Los guisantes son para potenciar el elemento cromático, al producir un bonito contraste con el amarillo del arroz y el rojo de los pimientos, por lo que su función es primordialmente estética (al igual que la de los trozos de limón, por ejemplo, que tampoco hace falta exprimir sobre el contenido del plato cual lluvia dorada para poder gozar plenamente de su sabor). Así que no es imprescindible la ingesta de los guisantes para disfrutar de este manjar de Dioses, a pesar de lo cual algunas personas saben apreciar el agradable efecto en boca que produce su aplastamiento inmisericorde durante la masticación, como contraste a la textura suave del grano de arroz en su justo punto de cocción o a la natural gelatinosidad del pimiento frito. En realidad existen más formas de preparar este plato (a cada cual más exquisita) que días tiene el año.