo cierto voyeurismo hitchcockiano sin que desentone, invadiendo su película de citas cinéfilas (Le llaman Bodhi, El mariachi, Leon…). Todo muy trasnochado, es verdad, y muy de su época (los incipientes 2000); poses molonas, músicas y estética cayendo sin reparos en la horterada, realismo nulo (bien asumido ésto)… con unas digitaladas de lo más horrendas y envejecidas (la que abre y cierra, sin comentarios). Con todo, una diferencia notable frente a otros subproductos del estilo. El final (doble) culmina ese afán referencial siendo puro metacine, uniendo verdad y ficción, al servicio de la mítica de ellos dos.
Lo mejor, la parte visual. Un estilo apabullante, heredado del Woo, con ralentís, encuadres grandilocuentes, un montaje milimétrico… y no se ciñe únicamente a las set-pieces de acción pura (difícil quedarse con una sola), sino que intenta mantenerlo de continuo. A destacar, si acaso, las que van acompañadas de música clásica (la presentación con la máscara, lo del final), con una imaginación considerable, metiendo petardos, una manguera…