He decidido salir del armario. Con Miguelitos.

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Bueno, pues... ¡ya es viernes! :atope:atope:atope

Y yo, como buen forero, planeo pasarme la tarde viciado al PC. Y es que estoy rejugando el KOTOR, el juego que más me ha enganchado a nivel de historia.

¿Que qué es el KOTOR? Pues es acrónimo de Knights of old Republic, un juego para PC basado en el universo de Star Wars, publicado en 2003.

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Empiezas como un soldado de la República con ciertos problemas de amnesia, en medio de un ataque sith a la nave en la que vas. Debes abrirte camino hasta las cápsulas de salvamento, junto con Carth Onasi, un célebre soldado republicano. La cápsula cae en Taris, un planeta controlado por los sith donde, lógicamente, hay que avanzar sin llamar la atención, y buscar a Bastila, importante miembro de la orden Jedi que está cautiva en alguna parte del planeta.

Si algo molaba, es que en cada interacción puedes elegir, ir construyendo a lo largo del juego, la moral de tu personaje. Cada conversación, cada situación presentada, podía resolverse de muy diversas maneras, y te iba dando "puntos" del Lado oscuro o del Lado luminoso.

Porque, por supuesto, descubres que tienes una "conexión con la Fuerza". En la academia de Dantooine eres entrenado como Jedi, y el consejo te envía a partirle la cara a Darth Malak, el malote sith supremo de su época. Y por el camino hay múltiples sorpresas, giros de guión, amigos, enemigos... y el camino al lado oscuro o luminoso de la Fuerza.

Yo disfruté como un cabrón jugándolo hace años, y no estoy disfrutando menos ahora, la verdad, aunque al conocer el gran giro final, pierde algo de impacto y de "enganche" por conocer la historia completa.

En la anterior ocasión, opté por llevar a un personaje malvado. Materialista, racista y muy capaz de traicionar a cualquiera, pero compasivo con criminales y mala gente si están en apuros, no me importaba echarles una mano generosa e incluso desinteresadamente. El final "oscuro" del juego recompensó ampliamente mi maldad: acabé con una tía buena al lado, un ejército de sith y de guerreros mandalorianos a mis órdenes, y la galaxia a mis pies.

Disfruté especialmente traicionando al PUTO PESAO de Carth, mi supuesto mejor amigo, un gilipollas, "ñiñiñi, no confío en nadie, ñiñiñi, es que la gente siempre me traiciona". GILIPOLLAS. Ni siquiera lo maté. Lo dejé huir a la selva a esconderse allí, como la rata cobarde que era.

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Esta vez jugaré como bueno y apegándome al lado luminoso de la fuerza, espero que el final esté a la altura. Por supuesto, hubo secuela, que también jugué hace años, y que rejugaré cuando acabe con este: KOTOR II, o sea, Knights of the old Republic II: The Sith Lords.

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He de decir que lo encontré muy interesante. Profundiza muchísimo en lo que significa usar la Fuerza y es una puta lección de filosofía y ética. El juego, lejos del maniqueísmo "bueno-malo / Jedi-Sith" de la primera parte, presenta la posibilidad de que CUALQUIER uso de la Fuerza sea algo peligroso, moralmente ilegítimo y que causa unas heridas irreparables en el tejido de la humanidad. Por ejemplo, se te presenta una acción: una persona está siendo extorsionada. Decides intervenir y ahuyentar a los agresores. Pues bien, eso en KOTOR I era "puntos del lado luminoso", aquí es una BRONCA de tu maestra jedi, que te dice que haciendo eso, debilitas a quienes ayudas y los haces dependientes de ti. Por poner un ejemplo.

KOTOR II me da sudores y temblores de pensar que tendré que volver a recorrer el puto planeta Nar Shaddaa, una jodida caja de arena de misiones secundarias en cada esquina, donde la última vez me tiré dos días dando vueltas y desfaciendo entuertos sin saber como coño salir de ahí. Pero todo se andará...
 
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