Downsizing: Lo nuevo de Alexander Payne con R. Witherspoon y M. Damon

La premisa y el primer tercio de la película está muy bien, pero la forma de enfocar su vida allí genera un tedio descomunal. Al final queda como una buena idea muy desaprovechada. Una pena.
 
Lo que mas llama la atencion es como la idea con la que se vende (la miniaturizacion) acaba quedando relegada a un segundisimo plano
 
estrena peli

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que ya esta por las estepas
 
Yo, después de Downsizing, el tipo este me da escalofríos solo de pensar en una película nueva suya, aquello era cuesta abajo y sin frenos ...
 
Yo la he disfrutado mucho. Ideal además para ver en Navidad. Nada que ver con el club de los poetas muertos como había leído por ahí.

Giamatti se luce como nunca.
 
Ej que si no lo hago yo... Tais mu vagos.

estamos esperando

impresiones al aire:


grande Giamatti (bizquea tanto o es CGI??), la peli es muy suya

en el fondo es casi una buddy movie suya junto al chaval... la negra como tercer vertice del triangulo de desclasados pues hace de negra-gorda-borde-con-trauma-pero-con-corazon no se si me sobra un poco realmente (si, ok, seria "la madre" del trio, pero en fin...)

la peli tarda en arrancar hasta que no se centra en esos 2/3 caracteres y su ""viaje""

peli nostalgica (todo ese rollo casi tarantiniano de añadir logos vintage y motitas y crepitar de cine al principio), humanista, bonita y tierna, rodada con pausa y gusto, y con personajes interesantes

PERO, me da la sensacion de que, quizas Payne, tras el fiasco sci-fi de DOWNSIZING (que a mi me gusta), ha querido volver a terreno seguro y se ha pasado un poco: las cancioncitas pochi-cuquis.... la forma de plantear y resolver algunas situaciones y conflictos.... el feel-good generalizado...

anyway, es un SI
 
Es un gran sí.

Coincido bastante en lo comentado más arriba.

Me ha enamorado la fotografía y puesta en escena de la película. Diría que es de lo mejor tirado que he visto en este último año.

A parte de Giamatti, mencionar también al chaval. Parece que no había hecho antes nada de cine, por lo que es su gran carta de presentación. Espero volver a verlo en futuras películas.

Quizás es cosa mía de la edad, pero agradezco ese rollo de feel-good movie y el final agridulce -considerando especialmente las fechas cuando transcurre la película-, porque dado lo agrio de todo lo demás podría haber terminado de un modo más triste.

Primera peli en el cine del 2024 y ha sido un acierto. ¡Menos mal!
 
Los que se quedan es cine “con corazón”, “del que ya no se hace”, en el mejor de los casos, cine “de abuelas” en el peor, en torno a unos personajes entre entrañables y patéticos obligados por las circunstancias a pasar juntos las navidades, en un esquema archiconocido que nos imaginamos cómo acabará y cuyo interés, en todo caso, estaría en el proceso y en cómo se dejan a un lado los prejuicios para acercarse humanamente al otro.

Son la enésima variante de Holden Caufield, adolescente conflictivo y enfadado con el mundo porque sus padres no le quieren, un profesor cascarrabias, solitario por elección, que suscita la mofa de todo el mundo y se aferra a unas normas anticuadas (profe de historia, por supuesto, y con el proyecto de un libro nunca escrito)... y una mujer tras cuya pérdida se alarga la sombra de la picadora de carne que fue Vietnam y de las esperanzas truncadas, y aquí se hace hincapié no tanto en lo racial como en la clase social.

Película bonita pues, amarga pero esperanzadora y de buenos sentimientos, con ciertas concesiones fáciles en forma de secundarios malvados (el padrastro, el compañero cabrón, el jefazo interesado), o de un Giamatti en modo puto amo y cantando cuatro verdades para que digas “sí señor”, que nos devuelve, una vez más, a la dignidad del perdedor, a las derrotas, como las de un cowboy solitario, que son nuevos comienzos y oportunidades.

Está el tema del padre ausente, la búsqueda del referente masculino, la necesidad de pasar página y la familia improvisada al margen de de los lazos de sangre. “Los que se quedan”, más allá de la anécdota argumental, bien pueden ser los subordinados y don nadies que se entregan a fondo para sostener una maquinaria educativa hecha a la medida de las élites y de la falsa meritocracia de quienes nacen con un privilegio. También “se quedan” los inadaptados, llegándose al punto de comparar sutilmente el colegio con el manicomio, o técnicas de opresión para mantener apartado y eliminar fácilmente al sujeto incómodo, al que no sabemos cómo integrar.

La propuesta tiene por lo tanto parte de aquel espíritu contestatario, sugiere algo más hondo conforme estos individuos se desprenden de su cáscara superficial, conocemos más de ellos… pero no deja de ser ese regalo bien empaquetado para gustar a todos los públicos y no incomodar a nadie, algo renqueante de puesta en escena, que confía sobre todo en guion, actores, en una ambientación setentera como de tristón cuento navideño acompañado de canciones folk; tan esmerada como gratuita respecto a esos detalles que imitan texturas, esos créditos que imitan a los de una peli de la época (no hay nada “meta” o de ficción dentro de ficción, o yo al menos no lo he visto).
 
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