Respuesta: Mis adorables vecinos.
Refloto el post porque últimamente pasan unas cosas en mi barrio que ni Falcon Crest
Vivo en una urbanización, donde cada calle está compuesta por unas veinte casas, y nos organizamos asi, por calles: cada calle tiene su presidente, su papeleo, etc. Somos un lobby vecinal muy simpático, abierto, y cada dos por tres nos ponemos a hacer paella para toda la calle, desayuno de churros con chocolate... Lo normal.
Justo enfrente de nosotros vive una familia desde hace más de ocho años. No es que seamos amigos íntimos, pero nos hemos juntado en varias comidas, y gente normal. Él es inspector de policía. Están la mujer, y dos hijos adolescentes. Ellos son cuarentones.
Una noche nos despertamos mi señora y yo, oyendo gritos por la ventana, que da a la calle. Una chica gritando, a lo bestia. Era la hija de los susodichos. Decía que se iba con su padre, que no aguanta más, etc... la madre persiguiéndola por la calle, las dos en un estado de nervios bastante terrible. Al marido hacía bastantes días que no lo veíamos, pero como por su trabajo, tenía un horario muy raro, tampoco le dimos importancia. Al día siguiente, mi señora se encuentra con su señora, a resultas de lo cual nos enteramos de que el inspector se ha largado con una muchacha de apenas veinte años. BUM. Bombazo. Jamás te lo esperarías de un tipo tan serio, con una cara tan avinagrada que casi parece que no conozca los orgasmos. Pero resulta que si. Consencuencias, pues la madre destrozada, la hija que para llamar la atención hace cualquier cosa y que va como una peonza, entre el apartamento donde su padre vive con la lolita, y casa de su madre. Al parecer, va cambiando de casa según sus cambios de humor.
Pero lo delirante es lo del hijo. Siempre había sido el típico bala perdido, que va con amigos que parecen secundarios salidos de "Curso 1984". Fuma, bebe, broncas con el padre... pero controlado. Ahora, el padre no está, la madre está en otro mundo, y el control se ha ido a la mierda. El muchacho se droga. Empezó con los porros, se le podía ver a cualquier hora en el portal liandolos, y luego pasabas por allí y echaba una peste... pero ahora llega a casa a las diez de la mañana con una cara tal que dudamos de que siga con los porros. A la madre no le tiene ningun respeto (antes con el padre, si) hace lo que quiere, y cuando lo saludas o te lo cruzas, tiene cara ya de semi yonqui, pero en serio, de los que ves en la calle pidiendo
En fin, no es asunto nuestro ni mucho menos, pero sorprende ver como detrás de una familia que en unos cinco años has convivido un poco, y que aparentaban normalidad, se puede ir al garete en cualquier momento.
Lo mas divertido, de lo que me acabo de enterar, y que motiva este post, es el descubrimiento de que teniamos un puticlub en la calle
A cinco casas de la mía vive un señor calvo que se quedó sin empleo, y que esta misma semana vino la policía a su casa, a resultas de una denuncia. Resulta que tiene un puticlub montado. Nadie se había enterado, salvo los de la casa de al lado (las paredes son papel), y es que el tío era muy discreto. Entraba en la calle con las chicas "justas" que tuviera contratadas, metidas en el maletero o agachadas (en el asiento trasero, malpensaos) y ya entraban al garaje, y de ahí a la casa sin que nadie las viera. Eran cinco o seis sudamericanas. Nunca se las veía entrar o salir por si mismas, pero claro, se oía todo. y LOS vecinos de la casa contigua, con niños pequeños, hasta los huevos de las orgías que se montaban pared con pared, denunciaron. Estamos todos los tíos flipando con el asunto. O, como dice mi mujer, es que nos jode no habernos enterado a tiempo
En fin. Un autentico berenjenal. Me quedo con que las cosas que vemos a diario, pero que "nunca pasan aquí" se fraguan en todos lados, y en personas de las que nunca sospecharías.