La política de vivienda de Viena es un modelo reconocido mundialmente por su enfoque en la asequibilidad, la calidad de vida y la intervención pública en el mercado inmobiliario. Con una historia que se remonta a más de un siglo, este sistema se ha consolidado como un referente para otras ciudades que buscan soluciones a la crisis de vivienda. A continuación, te detallo sus principales características, su evolución histórica y cómo funciona en la actualidad:
Orígenes históricos: La "Viena Roja"
La política de vivienda de Viena tiene sus raíces en el período posterior a la Primera Guerra Mundial, conocido como la "Viena Roja" (1919-1934), cuando los socialdemócratas tomaron el control del ayuntamiento tras la caída del Imperio Austrohúngaro. En ese momento, la ciudad enfrentaba una grave crisis habitacional: hacinamiento, condiciones insalubres y una gran afluencia de población desplazada. Para abordar esto, el gobierno municipal lanzó un ambicioso programa de construcción de viviendas sociales, financiado mediante impuestos progresivos sobre bienes de lujo (como el champán o los autos) y propiedades privadas.
Entre 1923 y 1934, se construyeron más de 60,000 viviendas sociales en bloques conocidos como Gemeindebauten (edificios municipales). Uno de los ejemplos más icónicos es el Karl-Marx-Hof, un complejo de 1,272 apartamentos inaugurado en 1930, diseñado no solo como vivienda, sino como una "ciudad dentro de la ciudad" con servicios comunes como lavanderías, guarderías y espacios verdes. Este enfoque buscaba mejorar la calidad de vida de la clase trabajadora, integrando diseño arquitectónico de calidad (influenciado por movimientos como la Bauhaus) y accesibilidad económica.
El programa se interrumpió durante el austrofascismo (1934-1938) y la ocupación nazi (1938-1945), pero se retomó con fuerza tras la Segunda Guerra Mundial. Entre 1945 y 1956, se construyeron otras 50,000 viviendas, consolidando el modelo de vivienda pública como pilar de la política urbana vienesa.
Características actuales del sistema
Hoy en día, Viena es una ciudad de aproximadamente 1.9 millones de habitantes, y su política de vivienda sigue siendo un bastión de la intervención pública. Estas son sus claves:
- Gran parque de vivienda pública:
- El ayuntamiento de Viena gestiona unas 220,000 viviendas municipales directamente a través de Wiener Wohnen, la mayor empresa municipal de vivienda de Europa. Esto representa cerca del 25% del parque inmobiliario total de la ciudad.
- Además, existen unas 200,000 viviendas construidas por cooperativas o asociaciones sin ánimo de lucro (Genossenschaften), parcialmente subvencionadas por el gobierno. En total, cerca del 50% de las viviendas de Viena tienen algún tipo de protección social, y más del 60% de los vieneses viven en ellas.
- Asequibilidad y control de precios:
- El precio del alquiler en las viviendas sociales está regulado para no superar aproximadamente el 25-30% de los ingresos de los inquilinos. Por ejemplo, un apartamento de 60-70 metros cuadrados puede costar entre 300 y 600 euros al mes, dependiendo de su antigüedad y ubicación, con gastos incluidos en muchos casos.
- En el sector privado, la abundancia de oferta pública ejerce una presión a la baja sobre los precios, manteniendo el alquiler medio en unos 8.5-9 euros por metro cuadrado, muy por debajo de ciudades como París (25-30 euros/m²) o Madrid (18-20 euros/m²).
- Acceso amplio y requisitos flexibles:
- A diferencia de otros países donde la vivienda social está reservada a los más pobres, en Viena está diseñada para ser accesible a una amplia clase media. El límite de ingresos para optar a una vivienda pública es generoso: una persona sola puede ganar hasta 57,600 euros netos al año, y una pareja con dos hijos hasta 100,000 euros netos.
- Los requisitos incluyen tener al menos 17 años, estar empadronado en Viena (mínimo 2 años de residencia en algunos casos) y no superar el umbral de ingresos. No se exige la nacionalidad austriaca, pero los ciudadanos extracomunitarios pueden enfrentar restricciones adicionales.
- Estabilidad para los inquilinos:
- Una vez que se accede a una vivienda social, el contrato es indefinido siempre que se cumplan las condiciones de pago. Esto da a los inquilinos una sensación de seguridad comparable a la propiedad, y sus hijos pueden heredar el derecho a quedarse en el piso.
- Financiación:
- El sistema se sostiene mediante un impuesto nacional del 1% sobre los ingresos brutos, pagado a partes iguales por empleados y empleadores, que se destina exclusivamente a la vivienda social en toda Austria. En Viena, el presupuesto anual para vivienda supera los 600 millones de euros, de los cuales la mitad se usa para construir nuevas unidades y la otra mitad para rehabilitar las existentes.
- Las cooperativas también requieren una aportación inicial de los inquilinos (entre 5,000 y 15,000 euros), que se devuelve si abandonan la vivienda, lo que ayuda a financiar nuevos proyectos.
- Distribución y calidad:
- Las viviendas sociales están repartidas por toda la ciudad, evitando la segregación y los "guetos". Incluso en el céntrico 1er distrito, hay edificios sociales.
- La calidad es una prioridad: los complejos incluyen espacios comunes como jardines, piscinas, lavanderías y guarderías. Proyectos modernos, como Aspern Seestadt (un barrio en desarrollo con 25,000 habitantes previstos), integran sostenibilidad con energía renovable y diseño urbano innovador.
Impacto en la ciudad
- Calidad de vida: Viena encabeza consistentemente los rankings de habitabilidad (como el Global Liveability Index de The Economist) gracias a su modelo de vivienda, que reduce la presión económica sobre los residentes y fomenta la diversidad socioeconómica.
- Mercado privado: La gran oferta pública modera los precios del mercado libre, haciendo que alquilar sea más asequible incluso fuera del sistema social. Por ejemplo, un piso privado de 60 m² cuesta entre 600 y 900 euros, frente a los 1,500-2,000 euros en otras capitales europeas.
- Cultura del alquiler: El 77% de los vieneses alquilan en lugar de comprar, un contraste con países como España (donde el 84% son propietarios), reflejo de la confianza en el sistema de arrendamiento.
Desafíos y críticas
A pesar de su éxito, el modelo enfrenta retos:
- Listas de espera: Aunque el acceso es amplio, la alta demanda ha alargado las listas de espera, especialmente para jóvenes y recién llegados.
- Inmigración y exclusión: Los requisitos de residencia y la necesidad de ingresos estables pueden dejar fuera a inmigrantes recientes o trabajadores precarios. Hasta 2006, las viviendas públicas estaban restringidas a ciudadanos austriacos, y aún persisten barreras para algunos grupos.
- Evolución del mercado: En las últimas décadas, la construcción de vivienda social ha disminuido en favor de proyectos privados, y los precios han subido ligeramente, aunque siguen siendo bajos en comparación internacional.
Lecciones y relevancia
El modelo vienés demuestra que una intervención pública sostenida, con suelo municipal, financiación estable y una visión a largo plazo, puede controlar la especulación y garantizar el acceso a la vivienda. Sin embargo, su éxito depende de un contexto histórico único (como la disponibilidad de suelo tras la caída del imperio) y una voluntad política constante, algo difícil de replicar en países con menos tradición de vivienda pública, como España, donde el parque social es solo el 2.5% frente al 24% de Austria.
En resumen, la política de vivienda de Viena combina historia, pragmatismo y compromiso social, ofreciendo un sistema que no solo resuelve necesidades básicas, sino que moldea una ciudad habitable y equitativa. ¿Te interesa algún aspecto en particular para profundizar más?