@Henry Morrison , no me creo que no tengas nada que añadir, BRO.
No tengo nada que añadir.
Bueno, sí, una cosita. Que echo de menos aquella lejana época, difusa entre finales de los 60 y los años 80, en la que los cómics de terror eran abundantes, incluso predominantes en nuestro país, nos llegaban de todas partes, eran baratos y de fácil acceso, ya que no solo los tenían en tiendas de comics (si es que tal cosa existía en la época) sino que podías encontrarlos en librerías, quioscos y establecimientos relacionados.
La procedencia de aquellos cómics era variadísima. Muchas veces eran de producción española y USA, pero también nos venían de Italia, Argentina, Inglaterra, o Francia. También variaban muchísimo en el estilo y el género entre editoriales y épocas, pues había de todo: adaptaciones de películas famosas del género e historias más o menos originales, cómics que terminaban con el típico truco o final sorpresa irónica y cruel, y los que no.
¡Y las historias! Hoy en día estamos acostumbrados a monstruos buenos que son en realidad héroes trágicos, o cuanto menos anti-héroes con cara de monstruo y gran corazón, pero en aquella época solía ser más simple y más efectivo: los monstruos eran monstruos, daban miedo y asco, eran seres crueles y sin más trasfondo que su maldad y lo mucho que disfrutaban ejecutando actos malvados: vampiros, zombis, licántropos, fantasmas, espectros, asesinos sádicos escapados de un giallo... no había todavía sutilezas ni pretensiones de ningún tipo, salvo entretener (e incluso asustar) al lector que devoraba aquellos tebeos.
Los protagonistas de la mayoría de esas historias no solían acabar bien... los que hayáis leído algo ya sabéis a lo que me refiero: los maravillosos cómics de la EC (Tales from the crypt a la cabeza) crearon escuela: estas historias acababan con sus protagonistas muertos de forma horrible, locos y encerrados en el manicomio, se convertían en monstruos o asesinos, o bien se quedaban encerrados sin salida en algún sitio espantoso del que era imposible escapar. Eran historias con una ambientación de inspiración clásica muchas veces, incluso gótica, en sus escenarios: cementerios tenebrosos en plena noche, mansiones siniestras en caminos apartados, manicomios y morgues, hospitales... todo muy clásico, supongo que algo que no sería del gusto de la gente de hoy, para mi desgracia, pues estoy enamorado de aquellas historias. Tanto esa forma de contar historias (clasicismo, sin pretensiones, abogando por el misterio, lo bizarrro y excesivo) como ese formato (magazines de terror) no sé si tendrían cabida en los gustos y en el mercado hoy en día.
En aquella época nos enfrentábamos a las historias sin saber nada acerca de su gestación o intenciones, y sin tener tampoco el background de obras anteriores, al principio. Eso creaba un aura de misterio que te hacía meterte en la historia y acojonarte. Hoy esa forma de temblar está extinta, pues si te interesa un cómic basta con buscarlo en google para saberlo todo de él.
Haciendo un pequeño repaso a lo que sacaron, a la cabeza quedan las producciones de la Warren, herederos de los cómics EC que realmente empezaron todo esto en los años 50: Creepy, Eerie y Vampirella, aunque en España, editados por Toutain, Eerie se dividió en las series de cómics llamadas Vampus y Rufus.
Hay que decir que muchas veces además de cómics de la editorial Warren, se metían otras cosillas bajo esas cabeceras, mucha producción española, y también, se metían refritos o "reediciones" de historias, por lo que la numeración y contenido del Creepy español es realmente compleja y no siempre coincidente con el Creepy de la Warren. Hacer una buena reseña de todo lo que se publicó y a qué pertenece cada historia, de qué fuente viene, es la obra de toda una vida.
Los autores, en cualquier caso, chorrean calidad: a los que levantaron la revista, entre los que podemos encontrar a Reed Crandall, Archie Goodwin, Jack Davis, George Evans, Frank Frazetta, Gray Morrow, Berni Wrightson, Joe Orlando, Steve Ditko, Alex Toth, Angelo Torres o Al Williamson, hay que sumar a los autores españoles que fueron llegando y triunfando en el medio, en fin, Jaime Brocal, Luis Bermejo, Martín Salvador, Fernando Fernanez, José Gonzalez, Esteban Maroto José Ortiz... entre muchísimos otros.
Después estaban los cómics de terror de Marvel de los 70, auténticos experimentos que hoy empiezan a ser recuperados tímidamente en nuestro país después de años de sequía, con La tumba de Drácula de Colan y Wolfman como cabeza visible y el tebeo más recordado; un producto extraordinario (entre mis 5 cómics favoritos de todos los tiempos) donde el conde transilvano resucita en nuestros días (los años 70) para enfrentarse a un grupo variopinto de cazadores entre los que se encuentran descendientes de los Harker, los Van Helsing, y un descendiente del propio conde, además del cazavampiros blaxploitation Blade, con una estética, orígenes y actitudes bastante diferentes al personaje encarnado por Wesley Snipes en los cines. Las historias eran entrañables, pues con el tiempo veías destellos de humanidad y de grandeza en Dracula, que te hacían desear que se redimiera, aunque tal cosa era por completo imposible.
Pero no solo de Dracula vivió la Marvel, tambuén estaban Monsters Unleashed, Vampire Tales, Tales of The Zombie, el hombre lobo Jack Russell, que se dio de tortas con Dracula varias veces, Frankenstein... la mayoría editados aquí por editorial Vértice, muchas veces dentro del sello genérico "Escalofrío" que las acogía a todas, y solo recientemente se han ido reeditando dentro del sello "Marvel limited edition". En mi opinión, son una delicia. Cierto es que estos cómics sí son muchas veces (aunque no siempre) historias de "héroes condenados" como el hombre lobo, un buen tipo que carga con una involuntaria maldición, o "personajes incomprendidos" y perseguidos, como Frankenstein, y que es el Drácula de Marvel sino un anti héroe que, a pesar de sus incontables crímenes, tiene un retorcido pero honesto código de honor. Se trata de un material que, a mi humilde entender, no tiene precio.
SOS, Escorpion, Horus, Panico, Terror, Zombie los muertos vivientes, eran ya editoras nacionales, revistillas bastante baratuelas editadas en España, por la Editorial Valenciana, que editó muchos clásicos del cómic español. La mayoría intentaban imitar la fórmula de los cómic Warren con mayor o menor éxito, y aunque generalmente no eran un material a la altura de los ya mencionados, no he leído tanto como para poder recomendarlos o desrecomendarlos.
He dejado, como suele decirse, lo mejor para el final, o al menos, mi favorito claro y ganador: Dossier negro. Según todas las fuentes consultadas, es el cómic de terror más longevo editado en España, 20 añazos entre 1968 y 1988. Editada por Ibero Mundial Ediciones (al menos al principio, pues este cómic ha pasado por varias editoriales y en su última etapa lo editaba Ediciones Zinco).
Dossier negro se abastece de una cantidad y calidad de material bastante alucinante. Impresionante. En un principio se nutría de historias provenientes de Italia y sacadas de diversas agencias españolas, pero en unos 20 números empezaron a echar mano de los cómics de Warren, es decir,
también en Dossier negro podemos encontrar Creepys, Eeries o Vampirellas en sus páginas, aunque eso sí, sin los anfitriones originales que eran extirpados de sus páginas por temas de derechos.
Cuando empiezan a escasear las historias Warren, se llega a un acuerdo con Skywald (editora americana que competía con Warren en los USA, rollo como la Hammer y la Amicus en cine) y se empieza a editar su material. Así tiran hasta alcanzar casi el número 100. Después de esto, Dossier Negro nunca llega a alcanzar el filón de calidad de esos primeros gloriosos 100 números (aproximadamente): acaba la dictadura, llega el destape, los cómics para adultos, los elementos eróticos en cómics de cualquier género.
Se acaba el material Skywald y empiezan a comprar material de "terror" de la casa DC: independientemente de su calidad como cómics, estaban desprovistos de cualquier elemento excesivamente violento, sangriento o sexual, eran historietas de suspense extremadamente light. Es decir, eran descafeinados a más no poder, al menos comparados con los descarnados cómics de la Warren o Skywald. Lo mejor (genial) de esa época, son los cómics de La cosa del pantano de Alan Moore, que empezaron a editarse en Dossier Negro.
Con este último cambio, con historias de otros géneros como Torpedo o Larry Manino publicándose entre vampiros y bichos, Dossier Negro entra en la barrena, y a finales de los 80, acaba cerrando, como casi todos los magazines de terror, que no sobrevivieron a esa década. Llegaba la era de los superhéroes en España, una época de la que también habría que hablar, y no parecía haber ya sitio para el terror clásico.
De Creepy tengo los primeros tomos que reeditó Planeta hace poco. 30 pavos cada uno, pero con portadas originales, correos, anuncios de la época.... canela fina. De Dossier negro solo conservo 3 números de los primeros que sacaron, que guardo como oro en paño.
Lo que sí tengo son 20 pico números de la revista Zona 84 / 1984, que era de ciencia ficción... con muchas chicas ligeras de ropa y tropezando por el espacio con monstruos cachondos. No tiene desperdicio.