El cine y la literatura reflejan una visión del ajedrez que hacen el juego poco atractivo, porque se centran en una visión del ajedrecista como un sujeto obsesivo, paranoico, rayando la locura.
Que el reflejo sea distorsionado no le resta cierto fundamento. Steinitz, Nimzovich, Rubinstein, Fischer, pueden servir de modelos.
Personalidades como Lasker, Capablanca, Najdorf, Spassky, parece que interesan menos.
La película
El jugador de ajedrez no está mal, a pesar de que el protagonista pertenece a la categoría de los jugadores “locos” (algunas de las cosas que dice se atribuyen a Steinitz). Al margen de la calidad que pueda tener por quienes participan (Bruno Ganz es el actor principal y la dirige Wolfgang Petersen), si la recuerdo es porque reconocí un final de partida. Se puede ver
aquí.
Respecto a la partida real
los colores se han cambiado, y en la penúltima jugada el caballo va a la casilla de la esquina capturando una torre. Parece una tontería pero que exista una torre que capturar le da un matiz vulgar a la jugada, de utilidad práctica, que le resta grandeza.
Después de que las blancas capturan en su última jugada el peón de b7,
el negro tiene dos jugadas equivalentes para llevarse el punto: Dama c6 o Dama c7. Pero la estética cuenta, así que solo hay una jugada ganadora:
Quien jugó con negras pertenece por desgracia al estereotipo mas extendido de jugador de ajedrez
Albin Planinc
Vaganian, a pesar de lo que pueda parecer por esta partida, pasaba por ser tan fuerte como su coetáneo Karpov. Pero este buen hombre era perezoso, poco trabajador. “Normal”, vaya.
Respecto a lo de abandonar “en la vida real” frente al mate por sorpresa en la ficción, tienes razón en general. Pero, ¿cómo se explica que Bronstein no juegue inmediatamente Caballo e6 (jaque) seguido de Caballo d4?
http://ajedrez.chess.com/blog/airbus/blunder-of-the-century
¿Y como es que Ivanchuk no ve un mate en una?