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José Coronado será Francisco Paesa en 'El espía de las mil caras', lo nuevo de Alberto Rodríguez
José Coronado será Francisco Paesa en 'El espía de las mil caras', lo nuevo de Alberto Rodríguez
José Coronado ('No habrá paz para los malvados') será quién finalmente interprete a Francisco Paesa en 'El espía de las mil caras', producción de Zeta Cinema, Atípica Films, Sacromonte Films y Atresmedia Cine durante largo tiempo en desarrollo que se convertirá en la nueva película del realizador Alberto Rodríguez, según informa Fotogramas.
Marta Etura ('Mientras duermes') y Eduard Fernández ('Felices 140') completan el reparto principal de esta cinta que, a partir de la novela homónima de Manuel Cerdán, retratará la vida del conocido ex agente de los servicios secretos españoles que entregó al ex director de la Guardia Civil Luis Roldán a la policía, además de ser un consumado diplomático, playboy, estafador y traficante de armas que llegó a fingir su propia muerte.
Rodríguez volverá a contar con el mismo equipo con el que tan buenos resultados ha cosechado en 'Grupo 7' o 'La isla mínima' en esta producción cuyo rodaje se llevará a cabo, a partir del próximo 20 de julio, en localizaciones tan variopintas como París, Suiza, Hong Kong, Laos, Madrid y el País Vasco. Su distribución correrá a cargo de Warner Bros. Pictures España.
El libro que tienen en sus manos es un daguerrotipo de la vida trepidante de un agente secreto llamado Francisco Paesa Sánchez. Un espía que no llegó del frío, como el Smiley de John Le Carré, sino del barrio madrileño de Chamberí. No tenía licencia para matar como James Bond, pero sí vivió con la misma opulencia de un 007: champán Dom Perignon en cantidad y mujeres guapas como Dewi Sukarno. Nacido en 1936, Paesa es el prototipo del espía de las mil caras. Cada una de ellas diferente a la otra, a veces, hasta antagónica. Así es Paesa, el rostro de la imprevisión y de la improvisación. Un camaleón que durante 35 años ha pisado el fango de las cloacas del poder. Su vida —el 28 de febrero de 2006 cumple 70 años— ha sido como una de esa coloridas matrioshkas rusas, en las que cada muñeca contiene en su interior otra más pequeña. Cada nueva página en la vida de Paesa supera la anterior. Su existencia ha sido una sucesión de misiones secretas, montajes políticos, operaciones financieras, embustes, estafas, timos… Todo ello a un ritmo trepidante de thriller cinematográfico, con contenidos de sobra para completar el guión de uno de esos biopic que, hoy día, están de moda en las pequeñas pantallas de la televisión.
He pretendido reunir en este libro todas las escenas mágicas en la vida de un mago del espionaje. Desde su osadía africana de 1968, cuando intentó estafar a Francisco Macías, el recién elegido presidente de la independiente Guinea Ecuatorial, por medio de un virtual Banco Central de Guinea, hasta su rocambolesca desaparición en Bangkok en 1998. Entre esos treinta años de aventuras, un sinfín de hitos: la constitución del Alpha Bank en Ginebra, que acabó en estafa, sus noviazgos con una millonaria suiza y con la japonesa Dewi Sukarno, el tráfico de armas internacional con George Starckmann, la operación de venta de pistolas y misiles SAM 7 a ETA y que culminó con la Operación Sokoa, la presión a una testigo de los GAL que puso a Garzón tras su pista como colaborador del Ministerio del Interior, su condición de diplomático de São Tomé y Príncipe en los organismos de la ONU en Ginebra, el blanqueo del botín de Roldán vía Singapur y su posterior entrega tras una larga negociación con Belloch por la que percibió 300 millones de pesetas.
Una vida apasionante convertida en una continua huida hacia delante: siempre con una causa judicial pendiente y la policía pisándole los talones. Sólo arañándolos porque nunca se dejó atrapar, ni con los GAL, ni con Roldán, ni con el tráfico de armas… Sólo pisó dos veces la cárcel, pero en el extranjero. Paesa aparecía y reaparecía en España cada vez que él quería. Unas veces permanecía escondido en Ginebra, otras en París. Finalmente, desapareció del mundo de los vivos cuando él también quiso. Su fantasmagórica muerte en Bangkok, en julio de 1998 resultó una bochornosa puesta en escena, tan falsa como los famosos «papeles de Laos», armonizada por las misas gregorianas que su hermana María pagó durante todo el mes de agosto de aquel año en el monasterio de San Pedro de Cardeña.