Descomunal volumen que comenzó a escribirse en 1973 y que a lo largo de los años en sus diferentes ediciones se ha ido ampliando, ha sido en el 2011 la primera vez que se ha traducido “El arte de Walt Disney” al español. Publicado para España por Lunwerg Editores.
Proporcional a su tamaño y número de páginas (504) es su calidad, no importa que hayamos leído tantos libros como queramos sobre Walt Disney, “El arte de Walt Disney” siempre nos sorprende y nos da algún dato que desconocíamos.
Su autor Christopher Finch aún con el beneplácito de la propia Walt Disney para elaborar este libro se mantiene objetivo en sus críticas, incluso indagando en los errores de títulos considerados hoy día obras maestras y que nadie se atrevería a sacar pegas. Aquí tienen unos ejemplos:
“… la historia se vuelve exageradamente melodramática. Los dinosaurios se transforman en actores histriónicos. Durante las batallas se utiliza una luz teatral, como si la acción no fuera suficientemente dramática de por sí. La música domina sobre las imágenes, que al final resultan demasiado esquemáticas.” (Página 175)
“... Bambi no resulta satisfactoria, especialmente comparada con el nivel de los anteriores largometrajes de Disney. No se puede culpar a los artistas. El problema reside en la forma en que los personajes se integran en la narración.” (Página 189)
“… El único punto débil de la película es que la cantidad de personajes que aparecen no permite que todos se desarrollen suficientemente en los setenta y siete minutos que dura la obra. Por ejemplo, los Niños Perdidos tienen un potencial tan interesante como el de los siete enanitos, pero solo se individualizan de manera my rudimentaria. Incluso Peter y Wendy quedan un poco esbozados. “ (Página 208)
El material fotográfico que presenta el libro es espectacular, fotos, ilustraciones, bocetos, arte conceptual, layout, story board y un sinfín de reproducciones que entusiasmará a cualquier aficionado a la animación.
El libro está elaborado con una gran calidad, en cartoné y con papel calificado de ecológico. Viene protegido con unas sobrecubiertas transparentes, y es que el color blanco elegido para las portadas corre el riesgo de mancharse solo con poner nuestros dedos sobre él.
Eso sí, todo tiene un precio y toda esta calidad nos sale por 59.50 euros. Precio excesivo para días de crisis, de forma que toca ahorrar.
No quisiera despedir la reseña sin antes reproducir la formula que tiene John Lasseter para hacer películas que gusten y funcionen en taquilla:
“… solo hay un plan que funciona: realizar películas de calidad; y solo hay una manera de hacerlas, que consiste en devolver la responsabilidad creativa a los directores, a los guionistas gráficos y a los animadores.” –John Lasseter- (Página 341)