¡Bienvenidos a los 80! Música techno, gráficos pixelados, galerías de máquinas arcade… me siento en casa. Como dijo alguien, no se si me gusta el hecho de que una serie histórica trate de una época que yo puedo recordar, pero supongo que no puedo hacer nada al respecto. A principios de los 80, los ordenadores personales estaban dando sus primeros pasos, aunque ya habían generado una industria potente. Lo suficiente como para que enfrentarse a gigantes como IBM pareciera una locura. Y eso es precisamente lo que planea el ambicioso Joe MacMillan, una especie de alma gemela de Don Draper con más conocimientos tecnológicos. El canal AMC vuelve a la carga con una serie ambientada en el siglo XX, mostrándonos los inicios de una industria que se acabará convirtiendo en parte fundamental de nuestras vidas. Para el piloto, como ya viene siendo habitual, ha contado con un conocido director de la pantalla grande. En este caso el argentino Juan José Campanella, que ya dirigiera varios episodios de Ley y Orden.
Halt and Catch Fire, más conocida por sus siglas HCF, era una orden que hacía que los primeros ordenadores se volvieran literalmente locos, con todos los comandos compitiendo por ser los primeros. Consciente o inconscientemente, es lo que pretende Joe MacMillan, prender fuego al equilibrio establecido por los fabricantes de los primeros ordenadores: Apple, Commodore, Texas Instruments y, sobre todo, la poderosa IBM. Tras trabajar para esta última como uno de sus principales ejecutivos de ventas y después de un año y medio sin saberse nada de él, MacMillan reaparece en una modesta empresa texana, Cardiff Electrics. Su principal interés será acercarse a Gordon Clark, antaño un prometedor ingeniero informático y ahora enterrado en un círculo vicioso de deudas y cargas familiares. En una ocasión se jugó todo su futuro al desarrollo de una computadora demasiado avanzada para su tiempo. Ahora, sobrevive como asesor de ventas.
Quien tuvo, retuvo. Gordon, con la motivación necesaria, sigue siendo un número uno. Capaz de conseguir el Santo Grial del desarrollo informático: desentrañar el código fuente de la ROM BIOS de las computadoras IBM. Apenas 8 KiB de información que controlaban el input/output (I/O) de la placa base, el corazón de la máquina. Con este código, tan “solo” era necesario convencer a alguien para que se enfrentara a la todopoderosa corporación y ponerse a fabricar ordenadores clonados. Pero esa parece ser una de las múltiples habilidades de Joe MacMillan, manipular a la gente para que hagan lo que él desea. De esta manera, eliminadas todas las salidas alternativas, Cardiff Electrics tomará la decisión de enfrentarse al Goliat de la industria informática. Aunque, recuerda Joey, esto es Texas y si las cosas salen mal quizá tengan que buscar tus restos en algún recóndito lugar del desierto.
Para hacer frente a la embestida legal de IBM será necesario añadir un miembro más al equipo. Un ingeniero suficientemente capaz como para desarrollar su propio sistema informático a partir de los crudos datos de la BIOS, pero a la vez tan joven que no haya tenido ninguna relación anterior con otras compañías del sector. Ningún problema, MacMillan ya se había encargado de buscar la persona adecuada. Una mente brillante y visionaria, que ya piensa en la futura red que conectará todos los ordenadores del mundo a través de la red telefónica (¡vaya idea!). Cameron Howe, a punto de graduarse y sin experiencia profesional, es una chica algo problemática pero parece la incorporación perfecta para el proyecto. La parte técnica parece asegurada. La legal, y más viendo la horda de abogados que es capaz de movilizar IBM, seguró que será más complicada.
