nogales
Miembro habitual
Extraordinaria
Una película que va mutando poco a poco, de recreación histórica de forma incidental, coral y un tanto intrascendente a thriller asfixiante a lo Peckinpah, a judicial rabioso, a retrato trágico e íntimo de personajes y que funciona como mecanismo de insumisión ante el olvido, la ceguera o la pasividad al herirte como espectador ante la vorágine de racismo en forma de abuso de poder ( policial, legislativo, social ) . No se libra nadie, tampoco los afroamericanos.
En un momento clave,
Todo con una rabia cinematográfica impresa desde el primer minuto, dos horas y veinte que se pasan volando por la increíble narrativa y dominio maestro del tiempo cinematográfico por parte de Bigelow que es una maestra pillando la distancia perfecta a los personajes desde su cámara, captando el espacio de una urbe ardiente en todos los sentidos ( a los disturbios se une el calor de la noche veraniega y el roce de los cuerpos en colisión ) con una fotografía hemoglobínica de Ackroyd y una impresionante direccion actoral, donde el miedo y la desesperación se contagia e incluso cambia de bando.
Ojo que el Boyega no sale tanto como anuncian los carteles, le arrebata la función tanto un odioso e inmenso Will Poute como Algee Smith, la revelación.
Esa amnesia histórica de lo ocurrido es una de las grandes lacras de la historia reciente de Norteamerica. Películas como esta funcionan como vacuna ante los mensajes de positivismo falso que se nos venden desde atalayas ( blancas , supremacistas en su núcleo ) y que Bigelow desmonta. Me da que Spike Lee la ha visto muerto de envidia.
Una película que va mutando poco a poco, de recreación histórica de forma incidental, coral y un tanto intrascendente a thriller asfixiante a lo Peckinpah, a judicial rabioso, a retrato trágico e íntimo de personajes y que funciona como mecanismo de insumisión ante el olvido, la ceguera o la pasividad al herirte como espectador ante la vorágine de racismo en forma de abuso de poder ( policial, legislativo, social ) . No se libra nadie, tampoco los afroamericanos.
En un momento clave,
uno de los policias le espeta a uno de los cautivos si ha visto algo delante del cadáver de uno de ellos. Bigelow no puede ser mas directa con el espectador, aludiendo a nuestra moral y la de todo un país para que cuando este huye, no podamos evitar sentirnos cómplices.
Todo con una rabia cinematográfica impresa desde el primer minuto, dos horas y veinte que se pasan volando por la increíble narrativa y dominio maestro del tiempo cinematográfico por parte de Bigelow que es una maestra pillando la distancia perfecta a los personajes desde su cámara, captando el espacio de una urbe ardiente en todos los sentidos ( a los disturbios se une el calor de la noche veraniega y el roce de los cuerpos en colisión ) con una fotografía hemoglobínica de Ackroyd y una impresionante direccion actoral, donde el miedo y la desesperación se contagia e incluso cambia de bando.
Ojo que el Boyega no sale tanto como anuncian los carteles, le arrebata la función tanto un odioso e inmenso Will Poute como Algee Smith, la revelación.
Esa amnesia histórica de lo ocurrido es una de las grandes lacras de la historia reciente de Norteamerica. Películas como esta funcionan como vacuna ante los mensajes de positivismo falso que se nos venden desde atalayas ( blancas , supremacistas en su núcleo ) y que Bigelow desmonta. Me da que Spike Lee la ha visto muerto de envidia.
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