"Cuando empecé, ni tan siquiera sabía en qué se diferencia un objetivo de 10 milímetros de uno de 35. Si me hubieran puesto delante un plato lleno de fideos y me hubieran dicho que era un objetivo, me lo hubiera creído". Clive Barker dixit
¡Este tipo es un grande! Un autor en todas sus facetas... un escritor que dota a sus cuentos cortos (sus novelas tieneden más a desvariar) de una extrema fisicidad, todo lo que sucede (y sucede de todo) acaba por sentirlo el lector como si le estuviera pasando a él. Desde extrañas conjuras entre los seres humanos y una milenaria raza reptiloide en los subsuelos del Metro londinense, a manos que se rebelan, cansadas de formar parte del cuerpo, extrañas criaturas primigenias que resurgen para reemprender su antiguo dominio sobre el Hombre, extraños ancianos seniles en una aldea perdida de Oriente Medio que, con sus juegos, deciden el destino del mundo, una mujer insatisfecha de su rol social y sexual inferior que acaba por revelarse como una criatura que sencillamente, no se sabe... QUE es Su imaginario tiende al infinito, y está repleto de monstruos, de todo tipo y características, pero los protagonistas no son los monstruos, sino los miedos, odios, envidias e insatisfacciones de los seres humanos (que suelen ser los verdaderos villanos). Como escritor, revolucionó al mundo literario con sus "Libros de sangre", directos, contundentes y removedores de conciencias y estómagos. Además pinta, compone música... abarca todos los espectros de las artes, supongo que con más talento en unos que otros.
Lógicamente, descubierto desde Gran Bretaña el filon de los "Libros de sangre" había que explotarlo, y el primer paso lógico, una vez extendidos sus libros por el mundo, era llevar sus relatos al cine. Un ignoto realizador, George Pavlou, fue responsable del tema, y llevó a cabo dos pequeñas películas birtánicas: Transmutation (titulada Mundo Subterráneo, en VHS en España) y Rawhead Rex (en video, y en la mítica Noche de lobos, con el mismo título sin traducir).
Si bien de la primera peli no he leido el relato original, puedo decir que es uno de los bodrios de serie Z más lamentables jamás visto, una película sin pies ni cabeza con conspiraciones farmacéuticas y mad doctors a lo Cronenberg, una tribu de mutantes raros aislados en las cloacas y dependientes de una extraña droga, un antiguo espía que se ve metido en el tema cuando raptan a una exnovia... Denholm Elliot y Stephen Berkoff como caras más conocidas del elenco, pero todo absolutamente insufrible. No me extraña que esté totalmente olvidada y sea absolutamente desconocida por estos lares (pues me costó Dios y ayuda conseguirla... para nada).
¡Este tipo es un grande! Un autor en todas sus facetas... un escritor que dota a sus cuentos cortos (sus novelas tieneden más a desvariar) de una extrema fisicidad, todo lo que sucede (y sucede de todo) acaba por sentirlo el lector como si le estuviera pasando a él. Desde extrañas conjuras entre los seres humanos y una milenaria raza reptiloide en los subsuelos del Metro londinense, a manos que se rebelan, cansadas de formar parte del cuerpo, extrañas criaturas primigenias que resurgen para reemprender su antiguo dominio sobre el Hombre, extraños ancianos seniles en una aldea perdida de Oriente Medio que, con sus juegos, deciden el destino del mundo, una mujer insatisfecha de su rol social y sexual inferior que acaba por revelarse como una criatura que sencillamente, no se sabe... QUE es Su imaginario tiende al infinito, y está repleto de monstruos, de todo tipo y características, pero los protagonistas no son los monstruos, sino los miedos, odios, envidias e insatisfacciones de los seres humanos (que suelen ser los verdaderos villanos). Como escritor, revolucionó al mundo literario con sus "Libros de sangre", directos, contundentes y removedores de conciencias y estómagos. Además pinta, compone música... abarca todos los espectros de las artes, supongo que con más talento en unos que otros.
Lógicamente, descubierto desde Gran Bretaña el filon de los "Libros de sangre" había que explotarlo, y el primer paso lógico, una vez extendidos sus libros por el mundo, era llevar sus relatos al cine. Un ignoto realizador, George Pavlou, fue responsable del tema, y llevó a cabo dos pequeñas películas birtánicas: Transmutation (titulada Mundo Subterráneo, en VHS en España) y Rawhead Rex (en video, y en la mítica Noche de lobos, con el mismo título sin traducir).
Si bien de la primera peli no he leido el relato original, puedo decir que es uno de los bodrios de serie Z más lamentables jamás visto, una película sin pies ni cabeza con conspiraciones farmacéuticas y mad doctors a lo Cronenberg, una tribu de mutantes raros aislados en las cloacas y dependientes de una extraña droga, un antiguo espía que se ve metido en el tema cuando raptan a una exnovia... Denholm Elliot y Stephen Berkoff como caras más conocidas del elenco, pero todo absolutamente insufrible. No me extraña que esté totalmente olvidada y sea absolutamente desconocida por estos lares (pues me costó Dios y ayuda conseguirla... para nada).
De la segunda película si leí su relato, aunque el film no aprovecha, que digamos, todo su sadismo y su mala baba. Se trata de un serie B británico, bastante mejor hechoque otros de su misma calaña producidos por los primos norteamericanos, y que, pese a dejar en tierra las mejores ideas del relato, y tener unos actores que van desde lo soso hasta lo increíblemente sobreactuado (ese sacerdote demoniaco...) es infinitamente mejor que la primera, y además, sorprende lo políticamente incorrecto de muchas cosas, como el asesinato de un niño, narrado con total naturalidad, y sin echarle kilos y kilos de melodrama encima. Aunque como película resulte correcta y hasta entretenida, no es Barker, y el escritor no tardó en salir escaldado de las experiencias cinematográficas vividas. Sus relatos, en manos de otros, simplemente... no eran sus relatos.
Así que el tipo decide efectuar una película de muy bajo presupuesto, dirigida por él mismo, y donde pueda tener la libertad de adaptar sus textos al cine sin injerencias de terceros. En un principio, según he leído, iba a ser un proyecto EXTREMADAMENTE BARATO (mucho más de lo que al final fue... que ya quedó bastante barato) pero finalmente, pudo contar con producción americana (pese a que la película es británica). Para empezar a adaptar su obra, escogió una novela corta (muy corta) que venía incluida en una antología suya, Night Visions, y que posteriormente se editaría por separado: The Hellbound Heart (algo así como "El corazón condenado"). En España siempre fue extremadamente dificil leerlo en nuestro idioma, se editó, con su título original traducido, en una ignota revista, Neuromante, y luego nada, hasta que La Factoria lo edito, hace menos de un lustro (y con una traducción que deja que desear, por cierto).
Pese a estar escrita y dirigida por él, la película tiene no pocos cambios, desde el personaje principal, que de amiga enamorada pasa a ser hija del personaje interpretado por Andrew Robinson, y el final (lo peor, sin duda, de la peli) o la inclusión de Steve, interés enamoradizo de dicha protagonista, personaje y actor insulsísimos e innecesarios que está metido a pegotes... pero ya llegaré a eso.
En su día, Hellraiser fue saludada como un soplo de aire fresco en el panorama del cine fantástico. Estaba la gente ya un poco hasta arriba de Freddys, Jasons, Michaels, y demás sucedaneos, hoy totalmente olvidados, pero que entonces se hacían como churros, del slasher ochentero. Hellraiser era algo más, una curiosa historia de sadomasoquismo, amores más bien retorcidos, puertas que es mejor no abrir... para quien no conozca la historia, trata sobre Frank (un vividor que ha ido cayendo más y más hondo a lo largo de su mediocre vida) y Julia (la cuñada del anterior, con quien el primero tuvo relaciones antes de que ella se casara). Frank encuentra una misteriosa caja puzzle cuya apertura trae a nuestro mundo a unos seres que ofrecen la máxima experiencia sensitiva, una especie de placer sin límites. Frank acepta la oferta, con la típica ingenuidad humana, sin tener en cuenta que su definición de "placer" y la de unos tíos que se meten clavos y garfios en la carne, puede no ser la misma que la suya. Es torturado de forma indestructible, y fagocitado por la otra dimensión, de la que vienen esos seres. Tiempo después, Julia y su marido, Larry, llegan a la casa donde tuvo lugar el ritual, y allí Frank retornará, convertido en una indescriptible masa de carne. Para volver a ser completamente humano, necesita sangre humana, que su antigua amante se encargará de ir proporcionandole...
El propio Clive Barker reconocía los orígenes humildes de su cinta, y su falta de conocimiento del medio cinematográfico. El resultado es un guión donde falla, precisamente, todo lo añadido de la novela (el personaje del novio, y el final postizo), los actores británicos son todos unos absolutos desconocidos (y salvo Doug Bradley, y en menor medida Ashley Laurence, todos siguen siéndolo) amigos de Baker salidos del teatro (medio en el que el director también metió el pico en su juventud) sin experiencia cinematográfica, y van desde lo correcto (Andrew Robinson, muy sobreactuado en su papel de Harry el sucio, pero aquí llevando perfectamente todo un cambio de registro) a la sobractuación (Clare Higgins, que pese a todo, esa locura desenfrenada de su personaje es la que acaba por salvarla) a directamente, la zafiedad absoluta (la mayoría de los secundarios, como el novio mil veces mencionado, los dos obreros paletos que trasladan las cosas de los Cotton a la nueva casa, o los tipos con los que liga Julia en los bares, absolutamente patéticos).
Clive ignora muchas de las posibilidades que podría haber aportado el cine a su texto, y se limita a poner la cámara en los lugares donde todo pasa, sin más. Con una pobreza visual similar a la de los primeros films canadienses de Cronenberg (sucia, cruda, desagradable). no obstante, esto acaba resultando positivo, creando un halo malsano y enfermizo en toda la película.
Si cinematográficamente, la película es pobre, ¿porque resultó tan increíblemente popular en su época, y ha devenido en tantas secuelas (tan cansinas como aquellos jasons y freddys a los que hellraiser vino a "sustituir)? Pues en primer lugar, esa dirección artística tan soberbia, retratando un mundo de sótanos oscuros plagados de ratas y asquerosos insectos, calles desiertas y deprimentes, que parecen abandonados, esa imaginería sadomasoquista de cuero y cadenas... en segundo lugar, Christopher Young (casi lo mejor que le pasó a esta película) un compositor desconocido entonces, que se marca una banda sonora que contribuye mucho a crear ese clima tan extraño, que tan refrescante resultó en su época. Los efectos especiales, pese a un presupuesto que yo diría, no superó los cincuenta dólares de entonces, están más o menos bien logrados en cuanto a maquillaje, pero en cuanto a efectos visuales, parecen estar hechos con Paint. Y por supuesto, EL TEXTO. Siendo Barker novelista, y siendo la razón de ser de esta película el poder adaptar al cine con libertad sus obras literarias, el guión (pese a ese par de añadidos que quedan muy pegote) no podía fallar. Desde las continuas referencias al vampirismo (la resurrección de Frank es muy similar a las que mostraban los Dráculas de la Hammer) esos impulsos humanos imposibles de evitar, que son los que acaban trayendo todos los problemas y muertes (es decir, humanos que matan, y monstruos (los cenobitas) que vienen a poner orden) los típicos roles invertidos. Nada nuevo (Tod Browning lo hizo ya décadas antes) pero si... insisto, refrescante, sobre todo en aquella época. Esa extraña caja-puzzle, que abre las puertas de nuestro mundo con el de los cenobitas, un mundo que en ningun momento se nos dice que sea el infierno, como irían sugiriendo las secuelas, y los propios cenobitas, una especie de monjes custodios que simplemente, ofrecen sus extrañas experiencias y su forma de vivir el "placer" a quienes les invocan... lástima que al final, Barker se cargue a esos seres extraños, en absoluto villanos hasta el momento, haciéndoles perder ese aura de extraña santidad que poseían, de no ser villanos, y no molestar a quienes no les llaman. Por desgracia, las secuelas, previsiblemente, tomarían aquel camino iniciado en los últimos cinco minutos de la película, en vez de guiarse por la fascinante inhumanidad anterior de los "angeles para unos, demonios para otros".
La película (no faltaba más) tuvo una innumerable saga de secuelas detrás, que aún hoy continúan. La primera, producida por Barker y con todo el equipo artístico casi intacto, tiene ratos potables, y el resto de las secuelas son totalmente insalvables, siendo la tercera sobre cenobitas en torno a una discoteca, la cuarta, sobre cenobitas en el espacio exterior, con naves espaciales y hologramas de por medio, y a partir de ahí, insertados (ellos y su caja puzzle) en películas anodinas, directo to dvd, algunas incluso no iban a ser películas de Hellraiser, pero se les añadía a los cenobitas, ¡y a correr! Una pena que unos personajes tan extraños, con ese aura mística que les rodea aquí, se pervirtiese tan... enseguida.
A Barker se le ofreció la posibilidad de guionizar y rodar la primera secuela, pero se negó por estar ya involucrado en su siguiente proyecto como director, Razas de noche. Basada en su novela Cabal (que adapta con mas o menos, fidelidad) traba sobre un joven que se ha pasado la vida en psiquiátricos, jodido de la azotea, Aaron Boone. En sus últimos tiempos, ha conseguido la estabilidad gracias a su novia y a su impasible psiquiatra, Decker. No tardará en descubrir que es, presuntamente, el autor inconsciente de una serie de brutales asesinatos, lo que le empujará a buscar un legendario refugio, Midian, una ciudad poblada por monstruos, el único lugar sobre la tierra donde se perdonan todos los crímenes. Incluso los peores...
Un éxito popular, y taquillero, como fue Hellraiser, tenía que ser explotado. Hollywood, quiza creyo haber encontrado otra forma de exprimir el talento literario de Barker, adjudicándole un talento como director de cine que corría parejo a su talento como escritor (cosa que obviamente, no es así; es mucho mejor escritor que director). Falsas espectativas, supongo, pero el caso es que para su segunda película, acabó apadrinándole un gran estudio (la FOX) y contó con un presupuesto que seguramente, haría que el dinero con el que se rodó Hellraiser pareciera el precio de una hamburguesa. Pese a eso, la película no debió ser tampoco ninguna superproducción ni mucho menos, dada la carencia de actores "famosos" en la ficha.
Aaron Boone (un ochentero Craig Sheffer) es igual que en la novela, un chico inestable a quien su psiquiatra le cuenta, ha estado cometiendo inconscientemente una serie de asesinatos brutales. Intenta suicidarse, sin conseguirlo, y en el hospital conoce a otro tipo torturado y desechado como él, que murmura delirioso sobre Midian, la ciudad donde todos los pecados son perdonados. Boone se dirige hacia allí perseguido por la policía, para descubrir que el lugar es real, existe... y que su psiquiatra (David Cronenberg, sin duda lo mejor de la película) es en realidad el verdadero asesino. Acribillado por la policía, supuestamente, muere, pero poco después, su cadáver desaparece del depósito...
Razas de noche sigue el mismo esquema de Hellraiser. Un hombre (que cree ser un monstruo) huye a una ciudad legendaria llena de monstruos (que le aceptan). Y esa comunidad monstruosa será atacada poco después (por paletos humanos, y por el psiquiatra asesino). no obstante, el detalle de la niña monstruo Babette, que le cuenta a la novia de Boone la historia de las razas de noche, culminándola con una estremecedora declaración "cuando el sol desaparezca, volveremos a subir a la superficie" los convierte en criaturas mucho más terroríficas.
La película sube varios puntos en cuanto a calidad, desde esos fastuosos y siniestros decorados del inmenso y abandonado cementerio, a la ciudad de los monstruos que contiene debajo. No se trata de una película de terror (algo de eso hay, claro) sino de una película épica sobre monstruos. Barker lo dijo, en su día, y Danny Elfman lo remarcó con su banda sonora, que para nada es la de una "peli de miedo" al uso, sino la de una película "épica siniestra". Barker firma un divertidísimo carrusel de horror, con monstruos, redenciones, amores imposibles, psiquiatras con doble personalidad (David Cronenberg es el que más miedo da de todos, oigan) la típica historia de amor, que aquí dista de ser típica, salvo hacia su final (distinto al de la novela en ese aspecto). Una película fascinante, que sin duda alguna, debió dejar clavados en sus caros asientos a los productores de la Fox, que habían pagado por "una peli de miedo" y se encontraron con algo atípico y mágico. A partir de ahí, Barker perdió todo control, se ordenó un nuevo montaje, eliminando material hemoglobínico y aumentando el contenido terrorífico y comercial, y para rematar la faena, se publicitó Razas de noche como una "peli de miedo" sin más. El batacazo estaba ahí, y los productores parece que lo pedían a gritos.
Así que el tipo decide efectuar una película de muy bajo presupuesto, dirigida por él mismo, y donde pueda tener la libertad de adaptar sus textos al cine sin injerencias de terceros. En un principio, según he leído, iba a ser un proyecto EXTREMADAMENTE BARATO (mucho más de lo que al final fue... que ya quedó bastante barato) pero finalmente, pudo contar con producción americana (pese a que la película es británica). Para empezar a adaptar su obra, escogió una novela corta (muy corta) que venía incluida en una antología suya, Night Visions, y que posteriormente se editaría por separado: The Hellbound Heart (algo así como "El corazón condenado"). En España siempre fue extremadamente dificil leerlo en nuestro idioma, se editó, con su título original traducido, en una ignota revista, Neuromante, y luego nada, hasta que La Factoria lo edito, hace menos de un lustro (y con una traducción que deja que desear, por cierto).
Pese a estar escrita y dirigida por él, la película tiene no pocos cambios, desde el personaje principal, que de amiga enamorada pasa a ser hija del personaje interpretado por Andrew Robinson, y el final (lo peor, sin duda, de la peli) o la inclusión de Steve, interés enamoradizo de dicha protagonista, personaje y actor insulsísimos e innecesarios que está metido a pegotes... pero ya llegaré a eso.
En su día, Hellraiser fue saludada como un soplo de aire fresco en el panorama del cine fantástico. Estaba la gente ya un poco hasta arriba de Freddys, Jasons, Michaels, y demás sucedaneos, hoy totalmente olvidados, pero que entonces se hacían como churros, del slasher ochentero. Hellraiser era algo más, una curiosa historia de sadomasoquismo, amores más bien retorcidos, puertas que es mejor no abrir... para quien no conozca la historia, trata sobre Frank (un vividor que ha ido cayendo más y más hondo a lo largo de su mediocre vida) y Julia (la cuñada del anterior, con quien el primero tuvo relaciones antes de que ella se casara). Frank encuentra una misteriosa caja puzzle cuya apertura trae a nuestro mundo a unos seres que ofrecen la máxima experiencia sensitiva, una especie de placer sin límites. Frank acepta la oferta, con la típica ingenuidad humana, sin tener en cuenta que su definición de "placer" y la de unos tíos que se meten clavos y garfios en la carne, puede no ser la misma que la suya. Es torturado de forma indestructible, y fagocitado por la otra dimensión, de la que vienen esos seres. Tiempo después, Julia y su marido, Larry, llegan a la casa donde tuvo lugar el ritual, y allí Frank retornará, convertido en una indescriptible masa de carne. Para volver a ser completamente humano, necesita sangre humana, que su antigua amante se encargará de ir proporcionandole...
El propio Clive Barker reconocía los orígenes humildes de su cinta, y su falta de conocimiento del medio cinematográfico. El resultado es un guión donde falla, precisamente, todo lo añadido de la novela (el personaje del novio, y el final postizo), los actores británicos son todos unos absolutos desconocidos (y salvo Doug Bradley, y en menor medida Ashley Laurence, todos siguen siéndolo) amigos de Baker salidos del teatro (medio en el que el director también metió el pico en su juventud) sin experiencia cinematográfica, y van desde lo correcto (Andrew Robinson, muy sobreactuado en su papel de Harry el sucio, pero aquí llevando perfectamente todo un cambio de registro) a la sobractuación (Clare Higgins, que pese a todo, esa locura desenfrenada de su personaje es la que acaba por salvarla) a directamente, la zafiedad absoluta (la mayoría de los secundarios, como el novio mil veces mencionado, los dos obreros paletos que trasladan las cosas de los Cotton a la nueva casa, o los tipos con los que liga Julia en los bares, absolutamente patéticos).
Clive ignora muchas de las posibilidades que podría haber aportado el cine a su texto, y se limita a poner la cámara en los lugares donde todo pasa, sin más. Con una pobreza visual similar a la de los primeros films canadienses de Cronenberg (sucia, cruda, desagradable). no obstante, esto acaba resultando positivo, creando un halo malsano y enfermizo en toda la película.
Si cinematográficamente, la película es pobre, ¿porque resultó tan increíblemente popular en su época, y ha devenido en tantas secuelas (tan cansinas como aquellos jasons y freddys a los que hellraiser vino a "sustituir)? Pues en primer lugar, esa dirección artística tan soberbia, retratando un mundo de sótanos oscuros plagados de ratas y asquerosos insectos, calles desiertas y deprimentes, que parecen abandonados, esa imaginería sadomasoquista de cuero y cadenas... en segundo lugar, Christopher Young (casi lo mejor que le pasó a esta película) un compositor desconocido entonces, que se marca una banda sonora que contribuye mucho a crear ese clima tan extraño, que tan refrescante resultó en su época. Los efectos especiales, pese a un presupuesto que yo diría, no superó los cincuenta dólares de entonces, están más o menos bien logrados en cuanto a maquillaje, pero en cuanto a efectos visuales, parecen estar hechos con Paint. Y por supuesto, EL TEXTO. Siendo Barker novelista, y siendo la razón de ser de esta película el poder adaptar al cine con libertad sus obras literarias, el guión (pese a ese par de añadidos que quedan muy pegote) no podía fallar. Desde las continuas referencias al vampirismo (la resurrección de Frank es muy similar a las que mostraban los Dráculas de la Hammer) esos impulsos humanos imposibles de evitar, que son los que acaban trayendo todos los problemas y muertes (es decir, humanos que matan, y monstruos (los cenobitas) que vienen a poner orden) los típicos roles invertidos. Nada nuevo (Tod Browning lo hizo ya décadas antes) pero si... insisto, refrescante, sobre todo en aquella época. Esa extraña caja-puzzle, que abre las puertas de nuestro mundo con el de los cenobitas, un mundo que en ningun momento se nos dice que sea el infierno, como irían sugiriendo las secuelas, y los propios cenobitas, una especie de monjes custodios que simplemente, ofrecen sus extrañas experiencias y su forma de vivir el "placer" a quienes les invocan... lástima que al final, Barker se cargue a esos seres extraños, en absoluto villanos hasta el momento, haciéndoles perder ese aura de extraña santidad que poseían, de no ser villanos, y no molestar a quienes no les llaman. Por desgracia, las secuelas, previsiblemente, tomarían aquel camino iniciado en los últimos cinco minutos de la película, en vez de guiarse por la fascinante inhumanidad anterior de los "angeles para unos, demonios para otros".
La película (no faltaba más) tuvo una innumerable saga de secuelas detrás, que aún hoy continúan. La primera, producida por Barker y con todo el equipo artístico casi intacto, tiene ratos potables, y el resto de las secuelas son totalmente insalvables, siendo la tercera sobre cenobitas en torno a una discoteca, la cuarta, sobre cenobitas en el espacio exterior, con naves espaciales y hologramas de por medio, y a partir de ahí, insertados (ellos y su caja puzzle) en películas anodinas, directo to dvd, algunas incluso no iban a ser películas de Hellraiser, pero se les añadía a los cenobitas, ¡y a correr! Una pena que unos personajes tan extraños, con ese aura mística que les rodea aquí, se pervirtiese tan... enseguida.
A Barker se le ofreció la posibilidad de guionizar y rodar la primera secuela, pero se negó por estar ya involucrado en su siguiente proyecto como director, Razas de noche. Basada en su novela Cabal (que adapta con mas o menos, fidelidad) traba sobre un joven que se ha pasado la vida en psiquiátricos, jodido de la azotea, Aaron Boone. En sus últimos tiempos, ha conseguido la estabilidad gracias a su novia y a su impasible psiquiatra, Decker. No tardará en descubrir que es, presuntamente, el autor inconsciente de una serie de brutales asesinatos, lo que le empujará a buscar un legendario refugio, Midian, una ciudad poblada por monstruos, el único lugar sobre la tierra donde se perdonan todos los crímenes. Incluso los peores...
Un éxito popular, y taquillero, como fue Hellraiser, tenía que ser explotado. Hollywood, quiza creyo haber encontrado otra forma de exprimir el talento literario de Barker, adjudicándole un talento como director de cine que corría parejo a su talento como escritor (cosa que obviamente, no es así; es mucho mejor escritor que director). Falsas espectativas, supongo, pero el caso es que para su segunda película, acabó apadrinándole un gran estudio (la FOX) y contó con un presupuesto que seguramente, haría que el dinero con el que se rodó Hellraiser pareciera el precio de una hamburguesa. Pese a eso, la película no debió ser tampoco ninguna superproducción ni mucho menos, dada la carencia de actores "famosos" en la ficha.
Aaron Boone (un ochentero Craig Sheffer) es igual que en la novela, un chico inestable a quien su psiquiatra le cuenta, ha estado cometiendo inconscientemente una serie de asesinatos brutales. Intenta suicidarse, sin conseguirlo, y en el hospital conoce a otro tipo torturado y desechado como él, que murmura delirioso sobre Midian, la ciudad donde todos los pecados son perdonados. Boone se dirige hacia allí perseguido por la policía, para descubrir que el lugar es real, existe... y que su psiquiatra (David Cronenberg, sin duda lo mejor de la película) es en realidad el verdadero asesino. Acribillado por la policía, supuestamente, muere, pero poco después, su cadáver desaparece del depósito...
Razas de noche sigue el mismo esquema de Hellraiser. Un hombre (que cree ser un monstruo) huye a una ciudad legendaria llena de monstruos (que le aceptan). Y esa comunidad monstruosa será atacada poco después (por paletos humanos, y por el psiquiatra asesino). no obstante, el detalle de la niña monstruo Babette, que le cuenta a la novia de Boone la historia de las razas de noche, culminándola con una estremecedora declaración "cuando el sol desaparezca, volveremos a subir a la superficie" los convierte en criaturas mucho más terroríficas.
La película sube varios puntos en cuanto a calidad, desde esos fastuosos y siniestros decorados del inmenso y abandonado cementerio, a la ciudad de los monstruos que contiene debajo. No se trata de una película de terror (algo de eso hay, claro) sino de una película épica sobre monstruos. Barker lo dijo, en su día, y Danny Elfman lo remarcó con su banda sonora, que para nada es la de una "peli de miedo" al uso, sino la de una película "épica siniestra". Barker firma un divertidísimo carrusel de horror, con monstruos, redenciones, amores imposibles, psiquiatras con doble personalidad (David Cronenberg es el que más miedo da de todos, oigan) la típica historia de amor, que aquí dista de ser típica, salvo hacia su final (distinto al de la novela en ese aspecto). Una película fascinante, que sin duda alguna, debió dejar clavados en sus caros asientos a los productores de la Fox, que habían pagado por "una peli de miedo" y se encontraron con algo atípico y mágico. A partir de ahí, Barker perdió todo control, se ordenó un nuevo montaje, eliminando material hemoglobínico y aumentando el contenido terrorífico y comercial, y para rematar la faena, se publicitó Razas de noche como una "peli de miedo" sin más. El batacazo estaba ahí, y los productores parece que lo pedían a gritos.
El hostiazo comercial sí que fue épico, pero su posterior edición de VHS, o su emisión por la tele (la primera que la vi fue en el espacio de Antena 3 "El peliculón" que emitía cosas como esta, o Eduardo Manostijeras, o Las aventuras de Ford Fairlane ) y no tardó en colgarse la etiqueta de "película de culto". Hubo unos años en que era invisionable en estos lares; demasiado vieja para estar en videoclubs modernos, e Internet era demasiado recién nacido para tenerla, hasta que finalmente, estuvo disponible por la red. Hoy en día, en nuestro país, sigue siendo el único medio de verla, a no ser que estés loco y la tengas en VHS, como yo... triste, muy triste circunstancia.
Así, se queda la película en una rareza revestida de esa épica tan rara; mágica, fascinante, irremediablemente fallida, maldita, un carnaval irresistiblemente entretenido (siempre que se sepa lo que se va a ver... los que no la hayais visto, vais avisados: NO ES UNA "PELI DE MIEDO"
Así, se queda la película en una rareza revestida de esa épica tan rara; mágica, fascinante, irremediablemente fallida, maldita, un carnaval irresistiblemente entretenido (siempre que se sepa lo que se va a ver... los que no la hayais visto, vais avisados: NO ES UNA "PELI DE MIEDO"
Después del batacazo, la cosa siguió en secuelas de Hellraiser, y también llegó Candyman, producida por Clive Barker. Se trata de una película MUY rara de los noventa... a ratos ahogada por su pretenciosidad y por sus esfuerzos por alejarse de ser "una peli de adolescentes", pero a veces logra resultar lo bastante inquietante para recordar al espectador que viene de una historia con una base mucho mejor que la mayoría del cine fantástico de la década de los noventa. Pese a que la veo imperfecta, me resisto a tacharla de "fallida", queda más bien en una encantadora tierra que nadie, que pese a todo, le deja a uno vacío cuando acaba. Demasiadas pretensiones de hacer "cine de terror serio", me temo.
Cinco años tardó Barker en volver a la dirección. Muy comprensible, si su experiencia con Hellraiser fue económicamente ahogada, tuvo toda la libertad que quiso. En Razas de noche, más dinero acabó significando la pérdida total de control sobre su película... El señor de las ilusiones fue una película mucho más serie B que la anterior, minoritaria y probablemente además, resulte ser su peor película de las tres (aunque a mi nunca me ha parecido mala). Basada en su relato "La ultima ilusión" (y no en la novela El gran espectáculo secreto, como parece creer mucha gente) trata sobre un detective de lo sobrenatural que ha protagonizado varios relatos y novelas de la obra de Barker, Harry D'Amour. El típico detective desastrado a lo Dashiell hammett, pero metido siempre en temas de ocultismo. Tras un exorcismo que acabó en fatales consecuencias, D'Amour tiene severos problemas psicológicos y emocionales, por lo que decide aceptar un trabajo rápido y tópico, perseguir a un estafador hasta Los Angeles para demostrar que se ha quedado con el dinero de su empresa. Allí, en la soleada California, se meterá sin quererlo en el mundo de la magia: el mago Philliph Swann es la mayor estrella del mundillo, habiendo desbancado incluso a Copperfield, y hace numeritos llenos de luces y espectáculos. Aparentemente, todo es un truco, ¿no? Pues resulta que no. Como el prólogo (excelente prólogo, de lo mejor de la película) muestra, Swann pertenecia, en el pasado, a una secta que vivía en el desierto (muy a lo Charles Manson) dirigida por el fanático Nix, un tipo que tenía verdadero poder para convocar demonios y hacer magia auténtica. Nix quería tomar a Swann como su protegido y enseñarle todos sus secretos, pero este, junto con un pequeño grupo de acólitos arrepentidos, deciden matar a Nix. Aparentemente, lo consiguen, pero Nix aseguraba que la muerte no era un obstáculo para él...
Ya en el presente, D'Amour se convertirá en guardaespaldas de Swann, que está recibiendo extrañas amenazas, y por supuesto se enamorará de su mujer (Famke Jannsen, como para no enamorarse de ella) mientras se va metiendo en ese mundillo. Al mismo tiempo, los antiguos acólitos de Nix, que ahora vivían vidas normales, deciden reunirse para resucitarlo...
La película recuerda, y no poco, a El corazón del ángel, metiendo todos los tópicos del cine negro junto con elementos sobrenaturales (la magia, en este caso).
La película empieza muy bien, con ese prólogo en el desierto, Nix fascinando a sus adeptos (un puñado de pirados) sus antiguos acólitos, liderados por Swann, que llegan para cargárselo, luego la presentación de D'Amour, Swann como mago de prestigio internacional, su mujer, ese extraño club de ilusionistas, las primeras apariciones de los antiguos acólitos de Nix en la actualidad...
Poco a poco, tras el comienzo, el desarrollo de la situación y los personajes... la película va perdiendo interés. Y hacia el final, con Nix de nuevo en marcha, llega a entrar en los terrenos del ridículo, por desgracia. Se notaba la desgana, además aquí al final también metió mano la producción, y sobre todo, la censura. La MPAA hizo eliminar la mayoría de las escenas de sexo (pobrecicos nosotros, con lo poco que se prodiga la Jannsen en ese sentido) y en general, se notaba que Barker había perdido toda la ilusión por el cine. Pese a todas sus irregularidades, e idas de olla, por una primera hora que roza esa extraña atmósfera, sórdida, sucia, lluviosa, corrupta... vale la pena echarle un ojo.
Después de aquello, Barker no ha vuelto a ponerse tras la cámara como director. Quizá sea mejor así; viendo películas recién estrenadas que se basan en sus relatos (Books of blood y El tren de la carne de media noche) ambos puros direct to dvd, sosos y quedandose en la anécdota, eliminando todo componente desagradable o inquietante... se ve que estos tiempos no son para gente de mente abierta que quiera crear, sin más. Desde nuevo, no para gente con ideas tan raras como Clive Barker
Para terminar esto, no se me ocurre otra cosa que cerrarlo como lo abrí, con palabras del autor, en concreto una entrevista que le hicieron en el último festival de Sitges... realmente, son palabras mayores
Así que solo os pido esto. Cuando os sentéis frente al papel, u os pongáis delante de la cámara, sed sinceros. No penseis en si lo que hacéis es bueno o malo, o si se venderá o no. Hacedlo. Cread. Tenéis tanto potencial en vuestra imaginación... y extraer algo que nos es propio e íntimo, visceral, y plasmarlo en una obra de arte, eso es un acto sagrado.
Si, ahora que voy envejeciendo, doy tanto miedo como Pinhead
Cinco años tardó Barker en volver a la dirección. Muy comprensible, si su experiencia con Hellraiser fue económicamente ahogada, tuvo toda la libertad que quiso. En Razas de noche, más dinero acabó significando la pérdida total de control sobre su película... El señor de las ilusiones fue una película mucho más serie B que la anterior, minoritaria y probablemente además, resulte ser su peor película de las tres (aunque a mi nunca me ha parecido mala). Basada en su relato "La ultima ilusión" (y no en la novela El gran espectáculo secreto, como parece creer mucha gente) trata sobre un detective de lo sobrenatural que ha protagonizado varios relatos y novelas de la obra de Barker, Harry D'Amour. El típico detective desastrado a lo Dashiell hammett, pero metido siempre en temas de ocultismo. Tras un exorcismo que acabó en fatales consecuencias, D'Amour tiene severos problemas psicológicos y emocionales, por lo que decide aceptar un trabajo rápido y tópico, perseguir a un estafador hasta Los Angeles para demostrar que se ha quedado con el dinero de su empresa. Allí, en la soleada California, se meterá sin quererlo en el mundo de la magia: el mago Philliph Swann es la mayor estrella del mundillo, habiendo desbancado incluso a Copperfield, y hace numeritos llenos de luces y espectáculos. Aparentemente, todo es un truco, ¿no? Pues resulta que no. Como el prólogo (excelente prólogo, de lo mejor de la película) muestra, Swann pertenecia, en el pasado, a una secta que vivía en el desierto (muy a lo Charles Manson) dirigida por el fanático Nix, un tipo que tenía verdadero poder para convocar demonios y hacer magia auténtica. Nix quería tomar a Swann como su protegido y enseñarle todos sus secretos, pero este, junto con un pequeño grupo de acólitos arrepentidos, deciden matar a Nix. Aparentemente, lo consiguen, pero Nix aseguraba que la muerte no era un obstáculo para él...
Ya en el presente, D'Amour se convertirá en guardaespaldas de Swann, que está recibiendo extrañas amenazas, y por supuesto se enamorará de su mujer (Famke Jannsen, como para no enamorarse de ella) mientras se va metiendo en ese mundillo. Al mismo tiempo, los antiguos acólitos de Nix, que ahora vivían vidas normales, deciden reunirse para resucitarlo...
La película recuerda, y no poco, a El corazón del ángel, metiendo todos los tópicos del cine negro junto con elementos sobrenaturales (la magia, en este caso).
La película empieza muy bien, con ese prólogo en el desierto, Nix fascinando a sus adeptos (un puñado de pirados) sus antiguos acólitos, liderados por Swann, que llegan para cargárselo, luego la presentación de D'Amour, Swann como mago de prestigio internacional, su mujer, ese extraño club de ilusionistas, las primeras apariciones de los antiguos acólitos de Nix en la actualidad...
Poco a poco, tras el comienzo, el desarrollo de la situación y los personajes... la película va perdiendo interés. Y hacia el final, con Nix de nuevo en marcha, llega a entrar en los terrenos del ridículo, por desgracia. Se notaba la desgana, además aquí al final también metió mano la producción, y sobre todo, la censura. La MPAA hizo eliminar la mayoría de las escenas de sexo (pobrecicos nosotros, con lo poco que se prodiga la Jannsen en ese sentido) y en general, se notaba que Barker había perdido toda la ilusión por el cine. Pese a todas sus irregularidades, e idas de olla, por una primera hora que roza esa extraña atmósfera, sórdida, sucia, lluviosa, corrupta... vale la pena echarle un ojo.
Después de aquello, Barker no ha vuelto a ponerse tras la cámara como director. Quizá sea mejor así; viendo películas recién estrenadas que se basan en sus relatos (Books of blood y El tren de la carne de media noche) ambos puros direct to dvd, sosos y quedandose en la anécdota, eliminando todo componente desagradable o inquietante... se ve que estos tiempos no son para gente de mente abierta que quiera crear, sin más. Desde nuevo, no para gente con ideas tan raras como Clive Barker
Para terminar esto, no se me ocurre otra cosa que cerrarlo como lo abrí, con palabras del autor, en concreto una entrevista que le hicieron en el último festival de Sitges... realmente, son palabras mayores
Así que solo os pido esto. Cuando os sentéis frente al papel, u os pongáis delante de la cámara, sed sinceros. No penseis en si lo que hacéis es bueno o malo, o si se venderá o no. Hacedlo. Cread. Tenéis tanto potencial en vuestra imaginación... y extraer algo que nos es propio e íntimo, visceral, y plasmarlo en una obra de arte, eso es un acto sagrado.
Si, ahora que voy envejeciendo, doy tanto miedo como Pinhead