Asisto asqueado a este sainete de Dédalos estupefactos, sin dar crédito a lo que mis ojos ven y mis oídos escuchan. Y no me refiero al más espantoso de los ridículos que toda esta casta de mamporreros del poder acaba de hacer, sino a sus desesperados intentos por mantener el relato y estirar el chicle un poco más, al más puro estilo Sanchez (cuál si no).
En lugar de sacar del desván los residuos de dignidad que puede que les queden, reconocer sus errores, pedir disculpas y ejercer su labor (informar), se lanzan cuál bando de patitos a tratar de pasar desapercibidos, poner en valor que el presidente ha pedido perdón (y pelillos a la mar), o enzarzarse una vez más en la pestilente tarea de matar al mensajero. Eso, cuando no están tratando de reflotar la mierda del pasado, entregados a la nobilísima tarea de convencernos de que “todos son iguales, y por tanto que más te da, mejor que no gobierne la ultraderecha.”
Ls verdad, no sé qué salida va a tener esto en un país como España. Cuando la mierda salió a borbotones de las alcantarillas del caso Watergate, la prensa fue martillo de herejes, y toda a una se lanzó a dirimir responsabilidades y no dejar respirar a los culpables, tanto políticos como informadores. Y no dejaron títere con cabeza, como debe ser. Aquí, no. Aquí, pareciese que el máximo interés de esta recua de mal llamados “periodistas”, fuese diluir con el tiempo, cubito a cubito, y esperando un nuevo escándalo que tape al anterior, todo lo sucedido, dejando pasar los meses y los años hasta que papá PSOE consiga hacerse con todos los recursos del poder y, pucherazo mediante, pueda prorogar un poco más este estado de bienestar podrido en el que medra esta gentuza. La alternativa sería hacer su trabajo, informar sin sesgos y con rigor, obligar a asumir responsabilidades a quien no quiere hacerlo, y en definitiva, ejercer de aquello para lo que se supone que estudiaron (algunos al menos). Ser PERIODISTAS. Pero no veo indicios que me empujen a creer en ello.
Por eso, cuando todo esto se derrumbe, y perdida toda esperanza, vean su ciclo terminar, no deberíamos tener piedad de ellos ni de sus cantos de sirena, cuando se lancen cual buitres contra los despojos del cadáver que los alimentó en el pasado. Si este fuera un país normal, los Gabilondo, Broncano, Pardo de Vera, Inxaurrondo y demás basura, deberían ser purgados y aniquilados, una vez acreditada su incompatilbilidad con el mínimo de decencia y deontología que se les debería exigir para ejercer como informadores. Y si quieren ver esto como un síntoma de ultraderechismo, que hagan examen de conciencia y analicen cuántas veces en los últimos años han sido dignos discípulos del doctor Göebbels.