Voy con unas cuantas copas de lambrusco rosado (me quedan dos dedos para vaciar la botella) y unos canapés en estómago (he cenado a las diez), por no tener el estómago vacío. En cuanto se me pase el mareo, a la cama. ¡Están bombardeando mi barrio!
A media tarde he tenido una videollamada con mi madre, quien se lo estaba pasando de lujo, y luego con mis sobrinos (ha sido menos deprimente la noche porque me han dicho, "te queremos mucho y te echamos de menos"). Es la peor Nochevieja de mi vida en España, negros. Me dan ganas de llorar, mucho.