Bueno, hay ciertos detalles narrativos que resultan un tanto confusos, y en realidad la trama principal del film no se desvela hasta la mitad. Y en realidad todo ello, junto con el esquema chico conoce chica, no es más un McGuffin del señor Shinkai para hablarnos de lo que realmente le interesa, esa espiritualidad y dualidad entre la magia ancestral y el mundo moderno, coexistiendo y condicionando las relaciones entre las personas, que haría las delicias de Peter Weir. Y bueno, todos esos planos que parecen rodados más que dibujados, sin perder el sabor ni la textura de la animación tradicional en 2D... me cuesta creer que haya algo dejado a medias aquí, la verdad.
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