Atreyub
En busca y captura
Va por ti, Wontner.
Tal como dije... Y cuando vea la secuela y el remake aquí irán también, por pardiez. Porque me parece una de las comedias francesas más divertidas de la historia y porque para mi gusto bien vale hilo propio más allá de la 3ª que viene en camino. Sí, señor. ¡Que me muera si flaqueo!.
(Les visiteurs, Jean-Marie Poiré,1993)
- "El no es hidalgo y no tiene maneras en el yantar. Ya se contenta con manducar las sobras. Ten mi fiel".
Jean-Marie Poiré dudo que se imaginase ni por asomo que su producto, algo tan trillado como los viajes en el tiempo y contrastes más que descarados entre las formas de una época y las de otra. Más aún que su película se acabase convirtiendo no sólo en uno de los títulos más taquilleras de ese año sino que fue una de las más nominadas en los Premios César (los Oscars franceses) con un total de 9 nominaciones. 11 años después la película sigue siendo original en su propuesta y no pierde puntada en criticar una sociedad y unos valores que el género de la comedia bien sabe hacer como ya dejó patente Chaplin, quien no perdía la ocasión para arremeter contra la clase social media alta o contra la autoridad si con ello se lograba sacar algún mensaje o incluso una carcajada, la mejor contraofensiva sobre el sistema establecido.
Vayamos al grano. En este caso la forma encaja a la perfección con el estilo marcado y cerrado de la comedia francesa, quienes suelen utilizar unas formas muy reconocibles y a la vez un estilo en la cámara que juega mucho con los contrastes, la exposición agresiva con rostros muy cerca de la cámara dándole así mayor fealdad o incluso mayor expresionismo a las gesticulaciones. Incluso "Les visiteurs" cuenta con una puesta en escena un tanto extraña, tomándose en serio a sí misma, dándole de esta forma un tono sombrío, complaciente y a la postre concienzudo de exponer una época con la mayor veracidad posible. La pena es que el formato es extraño pues resulta por momentos un tanto guiñolesco, como si de una función teatral se tratase, un trabajo un tanto incompleto ya sea por la realización o porque no acaba de tratarse del todo bien. Pero aún y así cuenta con una puesta en escena divertida, jovial y sobretodo interesante desde un punto de vista cómico (sin ir más lejos en el guión contamos con el propio Clavier, alguien acostumbrado al género y sobretodo en el campo de los guiones), logrando así que lo que no encaje en lo estrictamente histórico funcione perfectamente en la risa.
Claro está, quien empiece a contemplar la película con el piloto encendido sobre la calidad y la exactitud de lo expuesto se podrá llevar un gran chasco pues incluso aún intentando ponerse serios con el tema de la Edad Media, si contamos con Clavier y Reno como protagonistas, uno no puede esperar otra cosa que una comedia bufa, frases cargadas de chascarrillos y un humor que roza el slapstick más elemental (sirva como ejemplo el momento donde Godofredo de Miramonte lucha contra uno de los soldados y éste lo decapita de una forma tonta y el cuerpo, ya sin cabeza, se bambolea de una forma realmente absurda a la par que cómica). Pero está claro que todo lo concerniente a la época antigua sirve simplemente como vehículo o pasadizo para lo que de verdad importa: transportar a nuestra pareja protagonista a la época actual para que el contraste y el asombro ante las diferencias establecidas sean los que luzcan, arranquen las carcajadas y uno no se plantee mucho si el guión es bueno o malo porque realmente hacerlo sería injusto.
Una cosa está clara. Si una comedia logra que el espectador ría y conecte con lo que expone (y comprenda el humor, más aún cuando es perteneciente a otro país, pues como todos sabemos cada lugar tiene su idiosincrasia particular) el resultado es no sólo efectivo sino que el propósito, la base de este, ha sido satisfactorio. Y puedo decir con la boca bien abierta que "Los visitantes ¡no nacieron ayer!" es un ejemplo y un trabajo bien hecho. Hay un caudal de gags, un torrente de hilaridades, una fuente inagotable de situaciones hilarantes y ridículas y ante todo un ingenio para hacer que dos mundos choquen y surtan efecto que la labor del guión, tanto de Jean-Marie Poiré como de Christian Clavier, es excelente y perfecto desde cualquier punto de vista. En el mismo instante que el caballero y su escudero cruzan el tiempo y aterrizan en nuestra época la película es un pistoletazo de salida que funciona cual reloj suizo.
Me es imposible hacer una crítica sin exponer con todo lujo de detalles cuales son para mi los momentos que para mi gusto hacen de esta película una de las mejores de la comedia francesa:
- Los dos visitantes que confunden a un negro con un sarraceno y un coche con una máquina infernal que se mueve sin caballos y va blindado. El ahínco y el frenesí con el que descuartizan (literalmente) el vehículo mientras el negro huye al grito de "están chiflados" es tan sólo un preámbulo de todo lo que vamos a contemplar a continuación.
- Clavier golpeando una puerta y tocando el cuerno en la puerta. Es algo tan surrealista y tan hilarante que es imposible no partirse la caja ante la forma de actuar. La velocidad del coche debido a que los visitantes se marean. El trato de Reno a la mendiga y la defensa de Clavier después plasmando las acciones de la Edad Media ante la mendicidad pero a su vez ante una dama en apuros.
- La llegada a la casa de su descendencia. Es la mejor escena de toda la película donde la colección de gags es disparada cual metralleta sin dar un segundo de respiro. El teléfono y las imitaciones de animales (mi momento favorito de toda la película), el asado en la chimenea, el aseo en el retrete, toda la set piece en la cena donde tanto diálogos como acciones son humor en su estado más primigenio, en su esencia pura ("¿El también un plebeyo?" con su consiguiente cuesco por parte de un inspirado Clavier indicando que en la Edad Media no estaba mal visto zurrarse un pedo bien sonoro como crítica) o el baño con todo un frasco de Channel nº 5.
- El destrozo sistemático del hotel con todo lo que conlleva (lámparas arrancadas, la chimenea y el hollín manchando toda la habitación, el trato autoritario de Reno a una de las empleadas llamándola villana demostrando su autoridad como caballero). Pero a su vez es el mejor emplazamiento para la vis cómica de Clavier quien aquí se transforma en un hombre amanerado, borde, maleducado y engreído quien sufrirá las consecuencias en sus trajes coloridos y en sus posesiones ("¡Mi ranchera!"). Los momentos donde comparte imagen con su antepasado o las confusiones que estos crean al suponerse que son hermanos dan como resultado los mejores momentos donde los gags no aparecen. Aparte de que las más ácidas, divertidas y mejores frases las contienen sus escenas.
También tengo que ser sincero. Aunque el humor es imperante y está perfecto en todas sus formas, hay cierta arritmia en la parte central cuando hay momentos donde tanto guionistas como director no saben qué hacer o como conseguir hacer que la peli sea fluida sin pensar en encauzar o encadenar gag tras gag o frases chistosas. Pero también es cierto que donde no llega una cosa lo hace (o compensa) otra y aquí se podría reseñar la química pura que hay entre todos los actores. Desde la pareja protagonista como el resto de intérpretes resaltando la actriz Valérie Lemercier quien resulta imprescindible con su don natural para la comedia contemporánea y sobre todo para la comedia de situación. La relación con Reno es muy fluida al igual que su interacción con su esposo, quien no logra comprender hasta dónde puede llegar la enajenación mental para realizar ciertas acciones. Lo más divertido del caso es los contrastes que surgen por lo mismo debido a la situación económica y social del matrimonio. Son gente rica, gente de alta alcurnia (ella es condesa, él es dentista) y son utilizados como crítica cómica hacia su posición en el la Sociedad.
"Los visitantes ¡no nacieron ayer!" fue todo un descubrimiento y una vuelta de tuerca más en la comedia francesa logrando que los contrastes de situación / época, la crítica poco sutil empleada de una forma divertida y eficaz, unos roles bien definidos y ante todo, aún estereotipados, bien trabajados junto con unos actores que estaban en estado de gracia consiguieron dar en la diana. Y a pesar de contar con una fotografía de Jean-Yves Le Mener un tanto feista y una partitura de Eric Levi, el cual no le importa copiar (descaradamente) el leiv motiv de "Robin Hood, príncipe de los ladrones" y hacer un popurrí de melodías extrañas pero a su vez divertidas y acorde con lo expuesto hacen que la película sea un inventivo, eficaz, divertido y ameno entretenimiento donde lo contradictorio y lo surrealista jugaba un papel primordial. ¡Que me muera si flaqueo ante la posibilidad de darle la espalda por creer que no está a la altura 20 años después!.
Tal como dije... Y cuando vea la secuela y el remake aquí irán también, por pardiez. Porque me parece una de las comedias francesas más divertidas de la historia y porque para mi gusto bien vale hilo propio más allá de la 3ª que viene en camino. Sí, señor. ¡Que me muera si flaqueo!.
(Les visiteurs, Jean-Marie Poiré,1993)
- "El no es hidalgo y no tiene maneras en el yantar. Ya se contenta con manducar las sobras. Ten mi fiel".
Jean-Marie Poiré dudo que se imaginase ni por asomo que su producto, algo tan trillado como los viajes en el tiempo y contrastes más que descarados entre las formas de una época y las de otra. Más aún que su película se acabase convirtiendo no sólo en uno de los títulos más taquilleras de ese año sino que fue una de las más nominadas en los Premios César (los Oscars franceses) con un total de 9 nominaciones. 11 años después la película sigue siendo original en su propuesta y no pierde puntada en criticar una sociedad y unos valores que el género de la comedia bien sabe hacer como ya dejó patente Chaplin, quien no perdía la ocasión para arremeter contra la clase social media alta o contra la autoridad si con ello se lograba sacar algún mensaje o incluso una carcajada, la mejor contraofensiva sobre el sistema establecido.
Vayamos al grano. En este caso la forma encaja a la perfección con el estilo marcado y cerrado de la comedia francesa, quienes suelen utilizar unas formas muy reconocibles y a la vez un estilo en la cámara que juega mucho con los contrastes, la exposición agresiva con rostros muy cerca de la cámara dándole así mayor fealdad o incluso mayor expresionismo a las gesticulaciones. Incluso "Les visiteurs" cuenta con una puesta en escena un tanto extraña, tomándose en serio a sí misma, dándole de esta forma un tono sombrío, complaciente y a la postre concienzudo de exponer una época con la mayor veracidad posible. La pena es que el formato es extraño pues resulta por momentos un tanto guiñolesco, como si de una función teatral se tratase, un trabajo un tanto incompleto ya sea por la realización o porque no acaba de tratarse del todo bien. Pero aún y así cuenta con una puesta en escena divertida, jovial y sobretodo interesante desde un punto de vista cómico (sin ir más lejos en el guión contamos con el propio Clavier, alguien acostumbrado al género y sobretodo en el campo de los guiones), logrando así que lo que no encaje en lo estrictamente histórico funcione perfectamente en la risa.
Claro está, quien empiece a contemplar la película con el piloto encendido sobre la calidad y la exactitud de lo expuesto se podrá llevar un gran chasco pues incluso aún intentando ponerse serios con el tema de la Edad Media, si contamos con Clavier y Reno como protagonistas, uno no puede esperar otra cosa que una comedia bufa, frases cargadas de chascarrillos y un humor que roza el slapstick más elemental (sirva como ejemplo el momento donde Godofredo de Miramonte lucha contra uno de los soldados y éste lo decapita de una forma tonta y el cuerpo, ya sin cabeza, se bambolea de una forma realmente absurda a la par que cómica). Pero está claro que todo lo concerniente a la época antigua sirve simplemente como vehículo o pasadizo para lo que de verdad importa: transportar a nuestra pareja protagonista a la época actual para que el contraste y el asombro ante las diferencias establecidas sean los que luzcan, arranquen las carcajadas y uno no se plantee mucho si el guión es bueno o malo porque realmente hacerlo sería injusto.
Una cosa está clara. Si una comedia logra que el espectador ría y conecte con lo que expone (y comprenda el humor, más aún cuando es perteneciente a otro país, pues como todos sabemos cada lugar tiene su idiosincrasia particular) el resultado es no sólo efectivo sino que el propósito, la base de este, ha sido satisfactorio. Y puedo decir con la boca bien abierta que "Los visitantes ¡no nacieron ayer!" es un ejemplo y un trabajo bien hecho. Hay un caudal de gags, un torrente de hilaridades, una fuente inagotable de situaciones hilarantes y ridículas y ante todo un ingenio para hacer que dos mundos choquen y surtan efecto que la labor del guión, tanto de Jean-Marie Poiré como de Christian Clavier, es excelente y perfecto desde cualquier punto de vista. En el mismo instante que el caballero y su escudero cruzan el tiempo y aterrizan en nuestra época la película es un pistoletazo de salida que funciona cual reloj suizo.
Me es imposible hacer una crítica sin exponer con todo lujo de detalles cuales son para mi los momentos que para mi gusto hacen de esta película una de las mejores de la comedia francesa:
- Los dos visitantes que confunden a un negro con un sarraceno y un coche con una máquina infernal que se mueve sin caballos y va blindado. El ahínco y el frenesí con el que descuartizan (literalmente) el vehículo mientras el negro huye al grito de "están chiflados" es tan sólo un preámbulo de todo lo que vamos a contemplar a continuación.
- Clavier golpeando una puerta y tocando el cuerno en la puerta. Es algo tan surrealista y tan hilarante que es imposible no partirse la caja ante la forma de actuar. La velocidad del coche debido a que los visitantes se marean. El trato de Reno a la mendiga y la defensa de Clavier después plasmando las acciones de la Edad Media ante la mendicidad pero a su vez ante una dama en apuros.
- La llegada a la casa de su descendencia. Es la mejor escena de toda la película donde la colección de gags es disparada cual metralleta sin dar un segundo de respiro. El teléfono y las imitaciones de animales (mi momento favorito de toda la película), el asado en la chimenea, el aseo en el retrete, toda la set piece en la cena donde tanto diálogos como acciones son humor en su estado más primigenio, en su esencia pura ("¿El también un plebeyo?" con su consiguiente cuesco por parte de un inspirado Clavier indicando que en la Edad Media no estaba mal visto zurrarse un pedo bien sonoro como crítica) o el baño con todo un frasco de Channel nº 5.
- El destrozo sistemático del hotel con todo lo que conlleva (lámparas arrancadas, la chimenea y el hollín manchando toda la habitación, el trato autoritario de Reno a una de las empleadas llamándola villana demostrando su autoridad como caballero). Pero a su vez es el mejor emplazamiento para la vis cómica de Clavier quien aquí se transforma en un hombre amanerado, borde, maleducado y engreído quien sufrirá las consecuencias en sus trajes coloridos y en sus posesiones ("¡Mi ranchera!"). Los momentos donde comparte imagen con su antepasado o las confusiones que estos crean al suponerse que son hermanos dan como resultado los mejores momentos donde los gags no aparecen. Aparte de que las más ácidas, divertidas y mejores frases las contienen sus escenas.
También tengo que ser sincero. Aunque el humor es imperante y está perfecto en todas sus formas, hay cierta arritmia en la parte central cuando hay momentos donde tanto guionistas como director no saben qué hacer o como conseguir hacer que la peli sea fluida sin pensar en encauzar o encadenar gag tras gag o frases chistosas. Pero también es cierto que donde no llega una cosa lo hace (o compensa) otra y aquí se podría reseñar la química pura que hay entre todos los actores. Desde la pareja protagonista como el resto de intérpretes resaltando la actriz Valérie Lemercier quien resulta imprescindible con su don natural para la comedia contemporánea y sobre todo para la comedia de situación. La relación con Reno es muy fluida al igual que su interacción con su esposo, quien no logra comprender hasta dónde puede llegar la enajenación mental para realizar ciertas acciones. Lo más divertido del caso es los contrastes que surgen por lo mismo debido a la situación económica y social del matrimonio. Son gente rica, gente de alta alcurnia (ella es condesa, él es dentista) y son utilizados como crítica cómica hacia su posición en el la Sociedad.
"Los visitantes ¡no nacieron ayer!" fue todo un descubrimiento y una vuelta de tuerca más en la comedia francesa logrando que los contrastes de situación / época, la crítica poco sutil empleada de una forma divertida y eficaz, unos roles bien definidos y ante todo, aún estereotipados, bien trabajados junto con unos actores que estaban en estado de gracia consiguieron dar en la diana. Y a pesar de contar con una fotografía de Jean-Yves Le Mener un tanto feista y una partitura de Eric Levi, el cual no le importa copiar (descaradamente) el leiv motiv de "Robin Hood, príncipe de los ladrones" y hacer un popurrí de melodías extrañas pero a su vez divertidas y acorde con lo expuesto hacen que la película sea un inventivo, eficaz, divertido y ameno entretenimiento donde lo contradictorio y lo surrealista jugaba un papel primordial. ¡Que me muera si flaqueo ante la posibilidad de darle la espalda por creer que no está a la altura 20 años después!.