Ya he vuelto de Cuenca. No entiendo que tiene de especial mirar hacia Cuenca, la catedral bien, el castillo bonito, cuestas empinadas y empedradas que me hacen acordarme de que no soy ya joven, buenos bares...
No encontré a la bruja de Conan por ninguna parte (mira que busqué, polla en mano) pero conseguí que, más o menos a los 5 minutos de llegar, un guía turístico de la zona me riñera por subirme a una roca a que me hicieran una foto. La agresividad de su bronca fue proporcional a la indiferencia con la que yo le dije que, si estaba prohibido subirse a las rocas, pusieran un cartel al lado diciéndolo, que no soy adivino. Por cierto que había no menos de 20 personas haciéndose fotos en esa misma roca, pero me quiso llamar la atención a mí. Me vería cara de forero.