Pues no está nada mal, eh.
Lo mejor, como era de esperar, es Michael Shannon, que brilla en el papel de un asesino a sueldo frío e implacable en su trabajo que, por otra parte, tiene una faceta familiar que es la base de su estabilidad emocional en contraste con un pasado controvertido dentro de una familia rota. Su furia contenida acojona por momentos. También está muy bien el resto del reparto en general, con la sorpresa de ver al mismísimo ¡Robert Davi! Y muy atractivo el personaje secundario de Mr. Freezy, otro curioso asesino que vende... helados. Aunque bien es cierto que la psicología de estos personajes es bastante elemental.
El ritmo narrativo es realmente veloz, sin altibajos. Buen pulso. Los 105 minutos vuelan.
En contra, pues que uno no puede despojarse de una sensación de ya visto. Hemos visto muchas películas de este corte y, sinceramente, ya nos las sabemos de memoria, estructura y tics incluidos. El tópico siempre viene a la cabeza.
Pero vamos... que se disfruta y entretiene. Yo digo SÍ.