GOYA EN BURDEOS (1999)
Estudio sobre la figura de Goya, no tanto biográfico como una autoexplicación (a veces literalmente, con paseos a lo Night gallery) de clara intención arty. El Goya anciano, personaje anacrónico y decadente, rememora al Goya joven en la cima de su vida, pre-exilio, nadando por la Corte como artista y celebrity hasta la cama de la Duquesa de Alba.
Saura no quiere contarnos la vida del pintor, sino las inspiraciones en ella que llevaron al Goya que trascendió; tirando del hilo desde los referentes (Velázquez, Rembrandt) a lo folclórico (los bailes, lejos de aparecer como costumbrismo, tratan con solemnidad) y finalmente el trauma tanto personal como histórico, conduciendo a una edad de Goya -y España- más tétrica y desesperanzada. Todo esto es de lejos lo más interesante de la película, aunque sea estéticamente, gracias a un Saura muy seguro en lo onírico junto a STORARO UNCHAINED.
El problema no es tanto que ese lado de la película vire un poco hacia el exceso (que sí), sino todo el (necesario) contexto, lo más biopic y decididamente más vulgar de toda ella. El romance Goya-Duquesa es intragable, incluyendo diálogos chisposos y un Coronado perdidísimo; ella sabemos que era fascinante porque nos lo dicen muchas veces. Todo se viene abajo cuando de lo sugestivo intenta hacer algo más natural y solo pasas a ver actores disfrazados y ese aire falseado de TVE de época de los 90... cosa que no pasa en ningún momento con un monolítico y entregado Paco Rabal, tierno dinosaurio.
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