Que los Floyd marcaron toda una época es innegable, pero por su propio perfil como grupo, y viendo como han evolucionado los gustos musicales con el paso de las décadas, no es menos cierto que su nicho de público ha quedado reducido a cierta clase de aficionados, que son los que disfrutan de este tipo de música con estructuras más elaboradas, duración extendida, y un contenido pretendidamente intelectual. Que no son pocos, eh, pero tampoco son un público masivo que marque tendencia en el mercado.
También carecen de individualidades míticas capaces de trascender al grupo y mostrarse como iconos en sí mismos. Ahora mismo solo tenemos a dos viejos millonarios gruñones que solo suelen ser noticia cada vez que dicen alguna burrada o se atacan entre ellos. Y bueno, Mason está ahí a lo suyo, pasando desapercibido como siempre, salvo para el aficionado especializado. De Wright sólo se acuerdan en su casa (tristemente, porque en lo musical quizá era el que supo empastar los talentos de sus compañeros y dar forma al sonido de los años míticos), y Barrett, que es el que quizá podría haber pasado a la leyenda como individuo, se nos fue demasiado pronto como para haber trascendido más allá de figura de culto.
Por lo tanto, ya digo que es de esperar que el catálogo de los Floyd se valore en 400 millones, y no en 1000. Que joder, está muy bien de cualquier manera, y ya quisieran valorarse así la inmensa mayoría de artistas. Y encima conservando derechos de autor, algo que ni los Beatles lograron en su día (era otra época y circunstancias, todo sea dicho).
Un saludete.