A grandes rasgos es un anti-thriller engullido por el paisaje inmenso y desolado de la Turquía profunda. Exasperante, sin investigación como tal más allá de la búsqueda de un cuerpo enterrado, al cargo de un puñado de agentes y figuras de la autoridad que van dando tumbos en un viaje hacia lo profundo de la noche, siguiendo las dudosas indicaciones del supuesto asesino para su hallazgo y posterior traslado y autopsia.
Se muestran los diversos procedimientos como la rutina anodina que son, con la incompetencia, titubeos, falta de recursos, burocracia absurda y actitudes varias de los implicados; señores que no saben muy bien qué hacen allí, un poco ridículos, pero como cualquier hijo de vecino. Todo muy alejado de lo que suele verse dentro de la temática y sin el menor temor a no ajustarse a los tiempos de una trama convencional; excesiva, dilatada duración, que cubre un período de tiempo corto (una noche y la mañana siguiente). Con personajes que son gente quemada y un poco hasta el gorro de todo, reducidos a la nada por la enorme extensión de tierra, con apenas algún punto de referencia y donde las jurisdicciones parecen cosa de chiste.
El humor de la película no es para partirse la caja (o sí), pero existe y hasta les acabas cogiendo simpatía a este puñado de garrulos, entre quienes descuellan el fiscal y el médico forense; éste, el protagonista (cuesta darse cuenta), es quien ejerce de testigo no tan silencioso cuya mirada, más ilustrada y ajena al lugar, aunque no menos hermética (esos retazos de su vida en fotografías) es lo que nos sirve de guía… hasta que finalmente se acaba implicando de algún modo en lo sucedido.
Crónica de un país al borde de la modernidad, aspirante a ello, pero siempre a medias, con una situación en las provincias y en las aldeas del interior, tal y como se nos muestra en un largo segmento, todavía de subdesarrollo y apego a los marcos tradicionales, la hospitalidad y la obediencia, con carencias graves de infraestructuras y olvido por parte del estado. De refilón, masculinidades desvalidas y problemas con el sexo opuesto; mujeres carentes de voz que son presentadas como puro enigma, en una secuencia (la aparición de la hija del alcalde) comparable a una ruptura o ensoñación, un encuentro inesperado e inquietante con la belleza en medio de la desolación.
Y es que el misterio empapa el film y no sólo en lo meramente argumental, sino en sus imágenes, que destilan una atmósfera fantasmal; la noche, los elementos (agua, viento, fuego, siguiendo claramente la escuela “rusa”), el fuerte contraste luz-oscuridad… arrancando instantáneas hipnóticas; las caras esculpidas, la manzana arrastrada por el riachuelo, o cómo esto remite a ese motivo visual que es la caravana de vehículos perdidos en las tenebrosos e intrincados recodos del camino. Los detalles del “caso” apenas se revelarán más allá de unos apuntes con los que quizá podremos armar una cierta explicación del crimen (¿asunto de faldas, encubrimiento… o tal vez algo más?), cuyos participantes nos son anticipados en una pausada escena-viñeta inicial, con la cámara a través de un sucio cristal y con un perro, entendemos, como único testigo.
Finalmente, esto es una meditación en torno al porqué de determinados comportamientos humanos atroces e incomprensibles, la eterna pregunta por el mal, pero también por aquel mal que nos consume lentamente, el peso insoportable de una existencia que no entendemos y se nos escapa de las manos, el miedo a un futuro incierto… Si merece la pena dejar que la vida prosiga inmutable, que los muertos descansen en lugar de pretender entenderlo y sufrir por ello, o bien no es acaso tal cosa una irresponsabilidad, o mirar para otro lado; cuestión poco concluyente. La autopsia de un cuerpo putrefacto, de un país; no nos gustará nada lo que encontraremos en su interior. Se suceden unas conversaciones triviales sobre el yogurt de búfala, los problemas domésticos, la próstata, aunque también diálogos más “elevados” de tono pesimista o apocalíptico, así como el relato continuamente frustrado de una anécdota (la esposa que predice su propia muerte) que contiene la idea central de esta película total, desafiante en su lenguaje y en la densidad y multiplicidad de sus capas.