Jacques Rozier

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Como si de una trama de una película de Rivette se tratara, @Trelkovsky, después de haber podido acceder al imposible de una copia en 35mm de L'amour fou, me introdujo otro elemento misterioso y me puso sobre la pista de una especie de búsqueda de un Santo Grial, "¿conoces a Jacques Rozier?" ... Me pensé haber visto algo suyo, un corto quizás, pero no fue cierto, sólo me sonaba de oídas ... He investigado un poco y dudo que haya algo ahora mismo que me genere unas expectativas más altas ...

Director de la Nouvelle Vague, con similitudes con el Rivette más afable, retratista de la juventud, con una obra escasísima pero que se antoja fundamental. Aquí un texto de Miguel Marías del año 1970 sobre su obra de los 60, Adieu Philipine (1962)

1. Una vez, al preguntársele por qué era tan grande la pantalla de la Cinématheque Française en el Palais de de Chaillot, Henri Langlois dijo que era para poder proyectar las películas de Rossellini, que continuaban más allá de los encuadres. Este es el primer punto de contacto entre el maestro italiano y el primer film de Jacques Rozier, Adieu Philippine (1962), que podrán ver si prestan un poco de atención a los programas de los cine-clubs, y si las juntas directivas de éstos se la prestan a su programación. Por tanto, nada de encuadres rígidos, delimitados y exactos: el encuadre es un margen que debe ser flexible para abarcar los signos de vida -los gestos, las miradas- allá donde los haya.

2. Pocos de los intérpretes de Adieu Philippine son actores profesionales. Todos se mueven con libertad, casi todos improvisan. Rozier ha rodado con varias cámaras, como si hiciera un reportaje en directo para la TV. Su punto de vista es , ante todo, documental (de nuevo Rossellini). Sin embargo, esta película no se presenta como un documental, ni pretende ser cinéma-verité. Simplemente, unas personas que no son actores dan cuerpo y vida a unos personajes con los que, sin duda, tienen bastante que ver. Por consiguiente, tras dar un rodeo por la ficción, volvemos a lo real: Rozier filma la verdad de sus intérpretes.

3. Adieu Philippine es una de las películas menos “construidas” y predeterminadas que se han hecho. No cuenta una historia, muestra estados de ánimo, relaciones, movimientos. No tiene un desarrollo claramente estructurado en escenas y secuencias: como la vida, se percibe como algo continuo en lo que siempre pasa algo, hasta cuando aparentemente no ocurre nada. En consecuencia, su motor es el tiempo, y la película es un gotear de instantes que se acumulan, segundo a segundo, en nuestras sensaciones (y en las vidas de sus personajes). Pocas películas han sabido recrear con tal exactitud el fluir del tiempo. Ni siquiera La commare secca (1962), de Bernardo Bertolucci.

4. Adieu Philippine es un film sobre la juventud. Pudo haber sido alegre, brillante, artificial, pero Rozier supo no interponerse entre el espectador y la realidad, devolviendo al objetivo su función originaria – como Chaplin, Renoir, Rossellini, Hawks, Rohmer-, y filmando con sencilez y claridad. El orden y la libertad, en el cine, no son incompatibles. Por ello, Adieu Philippine derriba la barrera que separa al cine de la vida, a la ficción de la realidad, y rasga la pantalla que se interpone entre el film y sus -escasos, por desgracia- espectadores. Como Hatari! (1962), Adieu Philippine es un fragmento de vida, y no una película. Godard dijo: “la vida llena la pantalla como un grifo una bañera que se vacía de la misma cantidad al mismo tiempo”. Adieu Philippine es la película que mejor cumple esta definición del cine, pues “(la vida) pasa, y el recuerdo que nos deja es una imagen” (Godard).

5. Adieu Philippine es anterior a Forman, Passer, Mészáros y otros cineastas del comportamiento. Godard aprendió mucho de ella -como Rozier de A bout de souffle– y, vampirizándola, la enriqueció en Maculin, féminin (1966). También Maurice Pialat, autor de la capital L’enfance nue (1968) debió sacar un buen provecho. En España, lo único que se acerca a ella es un mediometraje de Antonio Drove: ¿Qué se puede hacer una chica? (1969).

6. Con Adieu Philippine, Jacques Rozier paga su deuda a los creadores del realismo cinematográfico: Lumière, Griffith, Chaplin, Stroheim, Renoir, Rossellini, sin olvidar al polifacético Vigo, lo sabrían. Adieu Philippine es la quintaesencia de la “Nouvelle Vague”, su película más representativa. Dificultades de producción, de rodaje y, sobre todo, de sonorización, elevaron su presupuesto de tal manera que Rozier no ha conseguido desde entonces volver a hacer una película, pese a sus esfuerzos. Mal estrenada, Adieu Philippine fue un fracaso comercial. Muchas personas desconocen esta obra maestra; si puede, deje de ser una de ellas.

(Nuestro cine, nº 97, mayo de 1970, pp. 9-10)

Adieu Philippine (Jacques Rozier, 1962)

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Aquí una crítica de la que parece que es su gran obra maestra, Du côté d’Orouët (1973), 3 muchachas de vacaciones libérrimas en la costa.

Crítica de Du côté d'Orouët, dirigida por Jacques Rozier | Cine maldito

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O esta otra película, Les naufragés de l'île de la Tortue (1976), que ya sólo con la sinopsis se antoja irresistible. El problema es que parece inencontrable.

Un agente de viajes crea la operación "Robinson Crusoe". Va a las Antillas con el fin de acoger a las primeras llegadas. Pero el viaje se convierte en un verdadero fiasco…

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Palabras mayores.

Uno de los mayores genios de la historia del cine para mí. Prometo extenderme cuando salga de esta espiral de trabajo y asuntos pendientes en la que me he metido.
 
Crítica de películas que quizá nunca existieron o que están extintas. Por fin este foro alcanza la madurez culodúrica que merece. Grandioso... Exigimos extractos de la conversación antispielbergiana entre @Ropit y @Trelkovsky. Y que se comenten más cosas acerca de Rozier "el oculto". Ahora yo también quiero saber... Por cierto he visto que hay dos suyas de esas que comentas que se pueden conseguir. O eso parece...
 
No, no, y la cosa mejora porque entra @Rimini al hilo y dice que es uno de los mejores de la historia.

Esto sólo iría para arriba si entra alguien que diga conocer a Rozier (ojo, sigue vivo con 90 añazos) y que éste le entregó copias en 35mm de sus obras.
 
He estado mirando en el muro de Rozier y no veo nada de Magnolia por ninguna parte, así que no debe de ser tan excepcional o todo esto forma parte de una conspiración Judeo-magnólica.
 
2017 y Rozier es "el oculto"... si lo conoce hasta mi primo el de burgos. Yo llevo un hilo con películas que el culodurismo de por aquí ni han oído hablar. Me ofende.
 
Mi abuela decía que el que se enfada tiene trabajo doble: enfadarse y desenfadarse.
 
Pues dile a tu primo el de Burgos que se pase y nos ilustre. Luego si eso hacemos un concurso de popularidad malditista que todo crítico wannabe debería manejar con soltura para poder destacarse del resto del personal en la cola de los cines...
 
Du côté d'Orouët (1972)

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Esta es la mejor hangout movie de la historia del cine, atendiendo al término acuñado por Tarantino. También es la película que mejor retrata las vacaciones de verano, con todo el largo proceso que esto conlleva: la excitación por la partida, el lento acomodo en el nuevo lugar de residencia, el disfrute absoluto de esos primeros días donde parece que el retiro durará para siempre, la sensación de finalidad que acecha cuando ya va quedando menos y la desolación de la vuelta, con la realidad tapando del todo unas vivencias que ya son solo recuerdos.

Es la vida capturada en su máxima belleza, con el sol radiante iluminando cada rincón de esa casa veraniega, las noches con las ventanas abiertas donde sentimos la brisa entrar por cada recoveco de las estancias y el mar siempre en el horizonte. Los pequeños juegos y afinidades que se introducen entre las protagonistas son, en efecto, muy rivettianos. Hay una complicidad femenina que resulta milagrosa y excitante. Pero también es una película que convoca un cierto elemento fantástico únicamente a través de una noche misteriosa o un clima cambiante. Rozier es capaz de sugerirnos una extrañeza muy poderosa filmando una ventana en particular o un viaje hacia un singular casino de pueblo perdido de la mano de Dios. Es una obra en la que casi todo el rato se están filmando actividades cotidianas que parecen extraordinarias, desde la excitación por ir a comprar chocolate en el comercio al lado de casa hasta el goce de un simple paseo a caballo o una sesión de surf. Y todo esto es el resultado de la atención y humanidad con la que Rozier lo filma todo, atendiendo a cada cambio atmosférico y color que habita su mundo (fijémonos en las diferentes tonalidades de las casas, tanto en exteriores como interiores) o en el juego que se hace con los elementos de la naturaleza.

Así se funden el juego, los estados anímicos y la naturaleza en una forma muy poderosa, vital y primaria. También colabora a todo esto el gusto de Rozier por la comedia, con ese personaje masculino de fondo trágico con un periplo vital que resulta desolador si rascamos un poco por debajo de la superficie. Porque termina la película y nos queda únicamente melancolía y nostalgia por un paraíso perdido, por un tiempo que parece haber quedado enterrado para siempre y que quizá ni las próximas vacaciones del año que viene sean capaz de recuperar. Du côté d'Orouët es el registro de esos días perdidos en la memoria, entre la realidad del mundo y el misterio que se esconde detrás de cada plano. En definitiva, una de las mejores películas de la historia del cine.
 
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Les naufragés de l'îlle de la Tortue (1976). No es nada casual que Rimini hable de "hangout movie", ese término usado por Tarantino para describir una característica muy hawksiana, ni que Miguel Marías ya en 1970 comparara Adieu Philippine con Hatari!, porque después de ver esta película la mayor influencia clásica es Hawks, por su ineludible tono cómico, por su uso de la fisicidad en la narrativa y en el gag y, por supuesto, porque compone un grupo humano hawksiano entorno a un elemento lúdico para el espectador, a un género, en este caso la aventura.

Pero esto no es, ni mucho menos, un homenaje a Howard Hawks, es algo único e instransferible de cerca de 2 horas y media que empieza como una pieza amable de cotidianidad setentera que muestra la Francia liberal (en lo racial, en lo sexual, ...), casi como una comedia de situación, es un tramo en el que conocemos al personaje principal y la gestación de la aventura y, a la vez, ya un ejemplo de una de las mayores virtudes de la película, relacionada con el tempo y la capacidad de dejar respirar el momento, se trata de una escena en un bar brasileño en el que nace la idea de la aventura, como de la nada, pero el foco principal de la escena es el disfrute de la música y el ritmo del bar (a lo Tremé). Después ya se desarrolla exóticamente la trama, entrando casi de lleno en el surrealismo, pero dejando siempre elementos con los pies en el suelo, se desboca la comedia humana entorno a una farsa autoasumida que puede llegar a recordar a los Monty Python.

Las risas asociadas a una chapuza descomunal se combinan con unos entornos naturales fantásticos y la comedia desbocada, poco a poco, se va transformando hacia algo con un tono más misterioso y melancólico, en ambos tramos sus pasajes contemplativos son oro puro, realzan el joie de vivre en la parte más cómica y la poesía en la parte más misteriosa. A esa extrañeza y cambio de tono ayuda la introducción a mitad de la trama de un diario personal de un personaje, a modo de voz en off, que reflexiona sobre lo que sentía y sobre otro personaje.

Al final, un anticlímax impresionante se muestra como otra genialidad, la materialización a lo bestia de una farsa que todos sabían que lo era ... o puede que su protagonista llegara a creer que no, ahí al final hay una desarmante analogía entre los 2 protagonistas y Don Quijote y Sancho Panza. Lo importante es recorrer el camino y capturar el momento, la trama es la propia película.

Maravillosa.
 
Jejeje, estaría bien un hilo en clasificar a los autores según su referente clásico: hitchcockiano (Brian de Palma, Verhoeven, ...), hawksiano (Carpenter, Whedon, ...), fordiano (Eastwood, ...)
 
Lo he visto en twitter, qué ejemplo más triste de cómo estamos ahora. Al menos Allan Dwan podía vivir de su pensión del sindicato de directores allá en los años 70.

Me parece muy bien que lo hayan sacado enmedio del repugnante glamour de Cannes, a ver si toca alguna fibra ...
 
A esa extrañeza y cambio de tono ayuda la introducción a mitad de la trama de un diario personal de un personaje, a modo de voz en off, que reflexiona sobre lo que sentía y sobre otro personaje.

six ans plus tard.....

esos momentos son maravillosos, es una película muy libre, extraña, te ves por ahí a Villeret perdido en la jungla, a la pizpi perdidísima, al organizador desorganizando.... todo entre serio, cómico, totalmente coherente en su incoherencia.... es una peli inclasificable, un puro juego, como la aventura que cuenta.


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Las 4 que he visto (no tiene mucho más!) son así de maravillosas y enigmáticas, con el mar siempre ahí. Maine-Ocean la vi hace muy poco ...
 
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