...Soy un familiar de un enfermo de Alzheimer y desde luego te aseguro que ninguna de estas entidades (familiares de enfermos de Alzheimer y diabetes que han manifestado el apoyo a tecnicas de clonacion terapeutica), me representa.
Jamás pediré la clonación terapéutica por evitar el sufrimiento que esta enfermedad está produciendo en mi madre y en todos sus hijos y resto de la familia, y ésto por las siguientes razones:
1.- La enfermedad, sea cual fuere la misma, forma parte de la vida, así como el dolor y el sufrimiento. Que las sociedades actuales pretendan "ser como dioses" y tratar de ponerse por encima de la realidad de la condición y la naturaleza humana sólo me produce tristeza o risa cuando me pilla con el punto sarcástico subido. Lo tremendo es que, de igual modo que en el Génesis, una vez comido el fruto del árbol de la ciencia, SIGAMOS SIN QUERER VER QUE NOS HEMOS DESCUBIERTO DESNUDOS, HEMOS TENIDO MIEDO Y NOS HEMOS ESCONDIDO AL PASO DE DIOS.
2.- ¿Significa ésto que hay que desear el dolor y el sufrimiento o buscarlo de un modo masoquista y patológico?. De ningún modo. Todo aquello que dentro del orden natural de las cosas nos es dado evitar o paliar no debe ser desechado. Pero el punto final, la muerte, no es posible eludirlo, como tampoco las diversas circunstancias que a cada uno nos conducen a ella. Forma parte de la vida misma, forma parte de nuestra naturaleza, y tratar de luchar contra esto es de imbéciles supinos.
3.- ¿Es esto resignación o fatalismo?. Esto es lo que dirían los defensores de lo "políticamente correcto", y sin embargo, nada más lejos de la realidad. Se trata, precisamente, de realismo, de entender y aceptar la vida humana tal como es verdaderamente, y no tratar de pervertirla a través de falsas ilusiones de llegar a ser dioses y dominar no sólo el dolor, la enfermedad, sino también el bien y el mal, incluso a la propia muerte. Pensando en esto, veo a la sociedad que tal pretende mucho más enferma que a mi propia madre.
4.- Por último, y para mí lo más importante, el sufrimiento no buscado ni deseado, pero si aceptado cuando llega y ofrecido desde la fe, contiene un valor dignificador y humanizador tan descomunal que sólo se puede entender haciéndolo solidario con el sufrimiento redentor de Jesucristo.
Un saludo.