He decidido salir del armario. Con Miguelitos.

Desde hacía setenta años no era carne, sino piedra helada cubierta de inhumanidad. Todo aquel que se transforma se queda varado en el espacio y en el tiempo. ¿Puede después de tantos años un corazón helado y frío como el mío volver a latir y sentir? El mío estaba a punto de hacerlo.

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