En España, era de prever. Se siguen erosionando los derechos y las libertades, aún cuando se sigue recortando en lo esencial como es la educación o la salud de una persona, cuando vemos que el Estado no da lo que de él se espera, y cuando y sobretodo, la gente no tiene oportunidades tan básicas como ser un honrado trabajador. Y con todo ello, las noticias referente a recortes, paro, corrupción, quiebra de Universidades, de CCAA, jubilaciones de banqueros, no jubilaciones de trabajadores, ayudas bancarias, eliminación de ayudas a dependencia. Las noticias se repiten cada día, cada día hay algo que justificaría enfadarnos mucho. Pero claro, estas noticias se repiten, entran dentro de la normalidad. Ya nos da igual cuanto se llevo Urdangarín o el número de esposas del Rey, cuanto se llevo Cascos, y cuantos millones han volado de Ayuntamientos gracias al Gürtell. Porque la corrupción, el mamoneo, el dedazo y los recortes, son la normalidad.
Lo extraordinario por lo tanto, es que algo se hiciera bien, pero esta acumulación de despropósitos hace que uno se acostumbre, que de un mes a otro no abarque ya el torrente de cabronadas para acumular cabreo. No nos acordamos de lo que nos hizo llevarnos la manos a la cabeza hace tres meses.
Y encima, los políticos poco menos que se ponen el papel de víctima ante los pocos que tienen narices para decir "no me toques más los cojones". Aceptamos que hijos de la gran puta engominados nos digan que como hay crisis, nada mejor que privatizar hospitales con el fin de que una hija de la gran puta de una ortopedia te quite la ortopedia por no poder pagarla. Y el hijo de la gran puta engominado, que no es médico, no es que busque arreglar la sanidad, no, busca crear un negocio para ciertos intereses económicos, donde los accionistas son, casualidad, gente muy próxima al PP. Pero claro, la primera impresión es un grupo de capital riesgo, expertos ladrones que seguro que están muy interesados, una vez tengan un hospital en invertir en que ese hospital funcione bien. Porque como todos sabemos, los fondos de capital riesgo, viven de aumentar los gastos de lo que compran, y no dejarlos reducido a la mínima expresión para trocearlo y vendérselo a tu primo de la bolsa de Singapur.
Y ahora, cuando la política es el reflejo de esos intereses y no de la ciudadanía que presuntamente les ha votado en un proceso limpio y transparente, cuando el ser diputado no es más que ser un pedazo de gilipollas sin opinión propia (ya piensan por él las élites del partido), cuando el nivel de sinvergonzonería es tal, que me cago en la madre que los parió a todos... Seguimos hablando de democracia, de soberanía nacional y excepto yo, nadie más se ríe cuando un cabestro de estos se atreve a citarlo como si existiera.
Así que en esta pseudo democracia reconvertida en totalitarismo financiero, creo que hay bastantes cosas que hacer. Para ayer, mejor que hoy. Y visto, que la política no es algo en lo que podamos confiar (el CIS dice que no confiamos en la política y será por algo), y visto que no existe vida inteligente dentro de la misma, así como valores tales como honor, honradez, sinceridad y responsabilidad. Viendo que esas lagartijas mandan sobre mí, sobre mi vida, sobre mi futuro y sobre mi libertad (lo que no deja de ser profundamente insultante), hay que plantearse que hacer para recuperar nuestros valores como ciudadanos, recuperar algo que nos han robado (y que nos dicen cada día que no hace falta para que no la reclamemos), hace falta tener dignidad, dignarse y decirle a los indignos que se metan los recortes, los robos, los trapicheos, las corruptelas, las mafias, las putas, los putos, las Infantas y todo lo que sea indigno como para continuar un día más decidiendo por España, decirles que se metan todo esto y a si mismos por el culo.
Así que nada, propuestas para ser dignos.
Lo extraordinario por lo tanto, es que algo se hiciera bien, pero esta acumulación de despropósitos hace que uno se acostumbre, que de un mes a otro no abarque ya el torrente de cabronadas para acumular cabreo. No nos acordamos de lo que nos hizo llevarnos la manos a la cabeza hace tres meses.
Y encima, los políticos poco menos que se ponen el papel de víctima ante los pocos que tienen narices para decir "no me toques más los cojones". Aceptamos que hijos de la gran puta engominados nos digan que como hay crisis, nada mejor que privatizar hospitales con el fin de que una hija de la gran puta de una ortopedia te quite la ortopedia por no poder pagarla. Y el hijo de la gran puta engominado, que no es médico, no es que busque arreglar la sanidad, no, busca crear un negocio para ciertos intereses económicos, donde los accionistas son, casualidad, gente muy próxima al PP. Pero claro, la primera impresión es un grupo de capital riesgo, expertos ladrones que seguro que están muy interesados, una vez tengan un hospital en invertir en que ese hospital funcione bien. Porque como todos sabemos, los fondos de capital riesgo, viven de aumentar los gastos de lo que compran, y no dejarlos reducido a la mínima expresión para trocearlo y vendérselo a tu primo de la bolsa de Singapur.
Y ahora, cuando la política es el reflejo de esos intereses y no de la ciudadanía que presuntamente les ha votado en un proceso limpio y transparente, cuando el ser diputado no es más que ser un pedazo de gilipollas sin opinión propia (ya piensan por él las élites del partido), cuando el nivel de sinvergonzonería es tal, que me cago en la madre que los parió a todos... Seguimos hablando de democracia, de soberanía nacional y excepto yo, nadie más se ríe cuando un cabestro de estos se atreve a citarlo como si existiera.
Así que en esta pseudo democracia reconvertida en totalitarismo financiero, creo que hay bastantes cosas que hacer. Para ayer, mejor que hoy. Y visto, que la política no es algo en lo que podamos confiar (el CIS dice que no confiamos en la política y será por algo), y visto que no existe vida inteligente dentro de la misma, así como valores tales como honor, honradez, sinceridad y responsabilidad. Viendo que esas lagartijas mandan sobre mí, sobre mi vida, sobre mi futuro y sobre mi libertad (lo que no deja de ser profundamente insultante), hay que plantearse que hacer para recuperar nuestros valores como ciudadanos, recuperar algo que nos han robado (y que nos dicen cada día que no hace falta para que no la reclamemos), hace falta tener dignidad, dignarse y decirle a los indignos que se metan los recortes, los robos, los trapicheos, las corruptelas, las mafias, las putas, los putos, las Infantas y todo lo que sea indigno como para continuar un día más decidiendo por España, decirles que se metan todo esto y a si mismos por el culo.
Así que nada, propuestas para ser dignos.
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