Una vez más, me pongo a ver (me embarco, sería mejor término) una serie de televisión con el sello de HBO, en concreto OZ, una serie antigua de seis temporadas cortas, que comenzó a finales de los noventa. Y que serie, señores y señoras, que pedazo de serie, ríanse de mariconadas como Prison Break, por favor. Oz no es para estómagos sensibles, toca todos los aspectos más repulsivos y negativos de la vida en la prisión norteamericana, y un abanico de personajes de un cuidado IMPECABLE. No se limita a darte cuatro datos biográficos sobre cada uno, sino que directamente, te mete en la piel de cada uno, hasta que las fronteras del bien y del mal se difuminan, y empiezan a serte simpáticos algunos auténticos hijos de puta.
Sorprende la cantidad de caras conocidas que podemos ver, cuatro actores de Lost (Michael, el señor Eko, Abbadon, Miles...) un actor de las crónicas de Sarah Connor (Dean Winters), Ernie Hudson, la mismísima Carmela Soprano... y más. Muchos más. Menudas interpretaciones que se cascan en esta serie, una de esas series que permite mostrar al actor lo bueno que es de verdad. En nuestro país se emitió por Canal+ quiero recordar, pero me parece que las últimas temporadas ni se doblaron, además una serie como estas exige su versión original, menudos actores, menudos papelazos.
La serie narra la vida en la prisión de Oswald, más conocida como Oz, concretamente en un módulo especial llamado Emerald City, un nuevo modelo de prisión propuesto por el idealista Tim McManus, donde puedan convivir todos los estratos de la prisión, todas las razas y los grupos, en un número controlado. En Emerald City hay más tolerancia y más "privilegios" pero también más reglas (y más cadáveres, como se irá viendo) que en el resto de Oz. No se puede citar a un personaje principal, ni a cinco. Cada temporada aparecen nuevos y se van integrando de tal forma que no se puede elegir a un "protagonista", Oz es una serie decididamente coral, aunque tiene narrador, Augustus Hill (Harold Perrinnau, el Michael de Lost) que va haciendo sus ásperas y crudas reflexiones a la cámara, a la vez que va enseñándonos cómo es la vida en prisión. El personaje de Augustus en si es un secundario, más allá de su papel como narrador.
En la primera temporada tenemos "diseñado" por los guionistas a un personaje con el que resultará fácil identificarse, Tobías Beecher. Típico ciudadano que en la vida ha incumplido las leyes, abogado de prestigio, con familia y con una reputación intachable, que debido a sus problemas con el alcoholismo atropella a una niña. Tobías es un personaje en el que nos podemos reflejar, con los mismos miedos y las mismas dudas que podemos sentir cualquiera hacia esa forma de vida tan nueva y amenazadora como es la cárcel. Nada más llegar a Oz, tiene la desgracia de encontrarse con el personaje de Vern Schillinger, el jefe de la Alianza Aria, que le convierte en su "perra de cárcel" sometiéndole a todo tipo de torturas con las que el espectador se va sintiendo cada vez más ultrajado, y haciendo que el pobre tipo vaya olvidando todo lo que fue su vida anterior y enloqueciendo progresivamente. Ya en el primer episodio, la serie te pilla por los huevos para demostrarte que no es otra estúpida y descafeinada serie americana. Aquí no valen las medias tintas, las cosas se resuelven a hostias o a cuchillazos, abundan las drogas, los problemas raciales, las violaciones, las peleas entre bandas y demás, y no se puede uno quedar en medio, hay que tomar partido y ponerse en un bando.
En los primeros capítulos conocemos también a Kareem Said, líder musulmán con un gran talento para el liderazgo, que poco a poco irá inflamando a la comunidad musulmana de Emerald City para revelarse. Tal y como Said dice en varias ocasiones, su misión es destruir ese sitio, esas leyes occidentales absurdas que solo benefician a los intocables. Por otro lado está el jefe de los negros, Adebisi, un auténtico loco drogadicto, que irá sufriendo no pocos cambios a lo largo de la serie, o el bando de los capos italianos, dirigidos por Nino Schibetta ( y siempre en guerra con los negros). Y así sin parar, por destacar a alguien más, al irlandés Ryan O'Reilly, el típico tío que siempre está en los todos los bandos, y que va liando la madeja, usando a unos contra otros para librarse de aquellos de los que le conviene librarse, "basura manipuladora blanca" como le llaman en una ocasión. Entre el personal de la prisión tampoco están exentos de todo tipo de problemas, y todo esto sin hablar de los interminables secundarios y de los otros personajes que aparecen o cobran relevancia en las siguientes temporadas, como Chris Keller, un auténtico hijo de puta
Pues eso, voy por la cuarta temporada, y lo estoy flipando, y si queréis flipar con una serie dura y realista, cruda y todo lo alejada que es posible de las típicas comedias americanas con risas enlatadas y conflictos repletos de moralina, esta también es vuestra serie. Hay que veces que tras ver varios capítulos seguidos, tengo que apartarme de la pantalla, para recordarme a mi mismo que NO estoy preso yo también, y eso tiene mérito.
Sorprende la cantidad de caras conocidas que podemos ver, cuatro actores de Lost (Michael, el señor Eko, Abbadon, Miles...) un actor de las crónicas de Sarah Connor (Dean Winters), Ernie Hudson, la mismísima Carmela Soprano... y más. Muchos más. Menudas interpretaciones que se cascan en esta serie, una de esas series que permite mostrar al actor lo bueno que es de verdad. En nuestro país se emitió por Canal+ quiero recordar, pero me parece que las últimas temporadas ni se doblaron, además una serie como estas exige su versión original, menudos actores, menudos papelazos.
La serie narra la vida en la prisión de Oswald, más conocida como Oz, concretamente en un módulo especial llamado Emerald City, un nuevo modelo de prisión propuesto por el idealista Tim McManus, donde puedan convivir todos los estratos de la prisión, todas las razas y los grupos, en un número controlado. En Emerald City hay más tolerancia y más "privilegios" pero también más reglas (y más cadáveres, como se irá viendo) que en el resto de Oz. No se puede citar a un personaje principal, ni a cinco. Cada temporada aparecen nuevos y se van integrando de tal forma que no se puede elegir a un "protagonista", Oz es una serie decididamente coral, aunque tiene narrador, Augustus Hill (Harold Perrinnau, el Michael de Lost) que va haciendo sus ásperas y crudas reflexiones a la cámara, a la vez que va enseñándonos cómo es la vida en prisión. El personaje de Augustus en si es un secundario, más allá de su papel como narrador.
En la primera temporada tenemos "diseñado" por los guionistas a un personaje con el que resultará fácil identificarse, Tobías Beecher. Típico ciudadano que en la vida ha incumplido las leyes, abogado de prestigio, con familia y con una reputación intachable, que debido a sus problemas con el alcoholismo atropella a una niña. Tobías es un personaje en el que nos podemos reflejar, con los mismos miedos y las mismas dudas que podemos sentir cualquiera hacia esa forma de vida tan nueva y amenazadora como es la cárcel. Nada más llegar a Oz, tiene la desgracia de encontrarse con el personaje de Vern Schillinger, el jefe de la Alianza Aria, que le convierte en su "perra de cárcel" sometiéndole a todo tipo de torturas con las que el espectador se va sintiendo cada vez más ultrajado, y haciendo que el pobre tipo vaya olvidando todo lo que fue su vida anterior y enloqueciendo progresivamente. Ya en el primer episodio, la serie te pilla por los huevos para demostrarte que no es otra estúpida y descafeinada serie americana. Aquí no valen las medias tintas, las cosas se resuelven a hostias o a cuchillazos, abundan las drogas, los problemas raciales, las violaciones, las peleas entre bandas y demás, y no se puede uno quedar en medio, hay que tomar partido y ponerse en un bando.
En los primeros capítulos conocemos también a Kareem Said, líder musulmán con un gran talento para el liderazgo, que poco a poco irá inflamando a la comunidad musulmana de Emerald City para revelarse. Tal y como Said dice en varias ocasiones, su misión es destruir ese sitio, esas leyes occidentales absurdas que solo benefician a los intocables. Por otro lado está el jefe de los negros, Adebisi, un auténtico loco drogadicto, que irá sufriendo no pocos cambios a lo largo de la serie, o el bando de los capos italianos, dirigidos por Nino Schibetta ( y siempre en guerra con los negros). Y así sin parar, por destacar a alguien más, al irlandés Ryan O'Reilly, el típico tío que siempre está en los todos los bandos, y que va liando la madeja, usando a unos contra otros para librarse de aquellos de los que le conviene librarse, "basura manipuladora blanca" como le llaman en una ocasión. Entre el personal de la prisión tampoco están exentos de todo tipo de problemas, y todo esto sin hablar de los interminables secundarios y de los otros personajes que aparecen o cobran relevancia en las siguientes temporadas, como Chris Keller, un auténtico hijo de puta
Pues eso, voy por la cuarta temporada, y lo estoy flipando, y si queréis flipar con una serie dura y realista, cruda y todo lo alejada que es posible de las típicas comedias americanas con risas enlatadas y conflictos repletos de moralina, esta también es vuestra serie. Hay que veces que tras ver varios capítulos seguidos, tengo que apartarme de la pantalla, para recordarme a mi mismo que NO estoy preso yo también, y eso tiene mérito.