Edgtho
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El almacenamiento digital, ya sea en discos duros, DVD o cualquier soporte electrónico de memoria, es incapaz de cumplir los requerimientos necesarios para almacenar correctamente material cinematográfico, según concluye la Academia de Hollywood. “Correctamente” significa a) con la mayor fidelidad posible al producto original y b) para siempre. Para que nos entendamos mejor: dentro de 5.000 millones de años, cuando el Sol estalle, debe quedar en algún lugar del Universo una copia de Sin Perdón lo más parecida posible al master original a partir del cual se puedan realizar infinitos duplicados sin pérdida de calidad. Ese es el máximo estándar al que se aspira.
El Consejo Científico y Tecnológico de la Academia de de las Artes y las Ciencias ha advertido en sus estudios The Digital Dilemma –el primero publicado en 2007 y el segundo este mes (ver enlaces abajo)– no solo de los peligros que representa la excesiva confianza en la calidad de los formatos digitales como sistema de almacenamiento a largo plazo, sino de la escasa concienciación reinante entre los cineastas y documentalistas, en especial los independientes, de la necesidad de preservar una obra que aumenta exponencialmente en cantidad conforme pasan los años. Y en términos generales, del excepcional desafío al que se enfrenta la industria, que corre el riesgo de perder un porcentaje inestimable de sus archivos en un “agujero negro” que podría llevarse consigo gran parte del último cuarto de siglo cultura audiovisual y el beneficio económico que ello conlleva.
UNA HISTORIA
En 1986, la BBC, en colaboración con Phillips, Logica y Acorn Computers, lanzó un proyecto sin precedentes de conservación digital llamado The Domesday Project. La idea –un homenaje al Libro de Domesday, un censo realizado en Inglaterra en el siglo XI– consistía en recopilar la mayor cantidad de datos posibles sobre las vidas de un millón de niños ingleses con vistas a su revisión, años después, en plan “Cápsula del Tiempo”. No se escatimaron gastos, emplearon la última tecnología de la época, y anunciaron alegremente la finalización del proyecto amparados en la idea de que, si es digital, es eterno.
El formato elegido fue el Laserdisc.
En 2002 nadie podía leer los datos. La BBC acusó al Archivo Nacional de conservar incorrectamente la información. El archivo acusó a la BBC de emplear un sistema de almacenamiento demasiado restrictivo y rápidamente obsoleto. El proyecto solo se pudo recuperar tras un largo y costoso desarrollo de emulación. Los datos recuperados solo podían leerse a través de un terminal, y el desarollo de las nuevas versiones del emulador quedaron paralizadas tras la muerte en 2008 de su programador, Adrian Pearce.
El proyecto Domesday, ejemplo de la llamada obsolescencia digital, duró 15 años.
EL PROBLEMA DIGITAL
“A pesar de que los fabricantes del CD se vanaglorian de que el producto es capaz de mantener intacta la información durante 200 años, las perspectivas de los analistas son menos optimistas”, explica Helen Tadic, gestora de la biblioteca de la HBO. El problema más significativo es la oxidación de la superficie del disco, que requiere de un almacenamiento en las condiciones adecuadas de humedad y temperatura (35/45% de humedad, a 17-18,3 ºC). Los CD-R más modernos están fabricados en cianina, que alarga su vida útil, pero tras 25 semanas, su tasa media de bloqueo de datos (BLER) es de 2. Cuando la BLER llega a 50, se considera que el producto ha superado su propósito y que en ese momento cualquier fallo es posible. Si la regla de tres no me falla: doce años. Eso es lo que va a durar nuestro CD del OK Computer antes de que su deterioro pase un punto sin retorno.
Sobre los discos duros, vamos a ser un poco menos científicos: buscad “Hard Disk Recovery Data” en Google. A mí me da 150 millones de resultados.
Y esto es solo el soporte. ¿Qué pasa con la reproducción? La directora ejecutiva de The Film Foundation, Margaret Bodde, nos informa de que actualmente, la vida media de una plataforma digital es de cinco a diez años antes de que aparezca su sustituto. Y en la era digital –como atestiguan millones de usuarios de videojuegos– la retrocompatibilidad brilla por su ausencia. Sí: el Blu-Ray reproduce DVD. Pero no reproduce VHS, un formato cuya expectativa de vida es de dos a 10 años, según la guía de archivo de la HBO (.pdf, aquí). Al margen de la diferencia de calidad, estamos hablando de un elevado porcentaje de films en VHS que se han perdido para siempre, porque jamás se realizó la transferencia.
Se tiene constancia de que el nitrato original de un film, correctamente preservado, dura 100 años sin necesidad de que un operario intervenga en su conservación: basta con cuidarlo bien. Pero el almacenamiento digital requiere de un mantenimiento activo, en el que el encargado debe migrar el material al último estándar de soporte comúnmente aceptado. Todo esto, y ni siquiera me he metido en el infernal mundo de los codecs, programas para codificar y decodificar archivos, tan variopintos que hace años casi eran como una matrícula particular de una película en concreto –y que hasta cierto punto es un mal que ha pervivido hasta los primeros Blu Ray, cuyo software de reproducción requería de una actualización constante–. Es un problema tan actual que incluso la gente de Pixar tuvo ciertos quebraderos de cabeza a la hora de remasterizar Toy Story para su presentación en Blu Ray, como explica aquí Michael Pogorzelski, director del Archivo Cinematográfico de la AMPAS. Hablamos de un film estrenado en 1995.
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Fuente: http://www.lashorasperdidas.com/index.php/2012/02/23/cultura-perecedera/
No lo he querido poner todo porque es muy largo, el resto tendreis que leerlo en LHP. Merece la pena pero habiendolo repasado por encima y a falta de una lectura mas detenida solo puedo decir una cosa: los cojones
Explicare mi corta y certera opinion esta noche.