Vuelve la mierda de maqueta: Beetlejuice Beetlejuice ( Bitelchús )

Sin ser el desastre que podría haber sido una secuela de las que llegan décadas tarde, tampoco acaba de funcionar. Comedia que se esfuerza todo el rato por ser graciosa y no siempre lo logra: valga de ejemplo Catherine O’Hara, esa caricatura humana que aquí se nota que no pinta nada y la han convertido en una Estela Reynolds de la vida.

Los guionistas, como viene ocurriendo con todo el mainstream de un tiempo a esta parte, se piensan que están escribiendo una serie, pero eso sí, con todo muy mal rematado y comprimido en un par de horas, muchos personajes, mucha subtrama, con la sensación siempre de exceso. Se resuelven sin muchas contemplaciones: criminal lo del novio cadáver, que lo finiquitan literalmente con un gag sacado de la manga, y en cuanto a la Bellucci, para qué decir nada, pese a la certeza de que esta mujer siempre va a deslumbrar la pantalla con cualquier cosa que haga, incluyendo naderías como esta.

El mejor vuelve a ser Keaton, fusionado con su Bitelchús y al igual que él, convertido en un eterno y desenfrenado no-muerto por el que no parecen transcurrir los años. Pocas pegas en cuanto a efectos especiales, maquillaje, etc. que marcan una continuidad con el film de 1988 y evitan, eso sí, el temible empacho digitaloide.

La estrategia está clara, rascar nostalgia y pescar también algo entre la muchachada con Miércoles de por medio. El tinglado lo resuelve Burton a golpe de videoclip (se agradece que no tire de temas muy sobados), arranques musicales a modo de fugas un tanto gratuitas, o en las que no pasa nada (lo de ella en bicicleta por el pueblo) pero que precisamente elevan el conjunto. Mete los homenajes que nos podíamos esperar a la anterior, los gags con mala leche (el found-footage, los influencers y el inevitable paso del tiempo) pero también a Mario Bava o a Peter Jackson... este último en especial un desfase bien gamberro que sí que te lo esperas menos en una cosa para todos los públicos.

Los personajes nuevos entiendo que vuelven a buscar ese aire de cuento infantil, pero de nuevo no lo logran, o bien se quedan en el chiste con patas (Dafoe). Juventudes descreídas de lo fantástico y concienciadas, padres ausentes y Lydia con la crisis de los cuarenta, atrapada en su propia iconografía gótica que ahora se ha convertido en producto y en fórmula, de la que no puede escapar, ya que hay otros, auténticos vampiros y fantasmones, que le absorben (estos sí) el alma… seguro que esto a Tim le suena cantidad.
 
Qué desastre, amigos. Qué pésima estructura de guion. Subtramas al pilpil. Resoluciones de Knight rider.

Nunca más, Tim.
 
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Nueva entrega en la moda de las secuelas tardías, cuyo mayor defecto es que ninguno de sus participantes cree en lo que está haciendo ... y no es para menos, porque se ve venir todo giro argumental desde el primer momento en que te proponen cada situación, típico de un texto concebido con pura desgana. Todos los actores están fatal, sin dirección ni caracterización alguna, hasta Keaton, que con sus 200 kilos de maquillaje no es capaz de disimular lo viejuno que está. Los homenajes y momentos musicales, pues muy cucos, pero no es que sea mérito de la peli, claro.

Al final, todo esto suena a proyecto entre amiguetes demasiado dilatado en su tiempo de concepción, cuya princupal motivación parece principalmente el quitarse el marrón de encima cuanto antes y que los pesaos dejen de dar la lata con la deseada secuela. Y de paso cobrar el cheque, claro. 36 años son demasiados, y cuesta no creer que tras terminar el producto, Burton se haya dicho a sí mismo 'pa qué?'.

Un saludete.
 
De acuerdo con todo lo dicho. A mi la primera, en su momento, me hizo cierta gracia, personajes y situaciones, simpáticas, incluso, en algún revisionado reciente, me ha llegado a entretener pero con ésta, al poco tiempo de empezar, ya estaba deseando que terminase.
 
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