Mazón es imbécil. En eso, creo que todos estaremos de acuerdo. Un imbécil que no supo venir la tragedia, y al que le pilló la cosa tratando de ligarse a un pivón. Imbécil por eso, e imbécil por no saber gestionar el tema después. Cuando ya era más que evidente que eso no se podía gestionar desde una puta autonomía, tenía que haber llamado a todos los medios de comunicación para contarles que hacía ya varias horas que había pedido el estado de alarma y solicitado ayuda al gobierno central. Y que ellos se comieran el marrón (por que era más que evidente que no se lo querían comer, y querían dejárselo a él para que la cagase). Otra imbecilidad. Y la imbecilidad suprema: Cuando las turbas (convenientemente teledirigidas) se lanzaron a pedir tu cabeza, en lugar de enrocarte como el imbécil que eres, sales a decir que no es el momento de dimisiones y responsabilidades, pero que en cuanto pase todo, pones el cargo a disposición de los ciudadanos y otro ocupará la presidencia. Y les desarmas. Pero no, como eres imbécil, sales a intentar repartir mierda (y en eso, la izmierda te lleva eones de ventaja, y tiene muchísima más experiencia que tu), y te aferras al sillón que sabes que vas a perder igual más pronto que tarde. Y aquí sumo al carro de la imbecilidad a Feijoo, aunque ya llevaba subido a él mucho tiempo.
Pero siendo condenable la imbecilidad, la maldad y el cálculo político sobre los cadáveres de los valencianos es infinitamente peor. El gobierno sabía que podía pasar algo así, y no hizo NADA. Es más, paralizó todos los proyectos que en marcha había para evitarlo. El gobierno pudo decretar el estado de alarma y asumir la gestión de la tragedia, pero no lo hizo porque le interesaba que Mazón la cagase. El gobierno pudo mandar al ejército, pero no lo hizo porque sus socios independentistas no lo vieron "conveniente". En fin, pudo hacer MUCHO más de lo que hizo, pero no lo hizo porque prefirió quedarse sentado viendo como ardía todo para tratar de recuperar un gobierno autonómico.
La imbecilidad, es merecedora de consecuencias políticas. De las más severas. La maldad, el cálculo y el jugar con las vidas de la gente en tu propio interés, debería ser merecedor de guillotina y piras. Pero me conformaría con cárcel. Nada de eso va a pasar.