¡Menos mal que no vamos a ganar, porque la que se viene encima es gorda!
Jueves 29 de septiembre de 2011 - José Luis Ruiz Bartolomé -
¿La declaración de algún preboste socialista ante las próximas elecciones? ¿El consuelo de algún grupo minoritario como CiU o UPyD? ¿El sueño inconfesable de Javier Arenas? No, amigos. La confidencia de Miguel Sebastián… ¡la primera semana de marzo de 2004!
Cómo me lo estoy pasando con el libro de Mariano Guindal “El declive de los dioses”. Lectura imprescindible para los que nos gusta la economía y su intrahistoria. Guindal, hasta hace poco redactor jefe de economía de La Vanguardia y uno de los periodistas mejor informados del país, ha aprovechado muy bien su reciente jubilación para plasmar en un libro entretenidísimo lo acontecido en la Piel de Toro desde la agonía de Franco hasta hoy. Prosa fresca y anécdotas reveladoras, un must para entender por qué las cosas son así y no de otra manera.
La frase que titula el post la he extraído efectivamente del libro. Cuenta Guindal que una semana antes de las elecciones de 2004 se reunió con Miguel Sebastián y que éste le confesó lo afortunados que eran, pues no tendrían que gobernar ante la que se venía encima. “¿Tan mal ves la situación económica?”, inquirió Guindal. “Peor que mal. Tenemos una burbuja inmobiliaria y es inevitable que estalle, y cuando esto ocurra se va a llevar todo lo demás por delante, empezando por los bancos”.
La conversación sigue y, si os interesa, no tenéis más que compraros este estupendo libro, pero para lo que quiero contar es suficiente. De la respuesta de Sebastián se pueden extraer las siguientes conclusiones:
1) En 2004 la burbuja ya era un hecho. En su segunda legislatura, el Partido Popular debió haber frenado la expansión del ladrillo. Retirar incentivos fiscales y, sobre todo, limitar la preocupante escalada de la ampliación del plazo de devolución, del porcentaje del precio financiado, o la aplicación generalizada del tipo variable nos hubieran ahorrado mucho sufrimiento.
2) El Partido Socialista era consciente desde el minuto uno de su entrada en el poder del grave riesgo de colapso económico. Zapatero se ha escudado frecuentemente en que no se podía prever la crisis. Que su consejero económico estuviera tan preocupado por “la que se nos viene encima” no sólo desmonta su coartada, sino que lo hace cómplice y responsable de incentivar la mayor burbuja de nuestra historia y la consiguiente Gran Depresión que atravesamos.
3) Si durante la primera legislatura el PSOE no sólo no enmendó la plana al PP sino que se dedicó a echar más leña al fuego, lo de la segunda no tiene nombre: aún recuerdo el debate en el que Solbes intentó ridiculizar a Pizarro por contar lo que luego efectivamente pasó. Y, ¿cómo se atrevieron a insistir machaconamente en que el nuestro era el sistema financiero “más sólido” del mundo? Inadmisible e injustificable.
Y dice Rubalcaba que se arrepiente de no haber pinchado la burbuja antes… Don Alfredo, que no la pincharon ustedes, que se la pincharon. Y si no hubiera saltado por los aires el chanchullo subprime de los americanos habrían seguido ustedes de fiesta hasta el fin de los tiempos. Ya lo explicó María Antonia Trujillo: “¿Para qué tocar nada, si todos nos estábamos haciendo ricos?”
Gane quien gane el problema sigue ahí, sin resolver, y no se va a solucionar –Don Mariano- recuperando desgravaciones u otros incentivos fiscales. Fíjense en este gráfico revelador (encontrado en el interesante blog decigarrasyhormigas):
Con la gigantesca burbuja inmobiliaria que hemos tenido, ¿quién se va a creer que nuestra banca haya necesitado sólo un 2% de PIB para sanearse? Si Alemania (sin burbuja) ha aplicado un 12% e Irlanda, con una burbuja del mismo corte que la nuestra, ha aplicado un 38%, se pueden ir haciendo una idea del verdadero coste al que nos enfrentamos.
Mucha suerte al que venga pero, sobre todo, mucha valentía, honestidad y decisión.