Notabilísima propuesta en uno de esos casos claros en que la dirección y la comunión director/actriz se elevan por encima del guión, y es que es difícil encontrar dramas sociales con tantísimos detallitos de puesta en escena (la presentación del conflicto, con ella dormida en primer plano en una hamaca, la habría firmado el mismísimo Hitchcock) y tanto gusto por el encuadre y la planificación. Como digo, las poquísimas pegas se le pueden achacar siempre son de un guión en clave de acertada crítica social pero que sirve para crear el drama principal y poco más, la película se antoja como una enorme disgresión a esa sinopsis, cabalga entre la nostalgia, el "joie de vivre" y las putadas de la vida con una enorme Sonia Braga, y sólo se acuerda de la sinopsis en contados momentos puntuales.
Muy grata.