Harkness_666
Son cuatro
¿No hay hilo de una de las candidatas al Oscar que más está dando de qué hablar? Alguien tiene que animarse a ponerla a caer de un burro, aunque no seré yo quien lo haga.
Me ha convencido bastante. La historia personal de un joven negro y homosexual, con tres actores interpretando al mismo personaje en tres momentos vitales concretos. Sus primeros descubrimientos, sus esfuerzos por comprender el mundo y a sí mismo, las vueltas de tuerca inesperadas pero decisivas de la vida, así como la influencia que recibe de la gente que tiene alrededor (amigos y amantes, figuras paternas y maternas), la cual contribuye a forjar en él una identidad propia. Sorprende, en primer lugar, la ausencia de un discurso reivindicativo, social, comprometido, o lo que sea... más bien, la propia película parece evitarlo. La vida de un tipo, y ya. Quiere dar la idea de que cada individuo es un mundo en sí mismo y que las identidades en el fondo son creaciones artificiales, muy difíciles de reducir a términos tan sencillos como negro, gay o lo que sea (de ahí el tema de los nombres para cada episodio). Algo en las antípodas del típico melodrama sensacionalista o de mensaje chillado y oscarizable.
El tal Jenkins tira tanto de cámara al hombro como de ciertos recursos visuales muy de artista (Mozart ilustrando un partidito de niños, unos ralentís al estilo Refn). Sin embargo, el resultado es más próximo al latido de la vida real, a la observación paciente de la libre evolución del protagonista, que al dramatismo forzado de un mal guionista apretando las teclas intensamente. Lo más discutible son unos personajes secundarios que parecen estar demasiado subordinados a esa función de moldearle el carácter al principal; el tal Mahershala Ali está nominado por muy poca cosa... de hecho, desaparece sin más del argumento en cuanto deja de ser necesario (si se explica, no lo he pillado). Además, es poco creíble (un nigga gangsta que habla como un concejar del PSOE zapateril), aunque eso sí que puede ser intencionado, buscando precisamente evitar esos estereotipos. He visto también unas elipsis muy eficaces y una estimable ausencia de maniqueísmo; Naomie Harris es como la madre de Precious, pero en bien hecho.
El final abierto (vuelta a esa metáfora lunar) redondea una propuesta en el fondo modesta, de bien medida sencillez, pese a sus pretensiones intimistas y poéticas.
Ya contaréis.
Me ha convencido bastante. La historia personal de un joven negro y homosexual, con tres actores interpretando al mismo personaje en tres momentos vitales concretos. Sus primeros descubrimientos, sus esfuerzos por comprender el mundo y a sí mismo, las vueltas de tuerca inesperadas pero decisivas de la vida, así como la influencia que recibe de la gente que tiene alrededor (amigos y amantes, figuras paternas y maternas), la cual contribuye a forjar en él una identidad propia. Sorprende, en primer lugar, la ausencia de un discurso reivindicativo, social, comprometido, o lo que sea... más bien, la propia película parece evitarlo. La vida de un tipo, y ya. Quiere dar la idea de que cada individuo es un mundo en sí mismo y que las identidades en el fondo son creaciones artificiales, muy difíciles de reducir a términos tan sencillos como negro, gay o lo que sea (de ahí el tema de los nombres para cada episodio). Algo en las antípodas del típico melodrama sensacionalista o de mensaje chillado y oscarizable.
El tal Jenkins tira tanto de cámara al hombro como de ciertos recursos visuales muy de artista (Mozart ilustrando un partidito de niños, unos ralentís al estilo Refn). Sin embargo, el resultado es más próximo al latido de la vida real, a la observación paciente de la libre evolución del protagonista, que al dramatismo forzado de un mal guionista apretando las teclas intensamente. Lo más discutible son unos personajes secundarios que parecen estar demasiado subordinados a esa función de moldearle el carácter al principal; el tal Mahershala Ali está nominado por muy poca cosa... de hecho, desaparece sin más del argumento en cuanto deja de ser necesario (si se explica, no lo he pillado). Además, es poco creíble (un nigga gangsta que habla como un concejar del PSOE zapateril), aunque eso sí que puede ser intencionado, buscando precisamente evitar esos estereotipos. He visto también unas elipsis muy eficaces y una estimable ausencia de maniqueísmo; Naomie Harris es como la madre de Precious, pero en bien hecho.
El final abierto (vuelta a esa metáfora lunar) redondea una propuesta en el fondo modesta, de bien medida sencillez, pese a sus pretensiones intimistas y poéticas.
Ya contaréis.