Hoy me encontré con el hombre visible, como yo. Nos dimos un abrazo. Juramos ser hermamos de por vida, pero vimos a la Denevue. Él, sin ningún reparo, empezó a tronase el pene. Le pedí que no, pero hizo caso omiso. Mi patada en los cojones del susodicho estaba cantanda. Así le dí, con todas las ganas, hasta que vomitó a una Huppert. Decidimos cuidarla y darle lechita para beber. Hablaba Francés; era ella, joder. Pero el invisible guerra de los clon le metió mano, diciéndo que la que se la pone dura de verdad es Eva Green. Yo me rindo. Me voy a cagar.