Bueno, será que es viernes y no he quedado, será que con los años me he vuelto blandito, será que tengo ya el culo dado de si y se me salta la lágrima fácil... No sé que coño será, pero me he puesto sentimental. Mi mujer y Run-Run dicen que es porque chocheo, y mi amante que la tengo como un vaso cubata y me falta el riego en determinados momentos, pero ese es otro tema que no sé porqué he sacado, de verdad...
El caso es que veo este hilo y me emociono, cojones. Recuerdo a un Raúl trolaco, imberbe, impenitente y muy loco, que me llamaba a las tantas de la mañana para contarme sus proyectos y avisarme de que me querían echar de la administración del foro (puto visionario).
Recuerdo después cuando nos contaba que había rodado un corto, y lo primero que le dije es que era bilipollas por haberle dado título de número. Que eso no lo iba a encontrar ni Dios. Pero lo encontraron, válgame si lo encontraron. Y yo que me alegré.
También me viene a la cabeza cuando recibí ese corto en un formato que destilaba cariño por las cosas bien hechas, y con una dedicatoria que destilaba cariño por mi, aunque fuese mentira. Que no sé si lo era, pero parecía de verdad y todo. Y recuerdo emocionarme como un imbécil.
También recuerdo, por desgracia, como el Cerezón forero nos fue dejando, poco a poco pero sin pausa. Aunque no se lo tengo en cuenta porque se dirigía a horizontes más lejanos, más grandes, más abiertos. Y porque, en realidad, tampoco nos ha dejado del todo, se sigue sintiendo aquí como el niño que fue, y de vez en cuando vuelve a casa por Navidad. Como Edu.
Asimismo emociona recordar el crecimiento de Harmónica, que lo vimos preguntando curioso por ese objetivo que le gustaba, y ahora es un gigante en lo suyo. Emociona ver tantos años juntos, tantas aventuras, tantos disgustos, pero sobre todo tantas alegrías, que los disgustos se olvidan. Casi todos.
En fin. Serán cosas de la edad. La mia. Y la del foro, que se nos ha hecho mayor. Quizás demasiado.
Así que me gustaría mandar un fuerte abrazo a Raúl y compañía. Darles las gracias por considerarnos parte de esto. Y pedirles disculpas por no estar allí para darles un abrazo de hermano. Aunque prometo hacerlo antes de que sea tarde. Y ponerme no a su disposición, sino a sus pies. Para lo que necesitéis, gigantes. Que sois gigantes. Y yo no podría estar más orgulloso de vosotros. Cabrones.