En más de un sentido. Tan simpático que hasta cuando se le va la pinza engrandeciendo su propia leyenda heroica de triunfador hecho a sí mismo resulta más divertido que arrogante. Lo que me pude reír con su autobiografía (en lugares que no lo pretendían) y lo encantador que resultaba el cabrón cuantas más flores se echaba. Eso no es ser carismatico, es ya tener el carisma como escudo y chaleco anti odio. Uno de mis favoritos de siempre. No tengo héroes, pero de haber cometido la insensatez de haberlos tenido, él hubiera sido un gran candidato. Menos por admiración que por cariño.Qué tío más grande.