Loveless - Dirigido por Andrey Zvyagintsev

Miguel_Angel

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Loveless
Una pareja que está en medio del divorcio tiene que enfrentarse a la desaparición de su hijo, que se ha escapado de casa tras una de sus peleas.

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Trailer


Estamos ante la que puede ser una de las mejores películas del 2017.
Andrey crea una trama realmente simple pero muy visceral y dolorosa con dos personajes.

Es increíble como logra hacer que ambos toquen fondo a través de ciertas conversaciones y como muestra la ruptura de un matrimonio en una simple frase.

Sus encuadres siguen estando aquí tan bellos y económicos como siempre pero llenos de significado.

Ahora que acaba de salir en bluray es un buen momento para visionarla, así que hacedlo sin duda.

Un saludo.
 
Una peli muy de ruso borracho y depresivo desvariando sobre el fin del mundo y contando sus penas al primero que pilla. Una patada en el estómago, cine que duele, amargo y desolador como él sólo, que entra como un trago de vodka (perdón por el topicazo) y que te deja igual de hecho polvo. Te pone ante lo peor del ser humano y lo hace sin efectismos, sin provocaciones estériles, sólo con imágenes y con un guión tan simple como eficaz. Y el título no puede describir mejor lo que vamos a encontrarnos. Dos mitades diferenciadas: la primera presenta la rutina de la no-pareja, gente muerta por dentro, dispares lo dos, pero idénticos en su putrefacción interior, incapaces de amar… pero también son personas vulnerables que, sencillamente, no pueden ofrecer al otro lo que nunca han recibido. Ella, una hija de puta sin corazón, él, un pedazo de carne con ojos, pendiente sólo de las apariencias… ambos intentan rehacer sus vidas, pero todo se repite y pronto comprendemos que cualquier cosa que le haya ocurrido al niño seguramente es mejor que convivir con semejantes especímenes (no es gratuita, por cierto, la presencia del smartphone hasta en la sopa, ni la abundancia de algo tan ruso como el alcohol).

La segunda mitad adquiere un mayor componente de atmósfera y de tensión, con la búsqueda activa del crío. Aquí el Andrei hace gala de su pericia con el encuadre y con la cámara en movimiento; los voluntarios avanzando por el bosque, o bien en plena noche por un bloque de viviendas, la exploración del edificio abandonado (permanece en ésto la huella del otro Andrei, sus entornos acuosos y ruinosos, casi engullendo a las figuras humanas)... Cobra presencia una climatología desapacible, de enorme melancolía, una mínima banda sonora… unos espacios que parecen fundirse con los seres que los habitan (gente paseándose por ahí como fantasmas, o bien unos colores cenicientos que presiden incluso los interiores domésticos). Como gran metáfora que es, la trama explora aspectos pasados y presentes de Rusia (referencias a la invasión de Crimea), la dejación de funciones de la justicia, la nueva riqueza que no ayuda a atenuar el malestar… lejos de ser algo gratuito, ésto ofrece un contexto que ayuda a entender a los personajes. De un pesimismo abrumador el final, no exento de lirismo, con ese último y olvidado recuerdo del chaval frente al olvido, al mirar para otro lado.
 
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