Isabella, cuando la vida te ofrece un sueño que supera con creces cualquiera de tus expectativas, no es razonable lamentarse de su conclusión. El chico que sueña contigo es un bidón de gasolina, pero necesario. Es un escalofrío celestial dentro de la pobredumbre, un rayo de luz fulminando un apagado crisol invernal. Él es el termómetro que necesitas.