Respuesta: CORTOMETRAJES, MEDIOMETRAJES Y NO LARGOMETRAJES
- con spoilers / dedicado a todos y cada uno de vosotros: quizás (y sólo quizás) el corto más Atreyubiano de la historia -
(
Le ballon rouge, Albert Lamorisse, 1956)
Todos quisimos tener/ser ese globo
Pues señoras y señores, acabo de ver una de las más gratificantes experiencias que puede deparar el séptimo arte. Lamorisse capta con perfección absoluta y mimo exquisito la esencia de la inocencia, la esencia de la infancia y lo que significa ser un niño en su máximo esplendor. Pascal Lamorisse, de 4 años, hijo del director, salva a un globo de estar atrapado en una farola. Un globo particular pues su rojo pasión llama la atención desde el mismo instante que lo ve / lo vemos.
Desde ese mismo instante se forjará una amistad que traspasa toda la lógica posible pues el globo está vivo, tiene sentimientos y se convertirá en el compañero de juegos / protector / protegido. En resumidas cuentas: la fantasía en estado puro. Lamorisse expone la historia con un minimalismo perfecto pero a su vez capta el día a día de un niño en su época escolar: el viaje de camino al colegio, los niños que la componen, profesores a la antigua usanza y esa sensación idílica que transmite la nostalgia para aquel que contempla la obra.
Pero lo que más llama la atención de todo el cortometraje es la sensación de realidad con la cual dota Lamorisse al globo rojo. Está vivo, transmite vitalidad, es un ser que juega, se esconde, vuela, provoca, consigue salvar al niño del castigo impuesto por el profesor, es salvado por el niño ante una turba de críos que intentan matar (en toda regla) a ese pobre globo ante piedras y tirachinas amenazantes. El director capta perfectamente la emoción de escapar de esa turba, la inocencia del niño pequeño que se crece ante la obediencia del globo como si éste fuese su hijo (increíble) y como se tornan los roles pues el globo va libre, detrás del niño, como si éste se hubiese convertido en su hijo pero le da la mano/cuerda cuando van a cruzar la calle.
Un globo representa muchas cosas y cada uno se la da según su convicción y forma de pensar. Para mi un globo representa la inocencia y eso es lo que para mi representa esta historia. Y no hay nada más inocente que un niño. Es un corto de apenas 30 minutos pero donde la esencia de esa inocencia, como decía antes, está contenida aquí. Sin ir más lejos escenas como Pascal salvando al globo vez tras vez (como un padre, como un amigo, como un niño que reclama lo que es suyo) corriendo entre callejones y sorteando obstáculos o ver como el globo está quieto a la entrada de la pastelería obedeciendo. Pero esa inocencia vívida se magnifica cuando Pascal se cruza con otra niña (Sabine Lamorisse, hija del director), que a su vez porta otro globo (de color azul), y descubrimos que ese globo también tiene vida propia (¿amor de críos?).
Pero como todo buen fantástico el drama más desgarrador también tiene acto de presencia. Es un dolor que servirá como sacrificio y a su vez como vía para un bien mucho mayor. En el momento álgido y triste de la historia todos los niños rodearán al globo y acabarán por matarlo, literalmente, en un desgarrador e incomprensible acto de crueldad infantil (una crueldad que sobrepasa siempre al intelecto del hombre cuando uno es infante). Ver como el globo se va desinflando, cuarteando ante la falta de oxígeno, acabando por los suelos y como uno de tantos le da la estocada final nos descoloca y nos desarma emocionalmente por no poder evitarlo y no poder hacer nada por Pascal.
Un corto esencial para cualquier cinefilia de cualquiera, un corto que de ser animado sería puro Disney, un corto que podría haber estado dirigido por Tati, por Vigo, por Sica en su parte fantástica donde Lamorisse consigue un París de aspecto mucho más gris de lo acostumbrado para enfatizar o ensalzar/resaltar el color y vida del progatonista del corto. Y para no dejarnos con el mal sabor de boca la vida y la fantasía se abre camino pues Lamorisse perfecciona con la llegada de todos los globos de París para animar, reconfortar y continuar la historia de este niño haciéndole volar por los cielos de París y llevarlo a nuevos horizontes. En serio, es perfecto. Y la colección de premios recolectados son más que merecidos.