ANIMAL KINGDOM
Este es el primer parque que visitamos que no tiene su equivalente en Disneyland Paris, aquí ya todo es novedoso y fresco. En líneas generales nos chifló bastante la propuesta. Quizá le falta algo más de contenido, cosa que parece que están intentando solucionar, pero esto nos permitió saborear con más calma los pequeños detalles.
El icono del parque, el Árbol de la Vida, es una escultura colosal con cientos de animales tallados en lo que simula un tronco de baobab. Le acompaña un fondo musical original compuesto especialmente para esta zona, lleno de coros y sonidos exóticos, y con temas dedicados al propio árbol, las estaciones del año, partes del día, fenómenos metorológicos, etc. Estuvimos un buen rato de la tarde del segundo día paseando por los jardines alrededor del árbol, tratando de descubrir el mayor número de animales posible.
Cuando cae la noche te vuelves a quedar ojiplático, ya no sólo con la iluminación del árbol, sino porque los animales que has estado viendo todo el día de repente cobran vida gracias a un sistema de mapeado y proyecciones: el águila bate sus alas, el tigre se levanta y se pone a bostezar, el ciervo se estira…
En cuanto a las áreas temáticas, en este parque tenemos el que es seguramente uno de los mayores logros de WDI: la zona de
Africa o más concretamente al pueblo ficticio de Harambe. Con ese punto de semi-realismo, suciedad en la tematización y la colocación estratégica de vegetación envolviéndolo todo, consiguen crear un microcosmos muy vivo donde parece que los edificios han estado ahí siempre.
Asia sigue la misma tónica que Africa, pero en lugar de crear un entorno vivo y alegre aquí se trata más de buscar lo misterioso e inaccesible (ruinas abandonadas, densas junglas, templos perdidos,…)
Pero sobresaliendo por encima de todo está
Expedition Everest, que me parece otra obra maestra en forma de atracción. A pesar de estar en una esquina del parque, aquí consiguen extender el efecto “weenie” mucho más allá de la zona en la que está ubicada la atracción, en parte gracias al gran lago que tiene delante. Tanto desde Africa, como desde Dinoland o Discovery Island pueden verse pequeños “teaser” de la montaña. Por ejemplo este desde un puente de Africa:
La atracción tiene dos vías de acceso, una por el oeste desde la propia Asia, y otra por el sur desde Dinoland. La segunda es más una entrada por la parte trasera, poco recomendable en la primera visita. Sin embargo al acceder desde Asia todo parece diseñado específicamente alrededor de la atracción con el fin de potenciar la experiencia. En primer lugar te fuerzan a tener una vista completa de la montaña a través de un lateral del lago sin llegar a mostrarte el camino que tienes que recorrer para llegar. Con ello consiguen generar una sensación de lejanía e incertidumbre. La atracción parece estar en el quinto pino gracias a la amplitud que da el reflejo del cielo en el agua o el uso de los árboles ocultando la base de la montaña.
A continuación se produce un giro del recorrido y se pierde momentáneamente de vista la atracción para poco después volver a verla desde un ángulo ligeramente diferente y ya pareciendo algo más cercana. Ahora sí tenemos delante un camino más o menos recto a lo largo del cual se va produciendo una transición gradual de la tematización, desde el Asia ruinoso y civilizado al Asia más misterioso donde sólo llegan los escaladores. Sólo hay que ver cómo está integrada en la temática una simple fuente de beber agua para darse cuenta del nivel de detalle.
Al llegar al final encontramos por fin la entrada a la atracción. La cola discurre entre templos, refugios de exploradores y salas con información sobre el Yeti hasta llegar a una estación de trenes que nos llevarán a la cima de la montaña.
Merece mucho la pena disfrutar de la atracción también con la atmósfera nocturna, cuando el parque esté a punto de cerrar. Es una experiencia inolvidable y muy diferente a por la mañana.
La zona de
Dinoland USA es la más desenfadada, con una parte que tiene más de feria que de parque temático. Es todo un poco soso y bastante mejorable, aunque la idea de mezclar la temática de dinosaurios con el ambiente de gasolinera retro-rural yankee me parece interesantísima.
Por último está la nueva zona de
Avatar donde no hay más opción que rendirse al entorno que han creado por mucho que no te guste la peli. La atracción Flights of Passage es una evolución a lo bestia de Soarin' y una de las cosas más impresionantes que se pueden probar en cuanto a sensaciones.
El parque tiene dos grandísimos espectáculos: Finding Nemo, The Musical (40 minutazos) y Festival of The Lion King, con adaptaciones de las canciones de la película (brutal la versión góspel de Circle of Life). El nuevo show nocturno, Rivers of Light, tiene potencial pero deberían pulirlo bastante para llegar al nivel de los espectáculos de cierre de los otros parques.
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