Vistas las dos Wolf Creek seguidas, estoy un poco con todos y conmigo mismo.
La primera me sigue pareciendo que, puesta en escena aparte (que efectivamente es adolescente pero estéril a medias), se encuentra por encima de la media sin que signifique eso nada. Los personajes no es que estén currados pero no es la típica panda de gilipollas americanos, y la dirección de actores está muy bien a lo largo de toda la película. Hay tonterías de guión para jugar con el espectador que se ve que le pirran a McLean, pero en general la progresión para llegar al inevitable encuentro con el asesino ("¿no era esto una peli de terror?") sirve para prestar mil ojos y nervios a la presentación del paleto. Este trabajo, sin que sea nada notable en este caso, ayuda a que la parte de cacería se siga con interés.
No obstante, también le queda a uno siempre la inquietud por buscar otra fórmula. Dado que hay que ser muy bueno para enganchar con una peli solo desde el punto de vista del asesino cazando, McLean opta en la segunda por un mix, dando el mismo peso al villano y a las víctimas. Me gusta mucho el planteamiento de lo que hace con los personajes, pero no termina de funcionar: desechar a los supuestos protagonistas siempre está bien, pero reservar el grueso del anzuelo de empatía con el último "protagonista" para el duelo final... olé tus huevos pero me sigue dando un poco igual el chaval. Y eso que le dota de inteligencia para quererlo.
Creo en definitiva que la segunda parte puede funcionar mejor para alguien que no haya visto la primera y experimentara ese primer encuentro y ese carácter más misterioso. El tipo sigue siendo impredecible, incluso más impredecible aquí con ese final, pero es demasiado tarde y difícil de tragar. Y el humor no funciona siempre, ni por parte del personaje ni por parte del director (los canguros, el Danubio Azul).
Coincido mucho con Fell, vaya:
Lo que mejor funcionaba de la primera película era el retrato realista el psycho. Acojonaba la idea de poder encontrarte con el mal porque éste simplemente está encarnado en un paleto bobo que vaga por las carreteras de Australia. Aquí lo han convertido en un Freddy Krueger/John Ryder de segunda con tintes sobrenaturales, que hace pierda toda la capacidad de inquietar de la primera película.
La película no trata sobre él, no descubrimos nada nuevo sobre él que no supieramos en la primera entrega. La película es un grandguignol sobre sus fechorías, siguiendo el esquema de secuela slasher de toda la vida: más pasta, más sangre, más muertos, más set pieces espectaculares...
Se deja ver como entretenimiento de género y está bien rodada pero es una pena ver a McLean que es un tipo con talento y que no se prodiga mucho, dirigiendo secuelas innecesarias de sus películas anteriores.
Y con Max Renn:
En muy inferior a la primera parte. Aquella película tenía un gran atmósfera, te sumergía de inicio en un escenario natural infinito, dilataba la presentación para introducirte bien en el terreno y te metía un buen hostión cuando empezaba el horror de verdad gracias a un villano del que no sabías nada. Tenía una estupenda progresión de la inquietud al impacto. También conseguía que las víctimas importaran.
En esta segunda parte McLean se desmarca para hacer algo diferente y convierte a Mick en un villano vulgar y hasta caricaturesco. Al darle más minutos y convertirlo en estrella de la función, se vulgariza al perder su misterio. También veo un toque de humor un poco raro. No me parece mal que McLean trate de ser impredecible y de descolocar al espectador al cambiar inesperadamente el protagonismo de la víctima, pero, sí, le sale mal porque es un relevo forzado, sacado de la manga y que recae en alguien que pasaba por allí sin importarnos un carajo.
A mí me parece que Wolf Creek 2 es *mejor* película que la primera, más currada en todo (en la cámara no hay color), pero esa frescura que pierde hace que sea menos divertida.
Con todo, es cierto que hay que seguir a McLean. Veré la del cocodrilo.