El otro día recordábamos en casa de mis padres al segundo perro que tuvimos. Un pastor belga que cogimos de cachorrito. Lo recordaremos toda la vida, lo tenía todo. Eso sí, le ponías el cuenco con la comida... ojo con acercarte a dos metros, me río yo de las dentaduras de los hombres lobo de las películas, su puta madre.
Y nos acordábamos porque el que lo educó fui yo. En la sociedad actual podría ir a la cárcel a lo mejor hasta por decirlo. Si tu perro o tu hijo (sí, voy a hablar de ambas circunstancias por igual, porque en el fondo somos animales) son mansos, una educación en la que hablas con ellos, razonas, les haces ver con calma en qué se equivocan... es fácil. Pero no todos somos así, el ser humano tiende a hacer ciertas cosas, por algo la humanidad inventó la educación, los valores o saber diferenciar el bien del mal. Hoy en día se busca el buen rollo con los chavales. Pero lo he visto en otras familias, lo he visto en el colegio... TE COMEN.
Al perro lo eduqué imponiéndome. No hace falta pegar. Unas hojas de papel enrolladas que no matan ni a una mosca pero hacen mucho ruido, por sorpresa son más que suficientes. Con mucho tiempo, el perro acabó siendo mansísimo. ¿El problema? El mismo de la sociedad actual: hace falta tiempo, esfuerzo, mucha dedicación. No sirve una cosa sola, no sirve tener tiempo si luego no te esfuerzas y le das el móvil para que se entretenga porque quieres descansar o ver tú también el móvil. También hay que dar ejemplo. Es un trabajo constante de años. Decía Paco de Lucía que de vez en cuando volvía a estudiar los conceptos básicos, porque llega un momento que los olvidas y te hace perder esa base sobre la que se sustenta todo tu conocimiento. Con los niños ocurre lo mismo. Ves que aprenden algo, pero de repente vuelven a hacerlo y otra vez a educarlos. Es el cuento de nunca acabar. Y sí, es agotador. Si a los padres, que su trabajo les consume física y psicológicamente, por no hablar de los horarios españoles, que ya hacen que dispongas de poco tiempo, en realidad ni eres capaz de esforzarte, ni tienes tiempo. No se puede educar a una criatura estando con ellos 3 horas al día. Lo único que haces es ver cómo los educan otros, las circunstancias personales que tengan o la propia vida. Entiendo que a medida que la calidad de vida de los países mejora, baja la tasa de natalidad. Ocurre en todo el planeta, es inherente al ser humano. El trabajo te consume mucho tiempo, es muy posible que además te guste y tu cabeza esté ahí incluso fuera de las horas de trabajo. Pero los niños son otro trabajo todavía más tedioso. Entiendo perfectamente que la sociedad no quiera tenerlos.
A nosotros nos dicen mucho lo del vídeo de Nachter, qué suerte tenemos. Vamos a casa de padres de amigos de mi hijo (11 años) y mi hija si no tiene con quien jugar está sin que se entere nadie dibujando o entretenida con lo que sea. La gente alucina. Nuestro hijo está a años luz del resto, a pesar de que tiene un carácter de narices, pero está en otro mundo. Suerte es poder llevarlos a ciertos viajes que cuestan su dinero. Suerte no es llevar a tu hija con 5 años al Caribe en un vuelo que dura fácil 9 horas. Es estar con pico y pala, trabajando sin parar. Es ir en el coche sin dispositivos para entretenerlos. Cuando mi hijo tenía dos años, igual un día nos quedábamos por ahí a tomar unas tapas y no llevábamos nada para él. Se come de lo que haya. Una de las frases más repetidas en mi casa es "esto no es un restaurante". Lógicamente no cocinas cosas que sabes que odian, pero si decidimos que hoy hay pescado, te guste más o menos, esa es la comida. Si no te gusta mucho y comes poco, te jodes. Mucho se critica la comida de los comedores de los colegios, pero mucho bien hacen a tantos niños. El menú es el que es, o lo comes o te aguantas. La vida es así.
Ahora, ¿suerte? Y una mierda. Hace poco nos vino la agenda con una nota del profesor para que firmásemos porque no había hecho unos deberes. La bronca que le cayó... Ese día ya no fue a entrenar a fútbol y al día siguiente no fue al partido. Nos preguntaron algunos padres, por si estaba enfermo. No, está castigado, esto es lo que hay. En cuanto te desvías, se te pone en tu sitio. Es duro, cuando se van a cama llego a salón y el silencio me reconforta más que ver una de Kubrick.
No sé si tengo curiosidad o miedo por la adolescencia. Pero lo que sí tengo claro es que en mi casa se saluda, nos queremos y nunca falta el beso de buenas noches por muy gordo que haya sido un problema. No quita para que jamás hayamos consentido que nos digan una mala frase. Mi hijo es de poner malas caras o hacer gestos. No pasa nada, a lo mejor el fin de semana quería echar unas partidas con la consola jugando online con colegas y se va a tener que joder. Hay que ir a lo que duele. Como decía un primo mío, "¿Dónde pone que cuando tienes hijos tu casa tenga que ser una democracia?". Al llegar del colegio siempre hay que ver qué deberes o tareas hay. Luego ya se verá si hay tiempo libre. Entiendo que a unas edades es muy importante que jueguen y disfruten, pero el colegio es su "trabajo".
Sé que la adolescencia va a ser jodida. MI hijo ya lleva sufriendo a chavalas compañeras de clase que son unas hijas de puta. Pero eso hay que trabajarlo. Como siempre le decimos, peor gente te puedes encontrar el día de mañana trabajando. Ahora, ser buena persona es lo único que te va a defender de acusaciones y que seas educado siempre se va a notar y lo valorará quien de verdad valga la pena. La adolescencia será jodida, pero creo que más por el entorno, en el momento que se entra por la puerta o se cambia o no tengo problema para vender alguna propiedad y mandarlos a un internado donde los adiestren, como los centros donde amaestran a los perros. Y no lo digo como una coña, más de una vez se lo hemos dicho a nuestros hijos