Películas que vais viendo en casita

EL ESPEJO ROTO (Non aver paura della zia Marta, 1988 -Mario Bianchi)



Producción de terror respaldada por Lucio Fulci como productor, forma parte de una serie de obras presentadas por Lucio Fulci, con directores que en muchos casos son considerados sus discípulos.. La película, dirigida por Mario Bianchi ("La banda Vallanzasca", 1977), ofrece un relato intrigante aunque algo simple y exagerado, con algo de erotismo que sube el listón, también con homenajes a clásicos del género como "Psicosis" (Alfred Hitchcock, 1960) y "El Resplandor" (Stanley Kubrick, 1980), aunque se olvida fácilmente.
 
El circo de los vampiros, Robert Young (1972)

En un pueblo donde, tiempo atrás, un vampiro lanzó una maldición contra los habitantes del lugar y juró volver a la vida, se presenta un circo ambulante que promete maravillas incomparables, en el momento en que una epidemia de peste ha provocado el confinamiento de la localidad…

Normalmente visto como un título menor en la filmografía de la Hammer, pertenece a la época en que la productora británica tuvo que lidiar con una nueva generación de terror moderno, sangriento y desatado, adoptando estrategias similares con mayor o peor fortuna. Lo cierto es que los minutos iniciales de prólogo dan el pego y son lo mejor y más interesante, pese a haberlo visto miles de veces; castillos y criptas con murciélagos, un conde (trasunto claro de Drácula) que mantiene a los temerosos lugareños bajo su poder, aldeanos enfurecidos con antorchas… y a partir de ahí, secuencias de erotismo lánguido, con el conde haciendo despertar la sensualidad femenina, una escena de connotaciones muy chungas que involucra a una menor de edad… y la furia castigadora de los hombres contra la zorra adúltera que ha osado caer en los brazos del vampiro.

Lo que veremos se sostiene a partir de una idea, la de un circo integrado por chupasangres que integran una particular familia y que utilizan sus facultades sobrenaturales para el espectáculo, tales como transformaciones animales, espejos deformadores, fuerza sobrehumana etc. pero poco aprovechada, en una trama por lo general bastante monótona, deshilachada (no faltan incluso ciertas partes que recuerdan a un western). Los personajes cuesta distinguirlos, son más bien carnaza y deambulan como pollos sin cabeza, con la simbología habitual (el temor a los crucifijos) y la presencia de secundarios como David Prowse (Darth Vader), eterno gigantón silencioso, o el infaltable efebo setentero John Moulder-Brown haciendo lo que puede.

A destacar otro momento, bastante pegote pero llamativo, que es el de la seductora danza con la “tigresa” (una actriz con body paint), indudablemente cachonda y diría que tirando a sadomasoquista en sus implicaciones.

Es alucinante pensar que ese año se estrenaron películas como La última casa a la izquierda (hoy lo habrían llamado torture porn, una película áspera, desagradable, y con un uso muy adecuado de la BSO) y que en los años inmediatamente posteriores se estrenarían El exorcista, o La matanza de Texas, lo que da muestras de lo perdida que estaba la casa del martillo.

La Hammer hizo lo que pudo, básicamente, reforzar la sensualidad (pasamos de vampiras en camisón a vampiras sin camisón) y la dosis de hemoglibina y sordidez de sus historias... pero sus películas seguían ancladas en una trama decimonónica, que no funcionaba. Nadie temblaba ya de miedo al ver aparecer al enésimo engendro remendado del doctor Frankenstein, o al vampiro de turno dando vueltas por un polvoriento castillo, por mucho que ahora los procesos médicos del Barón fuesen expuestos ante el público de forma mucho más explícita, o que las seducciones vampíricas incluyesen mordeduras en zonas, digamos, más sugerentes que el cuello.

También intentaron experimentar y renovarse, pero con pobres resultados casi siempre. Ahí está la confusa y extraña "L.a monja poseída", un exploit de la temática satánica tan en boga desde finales de los 60, con sectas y venidas del Anticristo, una especie de coctelera que mezcla la estupenda cinta de la Hammer "La novia del diablo" con títulos modernos como "El exorcista" o "La profecía". No funciona.

Mucho más interesante me resulta "Miedo en la noche". No es que sea algo original. Trama mil veces vista, mujer neurótica y con un pasado de escasa salud mental, se traslada a un entorno desierto con su marido, y empieza a alucinar, sin saber si está volviéndose loca, o si le están haciendo luz de gas. Aunque se habrán hecho 20.000 telefilmes para Antena 3 con esos mimbres, es muy interesante. El reparto incluye a Joan Collins, Ralph Bates y a un testimonial pero fabuloso Peter Cushing, el lugar elegido para ambientar la película la dota de una atmósfera inquietante (una escuela abandonada, que está a punto de ser reabierta) y Cushing aporta un tono ambiguo muy conseguido.

Aunque la Hammer no tuvo ninguna oportunidad de competir con las nuevas corrientes de terror que venían, sí que su última etapa dejó cintas muy interesantes, como el Dr. Jekyll y su hermana Hyde, las dos últimas entregas de la saga Frankenstein (Frankenstein y el monstruo del infierno, y el remake de La maldición de Frankenstein con Ralph Bates, El horror de Frankenstein). No corrió la misma suerte su vampiro, que claramente fue a peor.
 
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