Dios, qué asco. Entrañable pero asqueroso. Y ese último hilillo de moco que se le queda pegado en la nariz y no acaba de poder despegarlo para zampárselo
Este sitio utiliza cookies para ayudar a personalizar el contenido, adaptar tu experiencia y mantenerte conectado si te has registrado.
Para continuar utilizando este sitio, debe aceptarse nuestro uso de cookies.