Anécdotas y recuerdos de nuestros seres queridos

Seoman

Bubbles y Whisky
Supervisor
Mensajes
315.160
Reacciones
3.017.347
Ubicación
Con vistas
A raíz de alguna confesión de algún forero que ha abierto su corazón al resto, he pensado que podría estar bien , como homenaje o recordatorio para nosotros mismos o simplemente para hacernos conocedores a todos, que alrededor nuestro hubo aún gente mejor que se nos fue. Es probable que haya a quien le duela recordar o a quién recordar le suponga un consuelo. En cualquier caso para los demás es un regalo. Contar historias de un muerto es darle un aliento de vida.

Mi abuela
Llevaba unos cuántos años muerta cuando se murió. Se murió cuando murió mi abuelo. Eran vidas siamesas. Cuando mi abuelo dejó de respirar dejó de respirar mi abuela y aguantó lo que aguantó la respiración. Refunfuñaba y renegaba en gallego que daba miedo. Tenía tantas arrugas que parecía una bruja o un compañero de la santa compaña.

La vi deslomarse en el campo, cargar como un toro, enfrentarse a los lobos, matar animales, enseñarme a ordeñar vacas, llamarme tolo a todas horas, caminar de noche sobre un crujiente suelo de madera hacia no sabíamos dónde, a puertas nunca abiertas de niño y que solo abría de noche, beber a escondidas Carlos III para olvidar que ya no recordaba nada, la vi crecer hacia abajo, encogerse, callarse, la vi esperar la muerte. Aún la siento a veces en las cosas de misterio, en lo que me da miedo, protegiéndome de ello, como buena gallega. Creo que el miedo le tiene miedo, como a todos los gallegos.

Hacía un caldo gallego de berzas que era lo primero que queríamos cuando llegábamos. Casi antes que darle un beso. Lo olíamos en león, se hacía la boca agua en Lugo, en el cádavo el ruido del estómago era atronador y llegábamos a punto de desmayo a su casa de la carraceira. Entre cinco y seis platos tomábamos antes de pedir que nos lo volvieran a llenar. Era buena cocinera de cuatro cosas pero eran de esas que las empezabas a comer cuando llegabas y cuando te ibas un mes después aún no te las habías acabado. Recuerdo eso y muchas cosas más de mi abuela. Así dejó una pequeña constancia de quién fue.
 
Joder… me acordé de ella nada más leer el título del hilo, cabronazo.

La comida, el amor por su familia, lo suave y calentita que estaba siempre que le iba a dar un beso. Siempre fue anciana, no la recuerdo de joven más que por fotografías. Se fue de repente, no me pude despedir, no tuve valor para entrar en la UCI y recordarla allí.
 
Me acuerdo de las meriendas, del pan con manteca y azúcar, el chocolate, ayudarla en la cocina, guardar la olla de hacer arroz con leche para cuando llegábamos mi abuelo y yo y rebañarla juntos ¡¡¡ no hacía falta fregarla después !!!, ir a catar (ordeñar) las ovejas, atender la huerta, las gallinas,…
 
Mi hermana y yo nos llevábamos bien o mal por rachas, nuestra relación nunca fue una balsa de aceite (la salvé de "manera indirecta" de un intento de suicidio con apenas catorce años, por un desengaño amoroso que tuvo). Sin embargo, me acuerdo de muchas anécdotas, por lo que las más normales se las cuento a sus hijos, unos mellizos de cuatro años ( de mayores sin filtro).
No podía quedarme con una, pero os dejo una breve y sencilla que sirve como ejemplo de su carácter (o te quería a rabiar o te odiaba, sin término medio).
-Una cena de Enfermería en el 2015, Hospital Gregorio Marañón (Madrid).

-Una enfermera recién salida de la facultad (pija y tontita): "Sí, tía, soy vegetariana. Mi familia no me entendía y ahora me respetan."
Mi hermana: "¿ No comes carne? Tú te lo pierdes, el plato de lomo para mi sola. Por cierto, le comes la polla a tu novio?
La enfermera: "Eso no te importa, eres una ordinaria."
Mi hermana: "Por la cara que has puesto he dado en el clavo. Pues no eres tan vegetariana como pregonas, te metes carne en la boca."

La nueva no sabía dónde meterse y las otras compañeras se rieron de ella una barbaridad con la ocurrencia de mi hermana. Apenas la dirigía la palabra fuera del quirófano (operaciones de Traumatología). :mparto
 
Ya lo he contado antes, pero es que estas historias merecen contarse. Y eso que mi abuelo no la mencionaba más que cuando lo torturabas a preguntas con la cansinez que solo es capaz de desplegar un niño, o cuando apareció un casquillo de munición de avión republicano. Ahí no pudo negarse a contar de donde había salido. Pero en esbozos, a tramos, sin darle importancia. Como si nunca hubiese sucedido, así que me creo un poco responsable de su memoria. Esta, memoria histórica de verdad.

Mi abuelo era de un pueblecito de Murcia, con novia castellonense. Andrés y Carmen se llamaban. Era chófer militar, siempre quiso ser médico pero sus padres no podían pagarle la carrera, así que se la estudió por su cuenta y se presentó de estrangis a los exámenes finales, que aprobó sin reconocimiento oficial. Pero esa es otra historia. Así que se quedó en chófer.

Arrancó la guerra civil y a el le pilló destinado en Cádiz, como conductor de un almirante. Zona nacional. Su novia Carmen trabajaba en un almacén de naranjas en Castellón. Zona republicana. Mal apaño.

Un dia un compañero de cuartel le da un soplo. Alguien en el almacén de frutas ha largado que Carmen tiene un novio faccioso. Bueno, faccioso debe ser, porque es militar. O algo parecido. Y Puri fué novia del hijo del alcalde. Y Sarita va mucho a misa. Así que Carmen, Puri y Sarita han tenido que escapar y andan escondidas, porque las quieren apiolar. Se han refugiado en el aljibe de una masía en ruinas. Están con el agua maloliente por la cintura y no durarán mucho.

Mi abuelo no se lo piensa. Mete el contacto del vehículo que más garantías le merece (una ambulancia, Andrés se la juega a lo grande pero no es tonto), y sale disparado, atravesando el frente confiando en su buena suerte. Mientras permanece en zona nacional, no hay problema, seguramente irá con tanta prisa a recoger patriotas heridos. Dejadle pasar.

Pero atraviesa el frente, y empiezan los problemas. Difícilmente puede disimular que ese no es su sitio. Un avión lo ve, lo persigue, y lo ametralla. Milagrosamente, no le dan (aunque la pobre ambulancia acabó como un colador, pero aún operativa). Y más afortunadamente aún, parece que el piloto se queda sin combustible (o le da un arranque de conciencia al ver la cruz blanca de la lona) y desaparece. Mi abuelo tiene la suficiente sangre fría como para parar, bajarse, y recoger unos casquillos. De recuerdo. Recuerdo que abrió la lata de este relato hace muchos años. Afortunado recuerdo.

Durante el trayecto, lo tirotean, lo persiguen, lo insultan al pasar por los pueblos, y hasta se enfrenta a puñetazos con otro chico para robarle la gasolina que tanto necesitaba. Pero llega más o menos indemne. Amigos en común le dicen donde puede estar Puri, y en consecuencia, Carmen. La encuentra, la coge en brazos, la mete en la ambulancia, y emprende el camino de vuelta. Otra vez atraviesa el frente, que ese día, como decía él, "parecía un avispero dentro de una colmena". Pero lo atraviesa y llega a Cádiz.

Misión cumplida. Mi abuela está a salvo, y a el le da lo mismo lo que pase ya. Y lo que pasa, es lo que tenía que pasar. Deserción, robo de un vehículo militar de gran necesidad, que llega prácticamente destruido, y pocos argumentos para defenderse. De hecho, ni lo intenta. Lo importante es que Carmen está bien. El sumarísimo dictamina que será fusilado al amanecer, y para ello se prepara. Pero aquel almirante al que había llevado a innumerables ventas en noches de jolgorio le tenía en buena estima. Mueve los hilos, y le conmutan la pena "in extremis". Aquí hay dudas, a mi me dijo mi abuela que lo mandaron a Marruecos como expiación, a mi primo que le mandaron a la batalla del Ebro, a primera línea. En realidad da igual, porque lo que si sé es que estuvo en ambos sitios. Que acabara la guerra vivo, es un milagro. Pero mi abuelo tenía muchos redaños.

Estos dos abuelos son a los que siempre me refiero cuando me hablan de "reparación" por la guerra civil. Si a alguien había que reparar, era a ellos. Pero siempre que en la televisión salía un politicucho del tres al cuarto hablando de "memoria", la apagaban malhumorados, murmurando que por qué narices no los dejaban en paz de una vez. Que ellos ya habían pasado página, se habían abrazado con los delatores, habían perdonado entre lágrimas al malnacido que encontró y asesinó a Puri, y que todo lo demás daba igual. Que ellos solo querían VIVIR.

Por eso me pongo de mala ostia (mucha) con todo esto. Por eso los llamo hijos de puta. Por que no dejaron a mis abuelos morir en paz.
 
Última edición:
Ya lo he contado antes, pero es que estas historias merecen contarse. Y eso que mi abuelo no la mencionaba más que cuando lo torturabas a preguntas con la cansinez que solo es capaz de desplegar un niño, o cuando apareció un casquillo de munición de avión republicano. Ahí no pudo negarse a contar de donde había salido. Pero en esbozos, a tramos, sin darle importancia. Como si nunca hubiese sucedido, así que me creo un poco responsable de su memoria. Esta, memoria histórica de verdad.

Mi abuelo era de un pueblecito de Murcia, con novia castellonense. Andrés y Carmen se llamaban. Era chófer militar, siempre quiso ser médico pero sus padres no podían pagarle la carrera, así que se la estudió por su cuenta y se presentó de estrangis a los exámenes finales, que aprobó sin reconocimiento oficial. Pero esa es otra historia. Así que se quedó en chófer.

Arrancó la guerra civil y a el le pilló destinado en Cádiz, como conductor de un almirante. Zona nacional. Su novia Carmen trabajaba en un almacén de naranjas en Castellón. Zona republicana. Mal apaño.

Un dia un compañero de cuartel le da un soplo. Alguien en el almacén de frutas ha largado que Carmen tiene un novio faccioso. Bueno, faccioso debe ser, porque es militar. O algo parecido. Y Puri fué novia del hijo del alcalde. Y Sarita va mucho a misa. Así que Carmen, Puri y Sarita han tenido que escapar y andan escondidas, porque las quieren apiolar. Se han refugiado en el aljibe de una masía en ruinas. Están con el agua maloliente por la cintura y no durarán mucho.

Mi abuelo no se lo piensa. Mete el contacto del vehículo que más garantías le merece (una ambulancia, Andrés se la juega a lo grande pero no es tonto), y sale disparado, atravesando el frente confiando en su buena suerte. Mientras permanece en zona nacional, no hay problema, seguramente irá con tanta prisa a recoger patriotas heridos. Dejadle pasar.

Pero atraviesa el frente, y empiezan los problemas. Difícilmente puede disimular que ese no es su sitio. Un avión lo ve, lo persigue, y lo ametralla. Miloagrosamente, no le dan (aunque la pobre ambulancia acabó como un colador, pero aún operativa). Y más afortunadamente aún, parece que el piloto se queda sin combustible (o le da un arranque de conciencia al ver la cruz blanca de la lona) y desaparece. Mi abuelo tiene la suficiente sangre fría como para parar, bajarse, y recoger unos casquillos. De recuerdo. Recuerdo que abrió la lata de este relato hace muchos años. Afortunado recuerdo.

Durante el trayecto, lo tirotean, lo persiguen, lo insultan al pasar por los pueblos, y hasta se enfrenta a puñetazos con otro chico para robarle la gasolina que tanto necesitaba. Pero llega más o menos indemne. Amigos en común le dicen donde puede estar Puri, y en consecuencia, Carmen. La encuentra, la coge en brazos, la mete en la ambulancia, y emprende el camino de vuelta. Otra vez atraviesa el frente, que ese día, como decía él, "parecía un avispero dentro de una colmena". Pero lo atraviesa y llega a Cádiz.

Misión cumplida. Mi abuela está a salvo, y a el le da lo mismo lo que pase ya. Y lo que pasa, es lo que tenía que pasar. Deserción, robo de un vehículo militar de gran necesidad, que llega prácticamente destruido, y pocos argumentos para defenderse. De hecho, ni lo intenta. Lo importante es que Carmen está bien. El sumarísimo dictamina que será fusilado al amanecer, y para ello se prepara. Pero aquel almirante al que había llevado a innumerables ventas en noches de jolgorio le tenía en buena estima. Mueve los hilos, y le conmutan la pena "in extremis". Aquí hay dudas, a mi me dijo mi abuela que lo mandaron a Marruecos como expiación, a mi primo que le mandaron a la batalla del Ebro, a primera línea. En realidad da igual, porque lo que si sé es que estuvo en ambos sitios. Que acabara la guerra vivo, es un milagro. Pero mi abuelo tenía muchos redaños.

Estos dos abuelos son a los que siempre me refiero cuando me hablan de "reparación" por la guerra civil. Si a alguien había que reparar, era a ellos. Pero siempre que en la televisión salía un politicucho del tres al cuarto hablando de "memoria", la apagaban malhumorados, murmurando que por qué narices no los dejaban en paz de una vez. Que ellos ya habían pasado página, se habían abrazado con los delatores, habían perdonado entre lágrimas al malnacido que encontró y asesinó a Puri, y que todo lo demás daba igual. Que ellos solo querían VIVIR.

Por eso me pongo de mala ostia (mucha) con todo esto. Por eso los llamo hijos de puta. Por que no dejaron a mis abuelos morir en paz.

Mi bisabuela materna Casimira lo pasó fatal por un "doble hecho desafortunado" durante la Guerra Civil, del siglo XX porque hemos tenido muchas en la complicada Historia de España. Su hijo mayor, Francisco, fue reclutado, con apenas dieciocho años, por el bando republicano, por el mero hecho de llegar antes al pueblo donde vivían (Atanzón, Guadalajara), ni más ni menos. Le prometieron una "generosa" cantidad de dinero en su paga como soldado, mucho mejor que la miseria que ganaba como jornalero, y se subió ilusionado, a la vez que engañado, a un tren de tropas en dirección a Castellón (fue en el último año del conflicto).

¿Qué pasó? En menos de tres meses avisaron a sus padres, su padre analfabeto y su madre sólo sabía leer, de la gravedad de sus heridas, por una bomba, y su estancia en un "hospital de monjas." Su madre dejó a sus hijos pequeños, uno de ellos mi abuelo Luis, con su marido, Paulino, y su suegra, quien le echó en cara "lo poco que quería a sus hijos para irse a ver al otro", para ir en mula a Guadalajara y allí "buscarse la vida" para ir a Castellón. Se coló en un tren de tropas y sobrevivió lavando y remendando la ropa de los soldados, de la misma edad que su hijo, a cambio de comida, de sus raciones. En los pueblos y ciudades por los que pasaban la llamaban puta y cosas peores, algo que no era cierto, y los soldados la consolaban. "No se preocupe, no les haga caso, usted es como nuestra madre. Cuando lleguemos a Castellón la daremos más comida y la ayudaremos a llegar a la dirección que la han dado." :palmas
Llegó al "hospital de monjas" y estuvo cuidando a su hijo, con heridas muy graves, mientras ayudaba a lavar a los enfermos, hacer vendas, etc. Ella tenía "conocimientos médicos" porque ayudaba al médico en todos los partos en su pueblo, como "comadrona oficial." Estuvo un mes y las monjas la dieron la peor de las noticias, su hijo iba a morir en breve y no podía hacer nada por él.

¿Podían ir las cosas incluso peor? Por supuesto, la avisaron de la detención de su marido, ya que le "acusaban de haber intentado robar en la iglesia del pueblo." A pesar de las palizas, para "hacerle confesar" en el juzgado y la cárcel de Guadalajara, siempre defendió su inocencia. Había ido a buscar a su hija pequeña, quien estaba jugando cerca.
Casimira
tuvo que "despedirse de su hijo moribundo", cuyo cadáver acabó en una "tumba sin nombre" y nunca pudieron recuperar, para ir a la estación de tren, intentar colarse en alguno y volver a su casa, en un pueblo de Guadalajara, sin nada de dinero. :pensativo Empezó a llorar allí de desesperación, con sus hijos pequeños en casa de su "bendita suegra." Existen los milagros porque se le apareció "un ángel", algo que siempre defendió hasta sus últimos días. Un señor con traje, chistera, capa y bastón, a saber quién era, se ofreció a escucharla y decidió comprarle un billete de tren...en primera clase. Contaba que no se atrevió a hablar con "esas señoras bien vestidas" en todo el viaje ( hay lagunas en la historia en lo relacionado a la duración del mismo, si llegó o no a Madrid, el precio y otros detalles). Volvió a casa, estuvo visitando a su marido en la cárcel casi cinco años y sacó a su familia adelante cosiendo, lavando ropa y muchísimas otras cosas que le dieran algo de dinero.

Epílogo.

Mi abuelo se quedó viudo con apenas 45 años en 1970,tenía cuatro hijas (una de ellas mi madre) y un trabajo a turnos en el fábrica de cemento de Meco, cerca de Alcalá de Henares (donde vivían desde 1965). Su madre, una viuda con 73 años y una salud endeble, fue a vivir con su hijo para ayudarle con sus hijas, algo que pudo hacer apenas dos años ( mi madre tenía trece años y estuvo con ella hasta los 15). La cuidaron entre todos hasta el final.
 
Última edición:
Mi tía abuela Lola (87), la hermana pequeña de mi abuelo, cuenta que ella recuerda de la Guerra Civil los viajes en la borriquilla del pueblo a Guadalajara a visitar a su padre a la cárcel, un trayecto de ida y vuelta que les ocupaba todo un día, las "historias de la cárcel" que le contaba, quitándole hierro en todo momento de su precaria situación, los bombardeos con todos los vecinos resguardándose en una bodega, las penurias tras el conflicto (su madre y ella comiendo en ocasiones un huevo frito para las dos, mojando mucho pan),etc.
Por cierto, no tiene ni idea, por lo pequeña que era, de la posible razón tras el encarcelamiento de su padre y quién le pudo denunciar en el pueblo. Es un enigma familiar...

Mañana os cuento la apasionante historia, digna de un culebrón, de mi tía abuela Vicenta (la hermana mayor de la madre de mi madre). ¡Vais a flipar! De ama de llaves y amante de un empresario de Madrid, con una cadena de ferreterías, a la señora con un negocio propio (en los años 60).
 
No tengo sueño, por lo que paso a contarla...

Mi bisabuela materna (la madre de mi abuela*), Cipriana, trabajaba en la casa en Madrid de Don Alfonso, un empresario dueño de una cadena de ferreterías, viudo y sin hijos, aunque le ayudaba en la administración del negocio uno de sus sobrinos. Con el paso de los años la sustituyó su hija mayor, Vicenta, y ella y el señor de la casa empezaron una relación de puertas para adentro, pues de cara al exterior eran jefe y "empleada del hogar de confianza." Estuvo con él hasta el final de sus días, tras una larga enfermedad, y heredó una importante suma de dinero, dos chalets en Collado de Villalba y el molino de su pueblo, el cual había comprado su "pareja" unos años antes. Montó una tienda de lanas, "La Rueca", porque se daba muy buena mañana confeccionando y arreglando prendas (incluidos los jerseys de lana que hacía con una máquina de tricotar), compró un piso en la zona de Lope de Hoyos (la parada de metro de Alfonso XIII está muy cerca), tenía un administrador, se sacó el carnet de conducir y conducía su propio coche, etc.
Mi tía mayor y una de sus primas estuvieron viviendo con ella muchos años, pero era muy exigente con ellas tanto en los estudios como trabajando con ella (ambas recuerdan que pasaba noches sin dormir para terminar encargos). Mi tía estuvo con ella hasta la muerte de su madre, cuando decidió volver a Alcalá de Henares, y su prima hasta los dieciocho-diecinueve, cuando empezó a ir más en serio con su novio.

Con el paso de los años decidió cerrar el negocio para jubilarse, aunque no devolvió el género de la tienda de ese último año y lo tuvo guardado en la casa del pueblo muchísimo tiempo (parte de esas lanas las tiene mi madre). Compró un piso en Guadalajara capital (por un problema de la estructura del bloque fueron a juicio los vecinos contra la constructora y lo ganaron años después, aunque ella no lo llegó a ver) y empezó a ver fantasmas y conspiraciones en cada esquina, por lo que no quiso saber nada de nadie y vivió sola hasta su triste final, cuando los vecinos se extrañaron de su "ausencia" y llamaron a la Policía Local. Llevaba muerta un mes en su casa y estuvo enferma, de problemas respiratorios y cardiacos, una larga temporada (lo dictaminó el forense). ¡Con ocho sobrinas! Todas eran malas y querían aprovecharse de ella. :fiu

*Aclaro que en todo momento estoy contando historias de la familia de mi madre, primero de la rama paterna y ahora de la materna.

Epílogo.

No voy a dar detalles de la cantidad de dinero que heredaron sus sobrinas, entre ellas mi madre, por respeto.
Por cierto, encontraron diez mil euros en un paquete bajo una mesa, con eso os digo todo. Imaginad el "regalo inesperado" para los señores de "Remar" si lo llegan a encontrar ellos. ¿Lo hubiesen devuelto? Creo firmemente que se hubiesen callado...
 
Última edición:
Mi abuela materna era la caña.
Vivía con nosotros desde siempre (enviudó cuando mi madre era poco más que una adolescente), recuerdo yo tirarme en plancha desde lo alto del sofá, de pequeño era más capullo, y ella gritar ¡Cabronazooo! También como se echaba sal a escondidas, sus cuescos que ni oía porque estaba medio sorda, pasarse todas las tardes leyendo novelas de Corín Tellado y partirse la caja cuando el bueno las pasaba putas en las películas. Siempre estaba con una sonrisa en la cara, la adoro y sigo echando de menos cada día.
 
Mi abuela paterna murió cuando yo tenía 6 años, pero tengo un montón de recuerdos de ella. Me llevaba a natación todas las tardes de lunes a jueves. Hacía tortilla de patatas cada vez que íbamos de visita, porque empezada la tortilla, nos quedábamos a cenar en su casa sí o sí. La tortilla de patatas era mi plato favorito, y ella la hacía de forma que nunca he vuelto a ver, con leche y levadura. La tortilla de patatas y la botella gigante de Coca Cola en la mesa son cosas que asocio automáticamente con ella. Tenían un perro lanudo, y me solía subir encima del perro y ella lo sujetaba para que me montara, como si fuera un caballo. Lo que tenía que aguantar el animal.

Conservo en casa de mis padres, a buen recaudo en una caja vieja de metal donde guardamos todos recuerdos, dos muñecos que me compró en la playa de Gandía en su último verano con vida, Hulk y Hulka. De esos muñecos de plástico sin articulaciones que se vendían entonces en puestos y mercadillos.

Una vez ingresada en hospital, se suponía que ya no la iba a volver a ver. Yo tenía 6 años y no dejaban subir a los niños a planta en el hospital. No sé si la edad mínima eran 13 años para subir, algo así. Recuerdo, como si fuera ayer, que mi abuelo me llevó al hospital en coche. Podía entrar en la primera planta, donde estaba la recepción, floristería, tienda de regalos, quiosco... pero no subir. Normalmente yo me quedaba bajo con mi madre y mi padre subía a verla.
Pues bien, sin previo aviso, mi abuelo me pilló en volandas y me subió por las escaleras en un momento en que la de recepción se ausentó, y me subió a ver a mi abuela. Recuerdo que había otra mujer en la habitación con ella. Solo estuve un minuto, pero es un momento que me llevo, y siempre agradeceré a mi abuelo que me permitiera vivirlo.

Con mi abuelo paterno, que aún vive, aunque bastante impedido, tengo un recuerdo que no me resisto a contar. Nos recogía del colegio los viernes y nos llevaba a su casa a merendar. Antes, pasábamos por el videoclub y pillábamos una peli para ver hasta que, a la hora de cenar, nos recogía mi padre. Pues bien, mi hermano y yo éramos de esos críos que se encaprichan con una película y la ven una y otra vez. Y en aquella época, era "Muñeco diabólico", la primera parte. La alquilamos TODOS los viernes durante un par de meses. Y mi abuelo se cabreaba. "¿¡Pero otra vez la misma!? ¿Pero otra vez vais a coger esa? Se van a creer que sois tontos". La dueña del videoclub se descojonaba con nosotros. Pues fijaos si se descojonaba, que me la encontré por la calle hace 5 o 6 años, y se acordaba perfectamente de mí y de nuestra "movida de los viernes" :lol
 
Que sepáis que con lo sensible que estoy desde el COVID, todos estos pedacitos de vuestra historia son para mí como un regalo. Y me encanta que queden aquí recogidos para la posteridad. No sé si la puse en el pasado pero tengo una foto de mi madre que es la ostia. Colonos americanos en la posguerra española.
 
Perdí a mi abuelo paterno*, Roque, con apenas trece años, enfermó en el verano del Barcelona 92 y murió en enero del 93. Un cáncer de pulmón, con metástasis, acabó con él en un abrir y cerrar de ojos. Mi padre estaba muy unido a él, al haber trabajado juntos en la finca de reses bravas donde vivieron ( en 1972 mi abuelo hizo el petate con mi padre y mi tío, vinieron a Alcalá de Henares y encontraron trabajo en menos de un mes).
Mi abuelo trabajó muchos años en una fábrica de forja (estructuras metálicas) y recuerdo las tardes que íbamos a verle (mi abuela no nos quería porque éramos hijos de "una mujer que no era hija suya"), su llegada del trabajo y cómo jugaba con nosotros dos, mi hermana y yo, a pesar de lo cansado que estaba. Le despeinábamos, pues iba peinado con cortinilla para tapar la calva, y él nos hacía cosquillas mientras nos contaba chistes y anécdotas graciosas ( a estas alturas no las recuerdo y me da muchísima pena). ¡Era el mejor! :llanto

*No fue al colegio y le enseñaron a leer, escribir y hacer cuentas unos pastores trashumantes de Guadalajara. No era un "paletillo" y leía el periódico los fines de semana (siempre "El país"). Con la venta de unas vacas, las cuales tenía en la finca donde trabajaba, compró un piso a estrenar (300.000 ptas en 1972), con ascensor y portero físico, en uno de los barrios nuevos de la ciudad. Así llegaron mi abuela y sus dos hijas menores en verano, de un cortijo con pocas comodidades a ese lujo.

El verano del 1992 fue uno de los peores de mi infancia porque mi abuelo estaba enfermo, tenía unos dolores recurrentes que ni mi padre le pudo quitar con sus masajes (era masajista deportivo titulado por las tardes) y el médico le dio la mala noticia de su enfermedad, y pasé unas vacaciones de infausto recuerdo en un pueblo de mierda en Salamanca. Por culpa de mi tía, hermana de mi padre, y su marido perdimos la señal de un piso en Sevilla para ver la Expo 92, ya que se echaron atrás en el último momento (eran una pareja de gilipollas, con un pasado oscuro en las drogas, y siempre estaban dando sablazos a las familias). No estuve tranquilo esos quince días, ni con la retransmisión de los Juegos Olímpicos, yo quería ver a mi abuelo y saber si estaba "mejor." ¡Bendita inocencia!
Nunca olvidaré la última vez que le vi, en el hospital, un mes antes de su muerte. Estaba muy demacrado por los efectos de la enfermedad (con 67 años, dos años de jubilado) y a pesar de todo nos contó sus chistes, pidió a mi abuela que nos diera a todos los nietos el mismo aguinaldo y se despidió de "manera indirecta", sabía que iba a morir. :mutriste
Los ex-compañeros de trabajo y los amigos de mi abuelo bajaron el féretro cuatro plantas, al no caber en el ascensor, por la amistad sincera que tenían con él. Era encantador y un gran compañero y amigo, nadie hablaba mal de él.

Con mi abuela, al quedarse viuda, todo fue a peor**. Se marchó al pueblo, Vilches (Jaén), le dejó el piso a una de sus hijas, la caradura de la familia, y apenas la vimos desde ese momento, si acaso una vez al año. No nos quería, con mi abuelo guardaba las formas, y ya no la hizo falta disimular más.
Mi hermana, dos primos míos y yo sufrimos sus desprecios siempre, por lo que nosotros cuatro fuimos incapaces de llorar su muerte en el 2008. Los otros primos estaban llorando, mientras nosotros nos decidimos a salir del velatorio para hablar tranquilos y sin "testigos."

** En la actualidad no tengo relación ni con mis primos ni mis tíos. Solamente tengo buena relación con una de mis tías, el resto ni tan siquiera conocen a mis sobrinos, cuatro años después de su nacimiento.


Dejando de lado los recuerdos tristes, voy a contar la mejor anécdota de mi abuelo, con todos los nietos y sus hijos juntos, en su piso, en una noche de Nochevieja de los años ochenta.
Mis primos y yo estábamos en el cuarto de estar viendo la repetición de la actuación de Sabrina Salerno. Entró a ver echarnos un ojo y salió aparentemente escandalizado, se lo dijo a nuestros padres y volvió. Se sentó con nosotros a verlo y soltó una verdadera perla de sabiduría: "Con esa me echaba yo la siesta."

:mparto:mparto
 
Última edición:
La verdad es que he leído muy buenas anécdotas en este post, pero la mayoría son de las que dejan un sabor agridulce :(
 
Mis sobrinos mellizos tienen cuatro años y mi situación familiar desde ese momento es mala, tirando a horrenda. Las hermanas de mi madre, residentes en Madrid, no mueven un dedo, solamente aparecen cuando las apetece, y de la misma manera mis primas, con hijos pequeños de una edad cercana. Aparecen y desaparecen, como el Guadiana, por lo que están impidiendo que los primos tenga una relación constante y no se vean de pascuas a ramos.

El principio(2017).
Mi hermana estuvo 40 días en coma (entre la UCI y Cuidados Paliativos, hasta su muerte), por complicaciones en el parto, y mis tías y primas apenas nos ayudaron. Para más señas el marido de una de ellas, un hijo de la grandísima puta que solamente se mueve por interés, le comentó de muy malas maneras a la pareja de mi hermana lo siguiente: "Os estáis aprovechando* de mi mujer, apenas come y duerme, no se ocupa de sus hijas. Me tiene preocupado." Ni tan siquiera llamó por teléfono, así que se ganó unas respuestas con muy mala leche, la situación que quería forzar a toda costa, y un bloqueo en "guasap." ¿Llevar tres veces contadas a mi madre al hospital Gregorio Marañón merecía ese comentario tan despreciable?
No era un interés real porque este tipejo quería tener SUS VACACIONES, a cualquier precio, y "forzó" a su mujer, un cero a la izquierda, a marcharse dos semanas, mientras mi hermana se debatía entre la vida y la muerte, sus hijos necesitaban cuidados las veinticuatro horas y su pareja estaba echa polvo por la situación. ¡Ese tío chulo!
Se negó en redondo a acercarse a dos bebés y se la montaba a su esposa cada vez que iba a verles. ¡Ese macho alfa! Así pasa, mi prima* viene de tapadillo, para que su macho guacho "no se enfade", cuando está trabajando o baja de su barrio a "ver a su madre", consiguiendo un doblete. Ve a sus "sobrinos" cada dos o tres meses.

* Mis sobrinos y su hija pequeña se llevan siete meses. Mi hermana estaba embrazada y llevó a su hija mayor al colegio a diario, hasta que estuvo embrazada de siete meses. Ir a cenar casi todos los sábados a casa de "la prima" no era aprovecharse, llevando una mísera botella de vino barato. ¡No, hija, no! :hail

**Mi prima se crio con nosotros, mi hermana y yo, desde muy pequeña. La considerábamos una hermana, por esa razón lo considero una traición enorme.

¿Podía ser peor la situación?

Subimos mi madre, los niños y yo al cumpleaños de su hija mayor(2018), con la invitación de su madre. Ni mucho menos nos colamos en una "celebración familiar", aunque él me dedicó una mirada asesina nada más cruzar la puerta. No tuvo los santos cojones de decirme ni una sola palabra, más allá de su mala cara. ¿Por qué no le dijo a su mujer que nos invitaba a marcharnos?

En las Navidades del 2018 me calenté y denuncié la situación en mi blog*, sin cebarme con él puesto que no le considero de mi familia, pero él aprovechó la situación para enseñárselo a su mujer. Vino echa una fiera e intentó cantarme las cuarenta, cuando en todo momento yo tenía la razón, quizás eligiendo mal las formas. Le dije que no me retractaba ni una sola palabra y tampoco lo iba a cambiar, luego ella estuvo hablando un rato con mi madre de temas banales y se marchó a su casa.
Creí que todo quedaría ahí, pero me equivocaba.

* Nos fuimos mi madre y yo a Asturias con su hermana mayor. El año anterior no nos felicitaron las Pascuas o comimos juntos mis dos tías y mis primas, nos tocó pasar las fiestas solos mientras ellos estaban "juntitos y felices."

En la Nochebuena del 2019 mi madre quiso felicitar en persona a una de sus hermanas, la madre de esa prima mía y suegra del hijo de perra, y nos encontramos en la salida de su casa. No pasó nada, al menos en ese momento.
Mi madre y mi tía se estaban felicitando la una a la otra, nada más, y de repente vi cruzar al tipejo la calle dando voces y gesticulando. Al principio no le entendí por el ruido de fondo de la calle, con los coches pasando, pero estaba gritando: "Tío mierda, da la cara, qué vas diciendo de mi. Qué es eso de decir que soy un aprovechado y me muevo por interés con la familia."
-Nunca, subrayo nunca, he comentado nada sobre su actitud o su manera de ser, no es de mi familia-

Lo dijo una segunda vez apretando los puños y con mala cara, intentando provocarme para que pegarnos allí mismo. No caí en su provocación, le mandé a hacer gárgaras de una manera calmada y elegante, sin insultos de por medio. ¡Como un señor! Mi madre y su suegra no nos dejaron chocar en ese mismo momento. Cada uno se fue por su lado, sin llegar a las manos.
Pero me equivocaba, otra vez...

Pasaron la Nochevieja y los Reyes Magos, pero nadie comentó nada al respecto. ¿Por qué? Además, me enteré por un primo mío, quien pasa las Navidades con su abuela (una de mis tías), que mi otra tía, la que estuvo presente en el incidente, estaba contando que "él llevaba una larga temporada insultando a su yerno por Facebook, por eso fue a cantarle las cuarenta." Dos años largos sin seguirnos por esa red social y, además, le tenía bloqueado, pero "al mismo tiempo" le estaba insultando (lo puedo probar, eso es lo más triste). ¿Por qué no me denunció, si "tenía pruebas", y vino a por mi esa noche? :aloro

Han pasado dos largos años y solamente mi tía de Asturias me ha pedido que le cuente qué pasó esa noche, el resto no. Mi madre, los niños y yo somos unos apestados. Ellos quedan y se divierten juntos, mientras nosotros estamos siempre solos,cuando los niños no están. ¡Él se ha salido con la suya! :mcallo

Epílogo.
Estas Navidades, en Nochebuena y Nochevieja, estaremos de nuevo solos. Mi madre está mal de la pierna y el pie, se recupera despacio, no ve apenas a sus hermanas y sus sobrinas. En mi caso me es igual ese desprecio, pero llevo muy mal verla sufrir de esa manera. Por lo menos estarán sus nietos con ella unos cuantos días, incluido el día de Navidad. :facepalm
 
Última edición:
@dawson se la voy a devolver tarde o temprano, lo tengo muy claro. Cree que ha ganado, pero no es así. Si tuviera más dinero, pues vivo con lo justo, dos tipos con un par de perros de presa le hubiesen dado la del pulpo. ¡Mi gozo en un pozo! :garrulo
Cuando hay un problema entre 2 personas no siempre tiene la culpa una sola persona.
Hablar mal de una persona que no te cae bien 👍 en un bloc pues tampoco es correcto.
Lo de devolverla tarde o temprano no es el camino a seguir.
Hay que seguir hacia adelante en plan positivo y no mirar hacia atrás.
Lo mejor es en estos casos es mostrar indiferencia y no seguir mareando la perdiz.
No vale la pena seguir con el conflicto.
Que cada uno viva la vida 💛 lo mejor 👌 👍🏻 que se pueda.
Un abrazote 🤗 grandote.
 
Cuando hay un problema entre 2 personas no siempre tiene la culpa una sola persona.
Hablar mal de una persona que no te cae bien 👍 en un bloc pues tampoco es correcto.
Lo de devolverla tarde o temprano no es el camino a seguir.
Hay que seguir hacia adelante en plan positivo y no mirar hacia atrás.
Lo mejor es en estos casos es mostrar indiferencia y no seguir mareando la perdiz.
No vale la pena seguir con el conflicto.
Que cada uno viva la vida 💛 lo mejor 👌 👍🏻 que se pueda.
Un abrazote 🤗 grandote.

No iba con él y para más inri dejó un comentario en la página de "facebook" del blog con un icono parecido a este :mparto , el año anterior. Luego se lo enseñó a su mujer para que fuera a por mi. Por esa razón le bloqueé, ni más ni menos. No entré al trapo, lo que él quería, por eso me chocó tanto que viniera a por mi, dándose por "aludido", un año después. ¿Qué tipo de persona hace esas cosas? Está como una regadera el andoba. :fiu
 
Todo el mundo tiene sus imperfecciones.
Yo en tu lugar pasaría de más polémicas.
Pero claro 👍 no soy tú.
Que pases muy buen día 🙂 😊.
 
Siento haber sacado estos trapos sucios en un hilo con recuerdos más o menos alegres. Por esa razón voy a poner un par de anécdotas de mi padre, genio y figura.

1)Un día cualquiera en el trabajo. Se encontró con Pili, una mujer alta y corpulenta ( siempre con kilos de más), en un pasillo estrecho.
Mi padre: "Pili, niña, estás recia. Deja pasar, por favor."
Pili: "Nicolás, tú tampoco estás de pasar hambre(era verdad), me dejas pasar tú, coño."

Pili llevaba de dieta dos semanas, para bajar "unos kilitos." :mparto

2) Entró en la empresa con 19 años y uno de sus mejores amigos, Antoñito, con 17 años. Imaginad las bromas pesadas que se hacían a diario (no dejaban de trabajar, aclaro ese punto).
-Mi padre estaba haciendo de vientre y de repente le cayó un cubo entero de agua fría. Salió como una fiera, después de limpiarse, a por el otro mozo.
-Mi padre le llenó los dos zapatos de crema a Antonio para vengarse. Se dio cuenta cuando ya había metido un pie. Tuvo que volver a casa con las zapatillas del trabajo.
-Antonio le echó un bote de colonia de un litro a mi padre y salió corriendo por la nave, por si le medía el lomo (mi padre abría las cajas sin el "cutter", con el borde de la mano).
-Mi padre le escondió la ropa a Antonio, cuando se estaba duchando después de trabajar. Tuvo que volver a casa con la ropa de cambio del trabajo, limpia, y al día siguiente la ropa de calle la llevaba puesta un muñeco hecho con cartón y plástico de embalaje a la entrada de la nave. :mparto
-Antonio fue en el desayuno a por unos hielos y se los metió en los calzoncillos a mi padre, a traición. Otra vez a correr por la nave...

Mi padre no se la pudo devolver porque dos compañeros, con treinta o más años, les echaron la bronca, sin que el encargado directo se metiera. ¡Menudo par de gamberros!
Mi padre estuvo treinta y cinco años (murió con cincuenta y cinco, todavía en activo); Antonio tuvo leucemia, estuvo dos años de baja médica y trabajó otro año antes de jubilarse, con sesenta y dos. Le vi la última vez en junio y se puso a llorar recordando a mi padre y mi hermana (siempre nos juntábamos las dos familias en la piscina en verano, todos los años, y más de un fin de semana). :mutriste
 
Última edición:
Arriba Pie