Como los buenos documentalistas, hay que dormir con la cámara en la mano y tirarse horas y horas grabando para conseguir 20 segundos de buen material...
Me esperan 20 horas de caquitas, gruñidos e intento de mordisco si piso su territorio, peticiones de mimos, huir corriendo por ruidos extraños y ponerse de pie con las patas delanteras como rezando si mi novia está delante para intentar montar su brazo. Y si tengo suerte, me lamerá la mano en lugar de clavar sus dientecitos mortíferos.
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