Respuesta: El post del cine de animación NO-DISNEY
(
When the wind blows, Jimmy T. Murakami, 1986)
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Con spoilers -
Tengo claro que si hay una película que te pueda dejar sorprendido e impactado a partes iguales por su sencillez pero a la vez por su realismo (escalofriante) ante una situación real es esta. No hay lugar a dudas. Murakami nos narra la situación de una pareja de jubilados, en sí los únicos protagonistas de la película, ante la caída, inminente, de una bomba nuclear.
Lo curioso del caso es como está tratado el tema, con una naturalidad pasmosa, como viven el día a día, como se preparan ante el ataque, como preparan el refugio, como narran las circunstancias, las incertidumbres, como añoran los tiempos pasados, como se enfrentan al miedo, a lo desconocido, como la ingenuidad de la inocencia de la vejez toma forma para concluir ante una desesperación latente pero no carente de cierta ironía, humor y a la vez humanidad.
Murakami, director de cortometrajes y películas de animación, se basa esta vez en la novela gráfica de Raymond Briggs (1982). Dado el potencial del material, tanto Briggs en el guión como Murakami en la dirección aunaron sus trabajos para deparar una de las historias animadas más imprescindibles e impactantes que haya podido deparar el séptimo arte. Lo más llamativo del caso es como se innovó, por así decirlo, en las distintas técnicas utilizadas para la ocasión. Mientras la animación de los personajes es de un estilo sencillo, casi de cuento infantil, para las distintas estancias de la casa - el único escenario de la película - se recurrió a la construcción de maquetas reales para luego fotografiarlas y añadirlas a la animación. El resultado es una mezcla de cercanía tangible y a la vez una perspectiva llamativa, haciendo los giros de cámara, los movimientos y los planos algo sorprendente.
Los dos abuelos son realmente enternecedores, siendo cercanos e inocentes ante las circunstancias del momento. Ella es la auténtica ama de casa, servicial, enamorada de su marido, pizpireta a su manera mientras que él es alguien que vive para su mujer, fiel a sus principios pero obediente al sistema establecido. Las escenas en las que siguen a rajatabla los mandatos del catálogo para crear un refugio es lo que más llama la atención (plausible cuando empiezan a recolectar todos los elementos necesarios como son las puertas, las botellas, la cama, la arena...).
Jim y Hilda, que así se llaman, son la muestra clara de como sería una situación similar de darse el caso ante la desconfianza, la ignorancia de no saber la realidad de los asuntos y a la vez de lo que sucedería de darse el caso al estar expuestos a una radiación. El momento en el que la bomba estalla y explosión lo destruye todo, Murakami se convierte en un poeta visual, recorriendo toda la casa y parándose en el cuadro del día de la boda exponiendo la vida de ellos dos para dejarlo todo en un mundo post apocalíptico y darle un giro bestial a la película.
A partir de este momento la historia toma un rumbo realmente desolador, desgarrador y triste, donde no hay marcha atrás y como la vida de estos seres anónimos pero que se han convertido en personas a las que se les toma cariño van siendo víctimas de la autodestrucción de la radiación. Es tan real que sobrecoge, impacta y nos deja mudos ante la realidad aplastante. Ver como van demacrándose, cayéndose el pelo a ella y como van quedándose sin fuerzas es algo que no deja igual.